Este artículo se publicó hace 4 años.
Apple'Defending Jacob', un drama familiar cimentado en el carisma de Chris Evans y la crítica a los juicios paralelos
Apple TV+ estrena hoy los tres primeros episodios de ‘Defending Jacob’, serie protagonizada por Chris Evans en la que da vida al padre de un adolescente acusado de asesinato al que apuntan todas las pruebas.
María José Arias
Madrid-
En un mercado, el de las series, en el que cada semana pueden llegar a estrenarse decenas de títulos, encontrar la fórmula mágica que haga que uno destaque sobre otro no es sencillo. Apostar por un rostro conocido como tarjeta de presentación resulta una estrategia publicitaria tan efectiva como cualquier otra. Al menos, de entrada. Porque a la larga eso no suele bastar por sí solo para atrapar al espectador si lo que se ofrece no tiene la calidad suficiente. En Defending Jacob el reclamo es Chris Evans, un actor cuya carrera siempre estará ligada a su papel como Steve Rogers/Capitán América y que con el paso de los años y las entregas de Vengadores ha ido mejorado sus capacidades interpretativas. En esta de Mark Bomback, basada en la novela homónima de William Landay, su trabajo resulta convincente.
Para situarse en la trama, Evans da vida a Andy Barber, un padre de familia con un currículum prometedor como asistente de la oficina del fiscal donde lleva trabajando una década que hace gala de un sentido del deber y la justicia muy marcado. Ese que se resquebraja cuando su hijo es detenido acusado de haber matado a un compañero de instituto. La pruebas e indicios hallados en los primeros estadios de la investigación apuntan a que Jacob (Jaeden Martell), un adolescente tan comunicativo con sus padres como manda el estereotipo de la edad, lo hizo, aunque él insiste en que no. Como tercer pilar de los Barber, Laurie (Michelle Dockery), madre atenta, deportista y con carrera de éxito.
De los tres episodios que aterrizan hoy en la plataforma de streaming de Apple -uno nuevo lo hará cada viernes-, el primero se dedica a construir la base para entender hasta qué punto era ‘ideal’ la vida de los Barber antes de venirse abajo. A eso y a descubrir el crimen que se resolverá, se entiende, a lo largo de los siete episodios restantes. Todos dirigidos Morten Tyldum. Y lo hace jugando la carta de colocar a su protagonista, el padre y letrado, en una posición crítica para después regresar atrás en el tiempo 10 meses y contar cómo se llegó hasta ese momento. En su caso, ante un jurado y siendo interrogado por otro abogado, Neal Logiudice (Pablo Schreiber), del que pronto se descubre que es un compañero de trabajo con el que existe cierta rivalidad.
Ambientada en una pequeña ciudad de Massachusetts con una comunidad acostumbrada a vivir sin sobresaltos, la aparición del cadáver de un estudiante de 14 años en el parque que tantos de sus ciudadanos recorren cada día hace que sus valores de acogedora vecindad se tambaleen. Hay una escena en la que el padre del adolescente asesinado cuenta como él, que se crió en Baltimore, decidió mudarse a este lugar "más tranquilo y seguro, pero aburrido" por su familia. En unas pocas frasese explica lo que supone un crimen así en un lugar como ese. Cualquiera que haya visto The Wire entenderá a la perfección a qué se refiere al mencionar Baltimore y porqué son tan diferentes una ciudad de la otra.
La sensación que transmite Defending Jacob para quien no se haya leído el libro y se adentre por primera vez en la historia es la de ser un drama familiar con tintes del género judicial en el que las pistas se van desvelando con cuentagotas guardándose un as en la manga para cada escena final. De esta manera busca generar la necesidad de seguir adelante en el espectador sembrando la duda y llevándole de un lado al otro: de creer en la inocencia de Jacob a su culpabilidad y viceversa. Aunque, en realidad, esta serie no sitúa en primer plano la resolución del caso en sí, sino saber hasta dónde está dispuesto este padre a llegar para defender a su hijo, de si alguien consagrado a la ley y a la justicia es capaz de saltársela aprovechando sus conocimientos del sistema para beneficiarse de él haciendo trampas.
Los tres primeros capítulos vistos antes del estreno están plagados de diálogos encaminados a alimentar esa exploración que también se hace de la importancia de las apariencias y el peso de los prejuicios. Por ejemplo, Jacob, volviendo del funeral critica que la gente se comporte en esas situaciones como se supone que deben hacerlo y no como querrían. Más adelante, en una reunión de sus padres con la abogada que llevará su defensa, esta les da instrucciones de cómo deben actuar ante las cámaras que les perseguirán porque, les dice, "en televisión solo importan las imágenes" y una sonrisa puede ser interpretada como que no se toman en serio el juicio y el llanto, como una teatralización.
A eso se entrega casi por completo el tercero de los episodios: a lanzar una crítica a los juicios mediáticos y al comportamiento irracional de esa opinión pública que ataca, juzga y retira el saludo no solo al acusado, sino a todo su entorno, antes incluso de saber si es realmente culpable. En definitiva, a los juicios paralelos que todos hacen. La onda expansiva y cómo esta afecta a los tres protagonistas como familia, pero también en sus relaciones sociales y en el ámbito laboral y como pareja, centran el argumento y desarrollo de Defending Jacob, que no deja de ser una serie dentro del canon, con Chris Evans llevando todo el peso y la intensidad y que, al menos en su primer tercio, podría haber sacado más provecho a Michelle Dockery.
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