Este artículo se publicó hace 14 años.
Los cocodrilos respiran como los pájaros
Su diseño pulmonar es más antiguo que los dinosaurios
Los inmóviles caimanes que acechan a sus presas respiran igual que las aves migratorias cuyos pulmones les permiten recorrer miles de kilómetros, señala un estudio en Science. Sus autores han descubierto que los pulmones de estos reptiles son unidireccionales, al contrario que los de los mamíferos, en los que el aire entra y luego sale marcando el ritmo respiratorio. Este sistema habría ayudado a los ancestros del caimán a dominar la Tierra después de un fenómeno que algunos expertos conocen como "la madre de todas las extinciones", hace 250 millones de años.
Hasta ahora se pensaba que los pulmones de un solo sentido eran exclusiva de las aves en el mundo actual. El sistema les permite respirar donde hay poco oxígeno y volar a alturas que dejarían en coma a un mamífero, comenta Colleen Farmer, investigadora de la Universidad de Utah (EEUU) y coautora del estudio.
Aves, dinosaurios y cocodrilos heredaron el mismo sistema respiratorio
Según Farmer, este tipo de pulmones surgió hace 246 millones de años en los arcosaurios, el grupo de reptiles que daría lugar a los cocodrilos, las aves y los dinosaurios.
Ventaja evolutiva
Los pulmones unidireccionales permitieron a los arcosaurios adueñarse de la Tierra después de la extinción masiva del Pérmico-Triásico, en la que desaparecieron el 70% de las especies terrestres y más del 90% de las marinas. Aquellos primeros arcosaurios eran animales pequeños y ágiles que se alimentaban de insectos. Aprovecharon la ventaja sobre sus competidores que les otorgaban sus pulmones, pues podían realizar un ejercicio físico exigente hasta cuando escaseaba el oxígeno, detalla el estudio.
Los pulmones de una dirección aportaron una ventaja evolutiva
Estos arcosaurios crecieron en tamaño hasta generar a los grandes dinosaurios como el T-rex, que dominaron la cadena trófica hasta su extinción, hace 65 millones de años.
Farmer estudió la respiración de caimanes vivos después de operarles para insertar medidores del flujo aéreo en sus pulmones.
Descubrió que el aire que entra por la tráquea de los caimanes va a parar a dos grandes tubos que se adentran en los pulmones. Allí el aire va penetrando en circuitos secundarios y terciarios que funcionan a modo de válvulas aerodinámicas hasta que el oxígeno entra en la sangre. El dióxido de carbono resultante se incorpora al mismo conducto y acaba saliendo, aún en la misma dirección, por donde entró el oxígeno.
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