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Almudena Ariza: "Hay mucha fatiga informativa, la gente desconecta de las noticias"

La periodista estrena en RTVE 'Españoles en conflictos', un programa en el que se desplaza a numerosos países para narrar problemáticas climáticas, políticas y sociales de la mano de españoles que viven en ellos.

La periodista Almudena Ariza posa en Nueva York, uno de los escenarios de su nuevo programa 'Españoles en conflicto'
La periodista Almudena Ariza posa en Nueva York, uno de los escenarios de su nuevo programa 'Españoles en conflictos'. CEDIDA

Almudena Ariza (Madrid, 1963) es una mujer muy reconocida por su trabajo en Televisión Española. Pero antes de entrar al ente público, cuando contaba con tan solo 17 años y se dedicaba al estudio profesional de la guitarra flamenca, un buen día, escuchando la radio con su abuela, anunciaron que necesitaban a una persona para un programa musical. Se presentó y, una vez probó esta nueva experiencia, pensó: "Anda, qué interesante es este mundo".

Desde entonces hasta su nuevo programa, Españoles en conflictos (La Cometa TV), ha sido presentadora del Telediario- donde llegó a ser candidata a directora de informativos de TVE- y hasta del ya mítico Informe Semanal y ha recorrido medio mundo: desde sus corresponsalías en Asia-Pacífico, Nueva York o París a las guerras de Afganistán, Irak y, ya más recientemente, la invasión de Rusia a Ucrania.

"Donde creo que soy más útil como periodista es en el terreno, en la calle, que es donde, para mí, pasan las cosas interesantes y donde realmente se hace periodismo, el periodismo que a mí me gusta", explica a Público en una cafetería del centro de Madrid, muy cercana al Teatro Español y a un Federico García Lorca cuyo rostro calma al paseante.

Dicho descubrimiento, esa necesidad de pisar la calle, lo hizo en un punto muy inicial de su carrera y ha marcado su modo de ejercer este oficio. Ahora, ha dado un giro a todo y ha virado hacia el infoentretenimiento de la mano de la productora responsable de Españoles por el mundo. Su programa, que se estrena el 26 de abril en La 1, va en esta línea y su autora confiesa que su paso a este formato no le ha supuesto ningún problema.

"Con este programa me he sentido fenomenal, porque yo soy así, hablo con la gente, pregunto. Es un programa que no me resulta complicado, porque es uno de mis registros, que es hablar con la gente", explica. Esta manera de informar se la inculcó uno de los grandes de la televisión, Jesús Hermida. "Me aconsejó que no usara autocue y yo me acostumbré a contar las noticias, no a leerlas. Yo venía de contar las cosas de manera muy cercana, intentando entenderlas primero yo y luego ya a explicarlas", relata.

El título del programa lo dice todo, Españoles en conflictos, y, al mismo tiempo, su contenido sorprenderá al espectador, que descubrirá que conflicto no siempre tiene por qué ser sinónimo de guerra, ya que en este espacio no se adentran en ninguna.

A Ariza le parece el formato idóneo para los tiempos que corren. "Es evidente que hay una fatiga informativa. La gente está desconectando de las noticias y, además, te dicen sin pudor ese pues yo es que no miro las noticias". Sin embargo, asegura que "a la gente hay que mantenerla informada. Entonces, este formato es informativo, es formativo, pero entretiene".

Este espacio se centra en relatar problemas específicos a través de los ojos de los españoles que viven y trabajan en los países donde estos se desarrollan. "La fórmula está muy bien trasladada a esto que es claro, no todo es de color de rosa y los personajes elegidos te dan un contexto más realista de lo que pasa en el mundo, pero te lo cuentan en una clave más cercana, como te lo contaría un amigo", explica.

Las problemáticas que abarca este programa son muy variadas: de las armas en Estados Unidos al exceso de plástico en Filipinas o la contaminación ambiental en la India; de las maras hondureñas a la violencia extrema de México; del suicidio en Corea del Sur a la desigualdad en Sudáfrica; de la deforestación salvaje del Amazonas a la homofobia en Polonia o los terremotos en Turquía. Nada se escapa de la investigación de Almudena Ariza a pie de calle.

"El objetivo del programa es, entre otros, intentar entender a los que no piensan como nosotros", sentencia. Un leitmotiv que le ha llevado a hablar con una española que posee un rancho en Texas y enseña a sus hijas a utilizar armas. "Ella tiene un discurso y te lo explica, y dices: Anda, pues puedo llegar a entenderlo. No lo comparto, pero lo entiendo", relata.

