Este artículo se publicó hace 17 años.
Palabras sueltas de una mente maravillosa
El Nobel de Economía John Nash, que inspiró la película protagonizada por Russell Crowe, visitó ayer Santiago para dar una conferencia
Nash no se parece a Russell Crowe. Ni tampoco su señora se parece a Jennifer Conelly, la actriz que la interpretó en Una mente maravillosa. Ni falta que hace. Él es un genio y su territorio son las matemáticas: su nombre es John Forbes Nash, ya ha cumplido los 80 años, y cuando tenía 22 escribió una tesis doctoral de 27 páginas que hizo un aporte fundamental a la economía moderna y que, 40 años después, le valdría un premio Nobel.
Nash está estos días en Santiago. Enfundado en ropa para el frío y con un gorro de lana que le cuidaba el calor de las ideas, el matemático aterrizaba en Compostela el lunes para pronunciar una conferencia titulada Dinero ideal y dinero asintóticamente ideal. Es un tipo largo, cervatana, de piel blanquísima y hablar pausado. Pausado y lleno de vericuetos. Quizás suceda que prefiere dejar las palabras para los demás, y quedarse él con los números y con la lógica. “¿Qué opina del cambio climático?, le preguntaron ayer durante la rueda de prensa que concedió. “No soy un experto, no es un tema sencillo”, comenzó su respuesta. Los periodistas tuvieron que insistir para que hablase sobre el tema.
Quizás la insistencia en la pregunta respondiese a una peculiar convicción según la cual un brillantísimo científico estadounidense considerado progresista debe dictar sentencia sobre un asunto tan importante para la humanidad. Nash es un tipo educado. Contestó. Pero no dejó ningún titular. Al fin y al cabo, es quien es por haberle dado al mundo otro tipo de respuestas. En su dilatada trayectoria científica, hizo importantísimos aportes de la Teoría de Juegos, una construcción lógica utilizada con profusión por los economistas.
La aplicación más conocida es el dilema del prisionero. Dos hombres son detenidos por un mismo delito que cometieron conjuntamente. Ambos son interrogados por separado: si ninguno confiesa, será mejor para los dos; si tan sólo uno lo hace, obtendrá una reducción de condena pero perjudicará al otro; si no confiesa y lo hace su compañero, él será el perjudicado. Fue una idea clave en el mundo de los negocios desde que se popularizó.
Cooperación
Nash habló de la importancia de que los hombres cooperen pero antes de eso se explayó con la Naturaleza. En su opinión, “el cambio climático es normal en la lógica de la historia”. Lo cual no quiere decir que Nash lo niegue, pero sí que lo relativiza refiriéndose a la existencia anterior de periodos como “la era glacial o el periodo carbonífero”. Para evitar el desastre, Nash tiene una propuesta: “Si todos los humanos y los Estados pudiéramos actuar juntos y pagar el coste, sea cual sea, y evitar las emisiones excesivas de dióxido de carbono, entonces tal vez el cambio climático podría evitarse por un tiempo”.
Tiene un aspecto frágil, John Nash. Cuando habla, parece detener la mirada en el mismo lugar del que recupera las palabras, en un lugar en el que está solo. Pero ayer no lo estaba. Su esposa lo acompañó en la rueda de prensa, una señora pequeña de pelo rubio que se emocionó especialmente cuando, preguntado por los profesores que más influyeron en su formación, Nash recordó la figura de su padre, ingeniero, y los libros que leyó cuando era muy joven. Ahora que ya no es “tan joven” mira para adelante y se ve ocupando su tiempo con la Teoría de Juegos, que todavía puede seguir siendo desarrollada, y “la cosmología y la ciencia en general”.
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