Este artículo se publicó hace 15 años.
El peronismo dirime su futuro en las urnas
Argentina celebra hoy unas elecciones legislativas que se han convertido en un plebiscito a la presidenta Cristina Fernández. Kirchner y De Narváez pugnan por el liderazgo del partido
"El peronismo es como los gatos, cuando parece que nos peleamos en realidad nos estamos reproduciendo". Nadie mejor que Juan Domingo Perón para explicar el fondo y la forma del justicialismo: una máquina de poder que se reproduce y que todos pelean por dirigir.
Así debe entenderse la elección de hoy: una disputa interna abierta en la provincia de Buenos Aires, donde el ex presidente Néstor Kirchner medirá su liderazgo en el peronismo frente al magnate Francisco De Narváez, de Unión-PRO.
La fragmentación del Partido Judicialista debilita al ex presidenteCon una leve ventaja en las encuestas, Kirchner se juega mucho. No sólo apuesta el capital político que le queda, sino que arriesga al gobernador bonaerense, Daniel Scioli, y al jefe de Gabinete (equivalente al Primer ministro), Sergio Massa, que lo acompañan en su lista.
La división en el peronismo le ha restado apoyo a Kirchner. Entre ambas fuerzas, suman cerca del 70% de la intención de voto de la provincia. De contar con toda la maquinaria del partido a su favor, el comicio sería un trámite. Así ocurrió con la elección presidencial de Cristina Fernández en este distrito en octubre de 2008. Pero el conflicto con los productores agropecuarios por la subida de tasas a sus productos provocó una sangría de votos que se pagará cara.
La primera consecuencia de la elección es que afectará a la gobernabilidad de Cristina Fernández. La renovación de la mitad de la Cámara de Diputados y de un tercio del Senado dejará al Frente para la Victoria (FPV) de Kirchner con 110 o 112 escaños, 16 menos de los que tiene en la actualidad. La oposición, fragmentada, puede pasar de 121 a 147.
Las luchas internas pueden dejar a otras opciones con las manos vacíasAdemás, el del FPV podría ser el primer gobierno de signo peronista en perder la mayoría en el Senado. Con una proyección de 35 legisladores, necesitará tejer alianzas para sumar los dos asientos necesarios para sacar adelante leyes clave para el futuro del país.
Desde sus orígenes en 1945, el movimiento peronista ha sido una fuerza maleable que ha integrado a los trabajadores y los sindicatos en una estructura de poder territorial. Su núcleo duro está en la provincia de Buenos Aires. Especialmente, en el cinturón que rodea a la capital, donde Perón concentró las industrias, y que funcionó como efecto llamada para los ciudadanos del interior que buscaban trabajo. Se concentraron en el segundo anillo, el que hoy aglutina a los tres millones de votantes que definirán los comicios.
Las peleas intestinas del peronismo han sido una constante desde el derrocamiento de su fundador en 1955. La división más evidente, entre el ala izquierda y la derecha, se cristalizó en la sangrienta década del setenta.
Kirchner, que estudió abogacía en esos años, se presenta como la renovación del peronismo desde el izquierdismo. Los archivos periodísticos, sin embargo, le colocan como un personaje clave en la privatización de YPF durante la década neoliberal de los noventa, cuando era gobernador de Santa Cruz y Carlos Menem presidente.
Pese a ello, desde que llegó a la presidencia en 2003, enarbola la bandera de la justicia social, la lucha contra los residuos de la dictadura, la defensa de la nacionalización de Aerolíneas Argentinas y de los fondos de jubilaciones y pensiones. Ese ha sido el eje ideológico, "lo-que-se-vota" en estas elecciones. Sobre su gran rival de hoy, Francisco De Narváez, dijo en el cierre de campaña que "quiere volver a la década neoliberal, al desempleo y a la improductividad".
En la recta final de las elecciones, el alcalde de Buenos Aires y socio político de De Narváez, Mauricio Macri, entregó en bandeja a Kirchner el argumento que buscaba al decir que favorecía la reprivatización de esas empresas. Ante la sorpresa general, De Narváez lo contradijo. La confusión generada puede ser demoledora para decantar el voto de los indecisos.
Herederos de PerónPero pocos creyeron al mediático candidato de Unión-PRO, que ha escuchado los consejos para "desperonizar la campaña". Una excentricidad en un distrito que vota peronista. En 2003, De Narváez financió la campaña presidencial de Carlos Menem. Es cercano al ex presidente Eduardo Duhalde, quien además de prestarle lo que queda de su estructura caciquil, lo ha unido a Macri.
Este entramado ha servido a la candidata del Acuerdo Cívico y Social, Margarita Stolbizer, para reclamar que ella es la única heredera del verdadero cambio frente a los peronismos de Kirchner y De Narváez. "Cuando dicen que no son peronistas, están diciendo que no son de verdad lo que dicen ser", explican fuentes de su partido. De Narváez afiliado al peronismo, ya mantuvo un pulso por el poder judicialista con Kirchner. En sus filas está Claudia Rucci, hija del líder sindical asesinado en 1973 tras una lucha interna feroz.
Al igual que en 2005, cuando las que competían por un puesto en el Senado eran Cristina Fernández e Hilda Chiche Duhalde, Stolbizer critica que el peronismo vaya a una pelea interna descarnada que puede dejar al resto de fuerzas con las manos vacías.
"Después del 28 de junio va a faltar muy poco para que ambas terminen juntas", aseguró Stolbizer. La candidata de ACyS está convencida de que al peronismo le trae sin cuidado el nombre del ganador, siempre que esté en sus filas. Ocuparán la mayoría de los asientos en el Congreso y en los parlamentos locales. Una vez que mañana se conozca al vencedor, gobernadores y sindicatos enfrentados volverán a unirse. "Para un peronista no hay nada mejor que otro peronista". Palabras de Perón.
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