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El sofá, en la cresta de la ola

El auge de las redes sociales impulsa el hospedaje gratuito en cualquier parte del mundo.

MIRIAM QUEROL

El alojamiento es gratuito. Dispones de guía local. Y es la mejor manera de quitarse la etiqueta de turista y colgarse la de viajero. Sólo hay que practicar el couchsurfing. O lo que es lo mismo: pasar las vacaciones de sofá en sofá.

El couchsurfing o 'surfeo en el sofá', una red social de Internet en la que los usuarios ofrecen hospedaje por todo el mundo de manera desinteresada, vive su mejor momento gracias al tentacular fenómeno de las networks y a una sofocante crisis que amenaza cualquier plan veraniego. En una sociedad en la que cualquier joven medianamente activo en Internet tiene 500 amigos en facebook, el éxito de este proyecto ha sido rotundo: hace cinco años, uno después de que Casey Fenton, un consultor de New Hampshire, pusiera en marcha la web www.couchsurfing.com había unos 200.000 usuarios en 200 países. Hoy son más de un millón.

Gael, francesa residente en Madrid, es una de ellos. El año pasado viajó sola por Argentina y Chile. 'La experiencia ha sido muy positiva. Es una manera de conocer gente, de visitar el país con personas de allí, que te dan indicaciones'. 'Lo peor que te puede pasar', dice, 'es que no tengas mucho en común con la persona que te aloja o que esté ocupado. En ese caso, te da las llaves y vas a tu aire'. Con muchos de ellos mantiene el contacto a través de facebook, messenger, skype..., sistemas que retroalimentan la maraña de relaciones a través de Internet.

Para participar en la red, sólo hay que crear un perfil indicando los datos personales, gustos, aficiones, manías o preferencias. Entre los criterios de búsqueda de hospedaje están edad, sexo, zona, espacio disponible... Cada uno ofrece su casa bajo las condiciones que él mismo propone. No se trata de un intercambio. El usuario elige si quiere o no recibir a otros viajeros en su casa. 'Yo dejaba un colchón en el salón hasta ahora, que me he mudado', explica Gael, que vivía en un piso céntrico de la capital. 'Por aquí ya han pasado unas 10 o 12 personas'. Por lo general, se quedan dos o tres noches, 'porque luego te apetece volver a tu intimidad'. En cuanto a la seguridad, Gael explica que a ella la network le da 'confianza'. 'Si hay algún problema', explica, 'tienes el contacto de una persona delegada en cada país a la que puedes acudir'. 'En realidad,', continúa, 'la mejor medida de seguridad es la valoración de los usuarios'.

Coachsurfing es la más popular pero no la única red social de hospedaje gratuito. Hospitality Club fundada en 2000, es la más veterana. BeWelcome también atrae a un buen número de usuarios. Todas se basan en la premisa del intercambio cultural y de experiencias, sin ningún tipo de coste, aunque se invita a realizar una donación simbólica para el mantenimiento de la página.

Los surferos de sofás suelen repetir. Gael está pensando en ir este año a Portugal. 'Pero lo veo más complicado porque voy a viajar con amigos y esta experiencia es más apropiada cuando viajas solo: es más fácil que haya espacio y aprovechas para conocer a gente'. La alternativa es Francia, su país, 'donde siempre puedo practicar couchsurfing en casa de mis padres'.


www.couchsurfing.comwww.hospitalityclub.orgwww.bewelcome.org

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