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La visita de Sarkozy a Argel busca apuntalar las relaciones y disipar tensiones

EFE

La visita de Estado que el presidente francés, Nicolas Sarkozy, comienza el lunes a Argelia y que estuvo a punto de ser suspendida por la polémica levantada en Argel sobre su origen judío, persigue apuntalar las relaciones entre ambos países y disipar las tensiones.

Las recientes declaraciones a un diario de Argel del ministro argelino de Excombatientes, Mohamed Cherif Abbas, fueron el detonante de nuevas tensiones que pudieron llevar al traste esta visita, al acusar a Sarkozy de haber llegado al poder gracias al apoyo del "lobby" judío francés.

Las palabras de Abbas, quien en última instancia trató infructuosamente de suavizar sus declaraciones, abrió un nuevo capítulo en la larga historia de incidentes políticos entre Francia y su antigua colonia, obligando al presidente argelino, Abdelaziz Buteflika, de mediar en el caso.

Buteflika rechazó las apreciaciones de su ministro y aseguro a Sarkozy, en una entrevista telefónica, que sería recibido "como amigo", tras lo cual el mandatario galo declaró cerrado el incidente.

Pese a ello no faltan los temas conflictivos que perduran en unas relaciones que se caracterizan por sus constantes altibajos. Argel no ha apreciado que Sarkozy, que no pertenece a la generación de la guerra de Argelia, se haya negado a pedir oficialmente perdón por ese sangriento pasado.

El rechazo de Sarkozy a "arrepentirse" del pasado colonial, legítimo visto desde la óptica parisina, echó por los suelos el proyecto de un tratado bilateral de amistad cuyas líneas principales fueron definidas por Buteflika y el ex presidente francés, Jacques Chirac.

Otro aspecto mal recibido por Argel concierne al apoyo dado por Sarkozy al plan marroquí de autonomía regional para el Sahara Occidental, durante la visita que efectuó a Marruecos en octubre pasado.

Argelia es el firme defensor de la autodeterminación del pueblo saharaui, sostiene sin desmayo al Frente Polisario, e insiste para que se entienda que las Naciones Unidas mantienen el conflicto como un caso de descolonización inacabada.

Si, por todas esas razones, el aspecto político de la visita de Sarkozy anda por difíciles derroteros, en el tramo económico la situación es diferente y el presidente francés espera que su estancia se traduzca en la firma de un paquete de contratos.

Se baraja la cifra de unos 5.000 millones de euros, que a juicio de los analistas argelinos sería demasiado optimista, ya que las perspectivas con mayores posibilidades conciernen exclusivamente al sector energético.

El grupo petrolero Total espera firmar durante la visita de Sarkozy el proyecto de construcción de un complejo petroquímico en Arzew, con un costo de unos 3.000 millones de dólares, y Gaz de France debe firmar la extensión por seis años de los acuerdos gasísticos con la argelina Sonatrach que expiran en 2013.

Francia nunca ha sido desbancada del primer puesto de los proveedores de Argelia, con una parte de mercado que asciende al 20,6 por ciento y una balanza comercial bilateral superior a los 8.000 millones anuales de euros.

Las inversiones directas francesas fueron el año pasado de 295 millones de dólares, en segunda posición detrás de los Estados Unidos, con otros 369 millones.

En el capítulo de la cooperación antiterrorista, los dos Gobiernos han manifestado en varias ocasiones su satisfacción haciendo referencia a las buenas relaciones que mantienen sus servicios de seguridad.

Por lo que respecta al proyecto de Unión Mediterránea de Sarkozy, Argelia mantiene hasta ahora una actitud a medio camino entre apoyo e interrogantes, aludiendo a que necesita conocer en profundidad todos los detalles del mismo antes de pronunciarse.

El Gobierno argelino estima que ese proyecto no debe disociarse de la conferencia euromediterránea de Barcelona en noviembre de 1995 la cual debe seguir siendo el punto de referencia en la cooperación entre países de las dos riberas del Mediterráneo.

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