Este artículo se publicó hace 12 años.
Fantasmagoría nacional
Minitel siempre se consideró a sí mismo como pionero y capaz de vivir sin necesidad del resto del mundo
Alberto Pradilla
Minitel, pese a que hoy ya casi nadie lo utiliza desde la generalización en Francia de internet a partir de 2001, sigue alimentando una profunda fantasmagoría política del país que siempre se consideró a sí mismo como pionero y capaz de vivir sin necesidad del resto del mundo.
En los dos recientes debates políticos más agitados del país de cara a las elecciones generales de la próxima primavera, sobre su abultado sector electronuclear y sobre los proyectos, Minitel volvió a surgir, aunque fuera como espantajo. Para denunciar el intento del Gobierno conservador de apuntalar el sector electro-nuclear, la candidata presidencial verde, Eva Joly, aseguró que el Ejecutivo intentaba "agarrarse al Minitel o a la línea Maginot", alusión esta última a la barrera de defensas que Francia intentó erigir diez años antes de la Segunda Guerra Mundial, y que se revelaron obsoletas frente a los tanques y blindados nazis llegado el momento clave.
Por su parte, el eurodiputado verde francoalemán Daniel Cohn Bendit dijo que los que defienden una línea de patriotismo industrial basado en el principio "hay que comprar productos franceses" cometían "una idiotez monstruosa". "¿Cómo lo vamos a hacer? ¿Hay que volver al Minitel? ¡No tiene ningún sentido!", dijo.
Cierto es que en 1994 y 1995, durante las negociaciones sobre propiedad inte-lectual y telecomunicaciones en el marco de los acuerdos de la Organización Mundial de Comecio (OMC) entonces en gestación, el presidente François Mitterrand, bajo el cual Minitel vivía su edad de oro, se negó a aceptar la interconexión de esa red francesa con internet.
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