Este artículo se publicó hace 15 años.
Los secuestros se negocian en bufetes de abogados de Londres
La legislación británica permite el pago de rescates
Piratas y abogados están todos en el mismo barco. Unos secuestran barcos y otros negocian por ellos con el gobierno de turno el pago del rescate. Aunque suene a película de Hollywood, la realidad es que la liberación de gran parte de los buques secuestrados en el estrecho de Adén se negocia en varios bufetes de abogados en Londres. Básicamente, porque el pago de un rescate no es delito en Reino Unido, siempre y cuando el que se lleva el dinero no esconda un fin más oscuro que el de su propio enriquecimiento personal.
Uno de estos abogados habló con el diario The Guardian en noviembre del año pasado explicando que el proceso no es nada sencillo. "No hay nada ilegal en la ley inglesa respecto al pago de un rescate en sí mismo. Eso sí, tenemos que asegurarnos de que el dinero que va a los piratas no sirve para financiar el terrorismo". Si fuera ese el caso, entonces estos bufetes estarían violando la ley anti-terrorista y se meterían en problemas.
Hay letrados especializados en la negociación con los piratas
Un mes después, en diciembre de 2008, la BBC emitió dos extensos reportajes en los que se explicaba con toda clase de detalles los pasos que se dan desde que los piratas secuestran un barco hasta que se les entrega el dinero y liberan a la tripulación. En el caso de los piratas, lo primero es ponerse en contacto con los propietarios del barco. Fahid Hassan, experto somalí en este tipo de negociaciones dijo a la cadena británica que "toda la documentación está en el barco, así que los secuestradores saben rápidamente con quién se tienen que poner en contacto". Lo hacen por teléfono la mayoría de las veces, aunque en algunas ocasiones incluso "por mensajes de texto".
De la otra parte está el armador, que cuando se entera de que uno de sus buques ha sido secuestrado, descuelga el teléfono y llama a una de estas firmas de abogados en Londres. Stephen Atkins, abogado especializado en piratería, lo explica con toda tranquilidad y puede que con demasiada ligereza. "Esperamos que nos llamen lo antes posible. Después, cómo se llevan a cabo las negociaciones es una decisión de equipo, no existe un libro sobre cómo negociar con piratas", afirma.
Visto de ese modo, regatear con piratas parece todo un arte. La negociación se puede resolver en unos días o en varios meses. Es lo habitual. Los piratas piden al principio una suma de dinero desorbitada y los intermediarios más veteranos hacen su trabajo y la rebajan. Con el acuerdo cerrado, viene el último paso y el más arriesgado: el pago del rescate.
"Cobramos lo mismo que cobraríamos por otro trabajo"
El abogado al que entrevistó The Guardian insistía en que "financiar estos acuerdos, conseguir el dinero, contratar a alguien que lo entregue por tierra o por mar, es una tarea muy difícil y muy peligrosa". Al final, la mayor parte de las veces el dinero se entrega por mar, pero los negociadores corren el peligro de ser secuestrados también.
La ética profesionalEn la trastienda queda la ética. Los abogados se llevan su parte del pastel como intermediarios entre secuestradores y secuestrados. Según la BBC, España acusó en su momento al Reino Unido de enriquecerse a costa del crimen organizado con estos negocios. Para Atkins, "nadie se está aprovechando de la situación. Nosotros cobramos lo mismo que cobraríamos por cualquier otro tipo de trabajo".
Desde ese punto de vista parece cierto. Los abogados no hacen un trabajo muy distinto al que puedan llevar a cabo en un proceso de divorcio. Se trata de poner de acuerdo a todas las partes. Y así lo hacen desde hace muchos años. Sólo que en este caso, hay vidas humanas en juego.
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