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Aprenda italiano en dos semanas

PEIO H. RIAÑO

El papel escrito es un material fotosensible a la ideología, que queda impreso por ambas caras con una imagen nada inofensiva. El negocio editorial se polarizó en este país antes que en ningún otro lado, gracias al franquismo. La dictadura colocó a un lado a los sin papeles y al otro a los favorecidos. Los primeros pelearon por sacar obras que los lectores censores no podían soportar y los segundos crecieron sin problema en un mundo que les favorecía. Anagrama fue de los que se colocaron desde el año de su fundación, hace ahora 41, en el lado de la resistencia.

Jorge Herralde hizo de su editorial uno de los proyectos ideológicos que sacaron a las mentes de este país de la asfixia. Tenía entonces un enemigo concreto, de carne y hueso, contra el que se defendió y consiguió sobrevivirle afortunadamente. Muchos otros quedaron en el camino. Pero hoy, que el negocio se ha polarizado en extrema derecha, con Silvio Berlusconi y su Mondadori, y extrema izquierda, con Giangiacomo Feltrinelli, hay un tercer enemigo mucho más poderoso, que determina la vida de los otros dos.

La censura política ha dejado paso al mercado insaciable, y la complicidad entre editoriales a la competencia contra grandes grupos, agentes literarios y el hambre de best-seller. Herralde se levantó contra el fascismo hace cuatro décadas, pero el neoliberalismo le ha cogido con una batalla de más y, como él mismo suele bromear, 'ni siquiera los editores somos inmortales'.

Así que uno de los editores más incómodos para la dictadura se retira a sus cuarteles de invierno, dejando en buenas manos a sus ejércitos. El proyecto personal de alguien que sacó rendimiento a los buenos libros, de alguien que sólo ha querido buenos autores, queda en manos de Feltrinelli, una empresa tan gigante y tan independiente de un gran grupo, que podríamos imaginarlo en este país. Felitrinelli es un Anagrama con ambición mundial.

Entre los enigmas que se abren está saber quién se encargará en cinco años de los pasos de Anagrama con nuevo padre italiano en España. Aunque Herralde desaparezca, alguien tendrá que ocupar su lugar para dirigir el extraordinario fondo de autores españoles y extranjeros, que se quedan pendientes de renovación de sus derechos. Alguien que le diga a Feltrinelli hijo que las cuentas no lo es todo, que también hay jerarquías literarias. Porque en su día Feltrinelli fue la casa de acogida en Italia de los grandes autores españoles, pero hoy apenas quedan Chirbes, Pombo y David Trueba. Se baraja el nombre de una scout que trabajó para Feltrinelli en su día y vivió en España casi 20 años... o un editor español con dominio del italiano.

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