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Perder un hijo por cáncer es, también, muy costoso: estudio

Reuters

Por Amy Norton

Muchas familias que pierdenun hijo por cáncer no sólo están devastadas emocionalmente,sino también económicamente.

Tras entrevistas a padres de Estados Unidos y Australia, unequipo halló que la mayoría había tenido que reducir el trabajodurante la enfermedad de sus hijos con las consecuentespérdidas económicas que eso implica.

Un cuarto de las familias de Estados Unidos y el 39 porciento de las de Australia dijeron que habían tenido muchosproblemas financieros durante el tratamiento oncológico de sushijos.

Un tercio de las familias de Australia y el 19 por cientode las estadounidenses había perdido más del 40 por ciento desus ingresos porque el padre o la madre habían dejado detrabajar o reducido la carga laboral.

Y esa pérdida es "catastrófica", dijo la doctora VeronicaDussel, del Instituto del Cáncer Dana-Farber, en Boston.

"Esto demuestra que el costo de perder un hijo por cáncerexcede lo emocional", escribe el equipo en Journal of ClinicalOncology. Este es uno de los primeros estudios sobre la cargaeconómica de perder un hijo por cáncer y sugiere que esastensiones financieras superarían a las que viven las familiascon un hijo sobreviviente al cáncer.

Dussel indicó que la carga es aún mayor en las familias coningresos relativamente bajos: el 16 por ciento de las deEstados Unidos y el 22 por ciento de las australianas habíancaído por debajo de la línea de pobreza durante la enfermedadde sus hijos.

El estudio incluyó a 141 familias con un hijo que habíasido tratado en uno de dos hospitales pediátricos de EstadosUnidos y a 89 familias con un hijo atendido en un centro deAustralia.

Las familias australianas tuvieron más dificultadeseconómicas. Las de Estados Unidos, en cambio, tendieron arecurrir a la recaudación de fondos. "Pero es difícil saber sieso explica la diferencia en los problemas financierospercibidos", dijo Dussel.

El equipo opina que el estudio sugiere que las políticas ylos recursos en los tres centros estudiados no habrían sidosuficientes como para evitar el sufrimiento económico yemocional de las familias.

"Las acciones para prevenir o reducir la pérdida deingresos aliviaría el estrés familiar", sugirió Dussel.

El tipo de cáncer y su duración no explicaron el alcance delos problemas financieros familiares.

Los padres más jóvenes y aquellos con menor nivel educativofueron más propensos a mencionar esas dificultades, mientrasque el nivel de pobreza previo a la enfermedad estuvosólidamente asociado con el estrés económico posterior.

Se necesitan más estudios para conocer qué medidas deprevención serían las más efectivas, pero el equipo sostieneque hay que ayudar a las familias a aprovechar los recursosdisponibles.

FUENTE: Journal of Clinical Oncology, online 4 de enero del2011

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