Este artículo se publicó hace 16 años.
El fin de la pesadilla de las familias
"Emoción" es la palabra más repetida hoy por los familiares de los tripulantes del "Playa de Bakio". Marián Álvarez, hija del patrón de pesca de la embarcación, Amadeo Álvarez, explicaba a Público pasadas las seis y media de la tarde que un portavoz del Gobierno les había comunicado la liberación del barco. A esas horas, la familia todavía no sabía cuándo podría reunirse con su padre, pero desde la casa armadora ya les habían confirmado que comenzarían las gestiones para repatriar a los secuestrados.
"Estamos muy contentos", repite la hija del patrón de pesca. El teléfono de la casa de los Álvarez no dejaba de sonar. Comenzaba así el fin de unos días en los que más allá de la incertidumbre, se acumulaba también el cansancio por la presión mediática. De hecho, Ainhize Sesma, hija del otro engrasador del "Playa de Bakio" había pedido espacio para las familias el pasado jueves. Sesma hablaba de estrés. En Galicia, y ante la complicación de la situación de las familias, la Consellería de Pesca se había puesto en contacto el pasado viernes con los ayuntamientos en los que viven las familias de los secuestrados para poner en marcha un dispositivo de asistencia psicológica.
Desde que el barco fue apresado, los tripulantes del atunero llamaban a sus familias -algunos de ellos a diario-. Se trataba de comunicaciones muy breves que en muchos casos parecieron interrumpidas por la presión de los secuestradores. Los abruptos finales de las llamadas efectuadas por los marineros a las familias incluían siempre un "bye bye" -nada habitual en el País Vasco ni en Galicia-, seguramente destinado a que los captores entendiesen que la conversación estaba siendo finalizada. Así transcurrió, por ejemplo, la llamada relatada a Público el pasado lunes por por la segunda de las hijas de Amadeo Álvarez, Rosa Álvarez: "Nos dijo que estaba bien y que no hay ningún herido", explicaba la joven. "No le dejaron decir nada más, mi madre intentó decirle algunas cosas, que estuviese tranquilo, pero enseguida le cortaron la llamada". La familia de Amadeo Álvarez, y las de los otros 25 marineros secuestrados, celebran desde hoy el final.
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