Este artículo se publicó hace 2 años.
Así es la compleja red mundial de residuos peligrosos
China, Marruecos, Senegal, India, Pakistán, Bangladesh y México están al borde de la saturación para procesar correctamente la basura que producen o importan legalmente.
Malen Ruiz de Elvira
Madrid-
Recientemente se ha paralizado parcialmente el envío de residuos peligrosos desde Montenegro al vertedero de la localidad onubense de Nerva, tras las protestas populares y la detección de posibles irregularidades. Este traslado transfronterizo de tierras contaminadas, autorizado pero polémico, forma parte de la red mundial de residuos peligrosos, que por primera vez se ha descrito en un estudio que intenta aproximarse a la realidad de unas transacciones, cada vez más asimétricas, que han aumentado un 500% en los últimos 30 años.
En el mundo, se producen entre 7.000 y 10.000 millones de toneladas de basura anuales, de las cuales entre 300 y 500 millones de toneladas son residuos peligrosos, por ser explosivos, inflamables, tóxicos, corrosivos o presentar riesgo biológico, explican los investigadores, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España (CSIC) y la Universidad de las Islas Baleares, en la revista Nature Communications. Alrededor de un 10% de estos residuos peligrosos se exportan e importan legalmente a través de lo que los expertos llaman red mundial de residuos, o W4. También se producen actividades ilegales de este tipo, sin cuantificar.
El nuevo estudio recoge y modela todos los datos disponibles entre 2001 y 2019 para analizar los flujos de 108 categorías de estos residuos entre países y la capacidad de estos para procesarlos o reciclarlos. No se incluyen los residuos radiactivos. A partir de este análisis, los países se clasifican por su grado de saturación: cuando la cantidad de basura recibida supera la capacidad de procesamiento, no se pueden tratar correctamente los residuos evitando al tiempo la contaminación medioambiental.
Entre los 57 países que están en riesgo medio de saturación hay cuatro europeos –Bélgica, Bulgaria, Bosnia y Ucrania– pero ninguno en el pelotón de cola del grupo. Este lo forman los 28 países en mayor riesgo de saturación. China encabeza esta lista, que se basa en las tres clases de huellas químicas derivadas de los residuos mal o no tratados que se pueden medir: los compuestos orgánicos volátiles, los contaminantes persistentes y los metales pesados. Dada su extensión, es lógico que China ocupe el primer puesto en una lista en la que también están Marruecos, Senegal, Mauritania, India, Pakistán, Bangladesh, Afganistán y México. Gran parte de estos países son receptores netos de residuos peligrosos, ya que la tendencia es cada vez mayor a que los países desarrollados exporten parte de sus residuos a países en desarrollo mientras que reciben muchos menos.
Sin embargo, China en los últimos años se está transformando en exportador ya que desde 2017 ha prohibido las importaciones, mientras que México apenas exporta y sí importa. En esta lista de países problemáticos hay algunos del tipo puente, que no informan de haber recibido cantidad alguna de residuos peligrosos, mientras que sí los exportan, lo que parece una indicación clara de importaciones ilegales.
Entre los países desarrollados se produce todavía la mayor parte de los traslados transfronterizos, pero el panorama evoluciona constantemente. Alemania, Francia, Estados Unidos y Ucrania se han convertido en el periodo estudiado en exportadores netos, mientras que España, Bélgica, Holanda y Canadá son ahora importadores netos.
Los datos sobre los procesos y los efectos contaminantes de los residuos peligrosos trasladados son escasos, ya que muchos son anecdóticos o no se pueden separar de los de otras industrias como la minería. Sin embargo, algunas cifras son alarmantes. A Nigeria, por ejemplo cada año llegan 400.000 ordenadores de otros países. Una fuente de metales pesados, altamente tóxicos, es el desmantelamiento de baterías de coche, que se da, por ejemplo, en Madagascar por empresas locales que luego exportan el plomo a China, Pakistán o Dubai. Marruecos recibe grandes cantidades de equipos, como transformadores y condensadores, que contienen aceite con contaminantes orgánicos persistentes como los bifenilos policlorados (PCB).
Aunque los motivos económicos son los predominantes en la existencia de esta red, hay que tener en cuenta que los países grandes productores de residuos eléctricos y electrónicos, por ejemplo, se están dando cuenta de que con esta política de exportación pierden gran cantidad de materiales valiosos que los expertos consideran estratégicos y que se podrían recuperar in situ.
Los autores, liderados por Ernesto Estrada, concluyen que este estudio abre la puerta a una gestión de los residuos peligrosos más eficiente y que permita la implementación de medidas que garanticen un mejor control de estos. En cuanto a la situación española "España está en la zona de seguridad, al igual que la mayoría de los países europeos, ya que sus capacidades de infraestructura y trayectoria medioambiental hacen que el flujo de residuos que entra y sale de ellos no represente un alto riesgo de impacto medioambiental", dice Estrada. "El hecho de estar en dicha zona no significa que un país no pueda pasar a alto riesgo si sus importaciones de residuos se incrementan más allá de sus capacidades de procesamiento", añade el investigador.
Comentarios de nuestros suscriptores/as
¿Quieres comentar?Para ver los comentarios de nuestros suscriptores y suscriptoras, primero tienes que iniciar sesión o registrarte.