Este artículo se publicó hace 12 años.
Subvenciones en peligro
Debate en Italia sobre los subsidios a los diarios
Con una deuda pública que llega al 120% del PIB, ¿debe el Estado seguir financiando los diarios de los partidos políticos, de las cooperativas de periodistas o de las minorías lingüísticas? El primer ministro italiano, Mario Monti, tiene en sus manos una patata caliente que hoy tiene en vilo a más de cien publicaciones y a 4.000 profesionales. La primera decisión se tomó el pasado viernes, con el desbloqueo de los 53 millones de euros prometidos por el Ejecutivo de Silvio Berlusconi para 2011. El nuevo subsecretario del Gobierno, Paolo Peluffo,prometió a la Federación Nacional de la Prensa Italiana (FSNI) que en breve se ocuparía de asegurar los recursos para este año.
Pero, para diarios como Liberazione, el órgano de información del partido Rifondazione Comunista, ya es demasiado tarde. Fundado en 1991, el 30 de diciembre salió por última vez a los kioscos y desde entonces sus 50 trabajadores ocupan la redacción esperando una solución por parte del Gobierno. No es más que el primero de lo que se antoja una larga lista: el próximo miércoles dejará de publicarse por el mismo motivo el boloñés L'Informazione, cuyos 36 empleados están de huelga desde mediados de enero.
El fondo estatal para los periódicos surgió en 1981 con Arnaldo Forlani
El fondo estatal para la prensa surgió en 1981 con el Gobierno democristiano de Arnaldo Forlani, que prometió financiación a todos los periódicos que se presentaran como órgano de información de un partido político con representación parlamentaria.
La ley sufrió varias modificaciones haciendo cada vez más y más sencillo el acceso a las ayudas públicas a cualquiera que se inventara una cabecera, pero el verdadero cambio llegó en 2001. Ese año, el Gobierno de Silvio Berlusconi exigió a todas las publicaciones constituirse en cooperativa para poder seguir disfrutando de la subvención, lo que propició todo tipo de abusos. Muchos empresarios se dedicaron a hacer negocio cediendo la explotación de las supuestas cabeceras de partido a cooperativas creadas ad hoc. Así surgieron Il Foglio y Libero, diarios berlusconistas al 100%.
Otros montaron periódicos ficticios con el único objetivo de financiar sus negocios personales. El caso más sonado es el de Valter Lavitola, exdirector del diario L'Avanti! (copió el nombre de un famoso periódico de izquierdas), que recibió 20 millones de euros en siete años. Lavitola está huido en Panamá desde el verano pasado, tras ser verse envuelto en uno de los escándalos de prostitución de Il Cavaliere y, según se demostró, mientras al kiosco llegaban cada día dos o tres copias del periódico, él desviaba fondospara sus empresas de pesca.
En 2001, una ley de Berlusconi propició la corrupción para adquirir las ayudas
Todo esto, financiado por el contribuyente, pone en duda la viabilidad del sistema en tiempos de crisis. Aunque se corre el riesgo de que los periódicos que realmente aprovechan esas ayudas y hacen un trabajo digno acaben cerrando. Este es el caso de L'Unità, Il Manifesto o L'Opinione. El primero, fundado en 1924 por Antonio Gramsci como órgano de información del Partido Comunista (hoy cercano al Partido Democrático), es considerado una de las voces más importantes del mundo de los trabajadores y de los derechos sociales y su desaparición sería un atraso para la libertad de prensa en Italia.
Petición a MontiLos directores de esos medios y otros seis más enviaron una carta a Monti en diciembre pidiéndole un respiro. Pero, además de la crisis y los recortes (en el último año perdieron el 70% de las subvenciones), en su contra juega también la aparición de varios medios independientes que renunciaron a las ayudas públicas y que han demostrado poder mantenerse sin ellas.
Corren el riesgo de cerrar L'Unità', Il Manifesto' y L'Opinione'
El mejor ejemplo es Il Fatto Quotidiano, nacido en 2009 gracias a los seis millones de euros que recaudaron con su campaña de suscripciones los fundadores, Marco Travaglio, Antonio Padellaro y Peter Gómez, y que en apenas un año ya vendía más de 100.000 ejemplares al día.
El panorama italiano no es mucho más alentador que el español. La semana pasada cerraron dos periódicos que no gozan de ayudas: Sardegna 24, cuyo último número se publicó ayer y el gratuito City, que cesará el miércoles.
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