En ese afán por comprender lo incomprensible, la periodista de TVE ha hablado con dos de las manos ejecutoras del expolio del Amazonas, dos hombres encapuchados que habían pasado por la cárcel en Quito y confesaron ante la cámara directamente que formaban parte de estas mafias.

"Me dijeron: Esto la Policía lo sabe. Y cuando les pregunté de dónde sacaban las armas, me respondieron: Nos las vende o nos las alquila la Policía. Ellos confesaron que hay corrupción policial, que hay dejadez por parte de las autoridades, que los gobiernos miran para otro lado...", describe. "Y esto pasa en Perú con la Amazonía, en México, en Honduras con el tema de las maras… Son problemas que no se atajan de raíz porque no interesa hacerlo", zanja.

Españoles en conflictos también saca a la luz cuestiones que el ciudadano medio no conoce. Como la actual desigualdad que reina en Sudáfrica. "Es un país en el que todavía hay mucha pobreza concentrada en los grandes suburbios negros", apunta.

"Piensa que en la época del apartheid incluso en el sistema educativo los negros no estudiaban matemáticas para que no supieran contar", dice. Y continúa: "Era un sistema educativo cuyo objetivo era que se perpetuara la subordinación del negro al blanco". Una situación que se perpetúa hasta llegar a hoy en día.

Almudena Ariza, durante el rodaje de 'Españoles en conflictos' en Sudáfrica
Almudena Ariza, durante el rodaje de 'Españoles en conflictos' en Sudáfrica. CEDIDA

Otro de esos asuntos desconocidos es la altísima tasa de suicidios en Corea del Sur. En un país en el que tras la guerra en la que se separaron las dos Coreas, en 1953, la destrucción total fue la norma, optaron por la educación como pilar sobre el que basar su renacimiento.

"Las notas se convierten en una obsesión para los niños, porque les permiten ir primero a un mejor colegio, a una mejor universidad, a un mejor trabajo... Pero esa obsesión por la perfección se aplica a todo", explica. Tanto es así que a las niñas les regalan la cirugía para operarse el doble párpado y, así, occidentalizarse los rasgos cuando terminan el colegio.

Además, las jornadas de trabajo son tan largas que se convierten en incompatibles con la vida personal. "Y, luego, es también algo cultural, no está bien visto exteriorizar las emociones. La gente no habla de cómo se siente y es un círculo vicioso, la tormenta perfecta para que la gente termine mal con su vida", cuenta con tristeza en su mirada y su voz. Un final que, en muchas ocasiones, termina en el llamado puente de los suicidios de Seúl.

"La contaminación está ligada a la pobreza", una afirmación contundente con la que Almudena Ariza comienza a narrar un detalle que les sorprendió mucho de Filipinas. "Utilizan monodosis para todo. La gente a lo mejor no puede comprarse un bote de champú y se compra una monodosis", explica, para luego relatar que esto genera tal cantidad de materiales plásticos que terminan en montañas enormes en los estercoleros, entre los cuales hacen vida numerosas familias. "No es un país que genere más plásticos que, por ejemplo, Estados Unidos, sino que no tiene recursos para reciclarlos, para eliminar esos residuos", afirma.

La temporada de Españoles en conflictos trae consigo historias llamativas. "El mundo de las maras es un tema que, personalmente, me impacta y me sigue pareciendo desconcertante", confiesa Ariza, que añade: "Porque una cosa es que tú vivas en Turquía, un país con riesgo sísmico, pero ese no es un problema derivado de la maldad humana. Todo lo que proviene del fondo de las personas me produce como un algo especial".

Como no todo podía estar pintado en tonos grisáceos, Almudena Ariza nos cuenta cómo las mujeres de Mamelodi, una de las barriadas más pobres de Sudáfrica, sacan luz de entre las sombras. "Son mujeres muy echadas para adelante, pero que no tienen recursos. Quieren hacer cosas y trabajar, pero nadie les da trabajo", explica.

Por ello, una asociación de mujeres se empeña en ayudarlas a cumplir ese sueño. "Una chica me preguntó: ¿Qué se puede hacer?. Se me ocurrió que podían enseñarlas a coser", relata con esperanza en su mirada. De ahí salió "un proyecto pequeño, pero muy bonito", como lo define la periodista: creó un crowdfunding y gracias a las donaciones pudo comprar veinte máquinas que luego enviaron al terreno. Un futuro femenino diseñado por y para las mujeres.

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