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La resurrección crítica de Daniel Bensaïd
Francia y España recuperan la obra del filósofo un año después de su muerte
Hace sólo un año fallecía el filósofo francés Daniel Bensaïd, histórico del trotskismo del siglo XX y motor intelectual de la nueva radicalidad en los primeros pasos del XXI. Para acabar de rellenar el "extraño vacío" en palabras del editor Eric Hazan que ha dejado este pensador, varios actos están en preparación en Francia. Y muchas publicaciones y traducciones al español listas para publicarse en 2011. Nada de celebraciones solemnes. Sí más pensamiento y acción.
Las Ediciones La Fabrique, pequeña casa insurreccional y editorial parisina de Eric Hazan, acaba de sacar Todo es aún posible, provocador título escogido por el editor y el autor, el periodista y realizador Fred Hilgemann, para las últimas entrevistas y encuentros con Bensaïd.
Su fallecimiento ha dejado un «extraño vacío» en la izquierda gala más activa
Provocador, porque retoma y retuerce el que fuera slogan presidencial de Nicolas Sarkozy, máximo exponente del intento de restauración conservadora europea. Y lo hace tras el "octubre francés" contra el recorte de pensiones, inmenso aldabonazo de jóvenes, empleados del sector privado y jubilados, que lograron ponerse de acuerdo para paralizar el país. Una protesta que, por su carácter multiforme y por la empatía entre sectores muy diversos de la sociedad, fue una aplicación práctica de algunas de las pistas trazadas por Bensaïd y utilizadas para fundar el Nuevo Partido Anticapitalista (NPA).
La lucha final cotidiana
En Francia, una de las más influyentes revistas teóricas del comunismo, Contre-Temps, publica en su último número el especial La filosofía de Daniel Bensaïd: la cuestión del tiempo, centrado en una de sus líneas de trabajo más fértiles para los movimientos sociales: su filosofía de la historia. Fue uno de los primeros en darse cuenta, a partir de 1994, de que, si bien no hay determinismo histórico, ni períodos, ni probablemente "lucha final", sí hay combates constantes que, en medio de la incertidumbre, "acercan al comunismo".
Sus ensayos empiezan a interesar más allá de los círculos académicos y militantes
Así ocurrió un año después, en 1995, cuando los franceses derribaron a un primer ministro que intentaba privatizar parcialmente la seguridad social y recortar masivamente pensiones.
Josep Maria Antentas, profesor de sociología en la Universidad Autónoma de Barcelona y uno de los cerebros de las traducciones al español de Bensaïd, lo explica así: "Su legado más importante fue repensar una estrategia para la izquierda revolucionaria. Por un lado, cambiar el mundo era una necesidad evidente para él, no hay duda. Pero esa posibilidad es totalmente incierta, no se sabe si la apuesta va a salir bien. Es lo que él llamaba la "apuesta melancólica". Tan necesaria como incierta. No hay ninguna garantía. Expresaba una fe inquebrantable en el compromiso político, pero ninguna certidumbre de la victoria. No hay victoria final".
En Toulouse, ciudad natal de Bensaïd, varios de sus amigos más cercanos organizarán en febrero el lanzamiento de la asociación El mayo de Daniel Bensaïd / Resistencia a la moda dominante, con la participación del programa radiofónico estelar del pensamiento crítico en Francia, La-bàs si j'y suis, de Daniel Mermet.
La editorial Lignes prepara, para la primavera, la publicación de una obra inacabada del autor, titulada Espectáculo estadio supremo del fetichismo, que retoma los cursos magistrales impartidos por Bensaïd en el curso 2007-2008. Aunque eso de "magistrales", en el caso de Bensaïd, era muy matizado: "Pese a su inmenso saber, siempre respetaba el principio de la igualdad, de colocarse en línea horizontal con el otro, especialmente con sus estudiantes", cuenta Hazan.
No es de extrañar esa profusión en Francia. Como cuenta Eric Hazan, "somos muchos en pensar eso, que deja un vacío extraño", porque "servía de puente entre quienes estamos seguros de que este sistema ya se derrumba, y quienes siguen actuando como militantes clásicos". El fue también "el nexo entre los militantes a la antigua, de su generación del 68, y los nuevos rebeldes". Y, por si faltaba poco, como explica Josep Maria Antentas, fue el único capaz de "combinar clásicos de marxismo, clásicos del pensamiento crítico, con autores heterodoxos, como Auguste Blanqui, Walter Benjamin y hasta personajes como Juana de Arco".
Bensaïd era uno de los grandes dinamizadores del mundillo variopinto de las izquierdas franceses y de su poder para movilizar a la sociedad para frenar los excesos del neoliberalismo. Sus conversaciones en el café Charbon, otrora conocido por las cucarachas que se escapaban de la máquina de cacahuetes y hoy bar de moda burgués-bohemio, eran memorables. También es normal que siga vivo su recuerdo, porque "vivió con alegría, una alegría que yo recuerdo hasta el final, cuando ya estaba muy enfermo por su cáncer", cuenta Hazan.
Más sorprendente es que sus obras empiecen a interesar en España más allá del círculo estrictamente militante o del círculo académico. Recientemente, la editorial Icaria publicó Fragmentos descreídos, una confesión de la apuesta vitalista, racional y casi cartesiano-revolucionaria de Bensaïd, frente a la tentación a replegarse en la religión, la identidad, la banderita de cada uno. Una reflexión antigua, que le sirvió de base posterior para su Elogio de la política profana, traducido al español poco antes de su muerte.
En breve, Edhasa publicará Marx, modo de empleo, con dibujos de Charb; Sequitur editará La sonrisa del espectro; Anthropos, el hermoso Walter Benjamin, centinela mesiánico, y Editorial Popular, El nuevo internacionalismo. "Hay una gran incertidumbre en el momento actual, a causa de la mayor crisis en décadas. La legitimidad del neoliberalismo está erosionada, pero todavía no hay fuerza para derribarlo, porque la izquierda anticapitalista es socialmente minoritaria y además sube la extrema derecha. En ese escenario incierto, la obsesión por la estrategia revolucionaria de Bensaïd es aún más central", zanja Antentas.
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