Este artículo se publicó hace 14 años.
El genoma de la trufa impulsará su cultivo
Científicos franceses secuencian el ADN de este caro hongo, muy apreciado en la cocina
Un equipo de investigadores franceses e italianos publica hoy en la edición on-line de Nature el genoma de la trufa negra o de Périgord (Tuber melanosporum), un hongo subterráneo cuyo cuerpo fructífero la parte que contiene las esporas y que en otros hongos comestibles se denomina seta se considera una delicia culinaria y alcanza precios muy altos en el mercado.
Además de su interés gastronómico, por la información que ayudará a mejorar las técnicas que persiguen el cultivo de este hongo, el conocimiento de su genoma aporta valiosos datos respecto a sus adaptaciones biológicas. Los autores del trabajo han comparado el genoma de la trufa, que vive en simbiosis con las raíces de robles y encinas, con el de otro hongo simbiótico, la seta Laccaria bicolor.
Pese a que sus 125 millones de bases conforman el genoma más grande de un hongo secuenciado hasta ahora cuatro veces mayor que el de otras especies, la trufa tiene muy pocos genes unos 7.500, ya que el 58% de su ADN está formado por pequeñas piezas denominadas trasposones que saltan y se copian de un lugar a otro de la secuencia genética. La trufa y la Laccaria parecen haber desarrollado distintas estrategias genéticas en su evolución para alcanzar su modo de vida simbiótico.
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