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Blanca Llum Vidal: "Es clasista y elitista que la cultura catalana no abra una librería en la Zona Franca"

Blanca Llum Vidal
La poeta Blanca Llum Vidal en el Palau Robert. Público

Blanca Llum Vidal (Barcelona, 1986) es poeta, escritora, traductora y trabajadora social en un piso tutelado de personas con diversidad funcional en el barrio de la Zona Franca de Barcelona. Conversamos con ella en uno de los despachos del Palau Robert, en el marco del ciclo de entrevistas "En català, molt per llegir, molt per escoltar, molt per gaudir", una iniciativa realizada por Público con la colaboración de la Generalitat de Catalunya.

¿Cómo ha evolucionado tu poesía desde tus primeras obras como 'La cabra que hi havia o 'Nosaltres i tu' hasta ahora?

La lengua siempre se ha mantenido, entendida como materia. La vivo como una cuestión muy física. Desde los primeros libros, hasta ahora que acabo de publicar una compilación de ensayos sobre obras y autores que quiero, mi relación con la lengua ha sido constante. La espontaneidad, por otro lado, ha evolucionado. Al principio escribía muchas horas y compulsivamente, pero la vida se va complicando. En los últimos tiempos la serenidad se ha acentuado.

¿Qué quieres decir con que la lengua es una cosa física para ti?

La vivo físicamente. Escribo en voz alta. Recitar no viene después o encima de un escenario. Necesito la sonoridad de la lengua, que no va en detrimento del sentido. Necesito que la lengua me pase por dentro y vivirla como si bailara. Para mí la poesía y la danza tienen relación, son dos artes que se interpelan la una a la otra.

La danza también se puede improvisar o coreografiar, como cuando escribes a chorro o de una forma más pausada.

Recuerdo una poeta mayor que me dijo: "Blanca, cuando recitas parece que te vayas a elevar". De hecho, recitaba de puntillas sin querer. Ahora tengo la sensación que tengo los pies en el suelo, quizás por la calma o por hacerse adulta.

¿Puedes explicarnos algo más del libro que acabas de publicar?

Lo he publicado con la editorial Arcàdia, con la cual trabajo desde hace tiempo como correctora y traductora. Es una compilación de ensayos sobre libros y autores que me quiero, desde Blanchot a Víctor Català, desde Rodorera a Miró, Lispector, etc.

Se llama Llegir petit, que es un título muy normal que después es extraño. Cuando le pregunté a mi hijo qué pensaba, me dijo que le recordaba a la canción de Bad Bunny, Me porto bonito. La conexión me pareció maravillosa. La construcción correcta es "portarse bien" y, en mi caso, pequeño se aplica a cosas. Cuando escribo sobre leer me gusta centrarme en aspectos concretos, no en grandes tendencias o totalidades.

¿De dónde viene tu pasión por la escritura? En una entrevista dijiste: "no soy hija de escritores, pero sí de unos padres que siempre se han escrito cartas y de una madre que siempre ha llevado una libreta en el bolso".

Te puedo hablar de recuerdos concretos o de los primeros textos que escribí. En mi casa siempre ha habido libros, pero no unas bibliotecas enormes. Se escribían entre ellos, me parecía muy bonito. Mi madre siempre ha llevado un bloque de notas, ha escrito y me ha dado los grandes consejos. Recuerdo bloquearme de pequeña y que ella me dijera: "mira a tu alrededor y escribe". Me gustó mucho, porque la relación con la descripción me interesa en la poesía. Hay cosas cotidianas que sirven para dar saltos hacia otro lugar.

¿Por qué emplear la descripción en la poesía y no en la prosa?

También la uso en la prosa, no lo separo. Soy consciente de que hay intenciones diferentes, pero cuando escribo ensayo o poesía, mi relación con el texto no varía tanto. También me interesa que la poesía sea reflexiva, no que sea un baile lírico o algo místico. Me gusta Paul Celan porque me hace pensar, a pesar de que a veces no entiendes nada y lo tienes que leer muchas veces.

Has hablado de tu vinculación con la lengua, de su sonoridad. ¿Desde el punto de vista del idioma, porque decides escribir en catalán?

Una vez un poeta israelí en Chile me hizo esta misma pregunta. Mi primera reacción seria decirte porque sí. Yo me enamoro en esta lengua. He crecido con ella y es la que utilizo para hablar con mi hijo. Después hay la cuestión política: el catalán es una lengua minorizada, y por lo tanto, no se me ocurriría nunca escribir en otra lengua. Estoy de acuerdo con Rodoreda cuando dice que escribimos en catalán por cierto espíritu de revuelta. En estas condiciones sociopolíticas, me acerco a Víctor Català, la lengua es una entidad viva y rebelde que se escapa de toda imposición calculada. Aparte de una cosa espontánea y de ser mi lengua materna, hay un posicionamiento muy claro.

"El catalán es una lengua minorizada y no se me ocurriría nunca escribir en otra lengua"

Escribo en catalán, pero vivo con mucha naturalidad y felicidad las traducciones. El castellano, a veces, crea verdaderas batallas campales en Catalunya, pero que traduzcan mis obras no me genera ningún problema, al contrario, es la lengua de mis abuelos andaluces. Unai Velasco tradujo La princesa sou vós e hizo una traducción del barroco del Siglo de Oro maravillosa.

Se trata de escribir desde una posición firme, pero agradeciendo que con otra lengua llegas a otro público.

Exacto. Cuando he ido a recitar fuera, ya no digo a lugares lejanos como Ucrania o Argentina, sino en España, pasan cosas muy interesantes. Puedes llevar ideas donde toca. Tiene más sentido leer una carta de La princera sou vós que habla de la ocupación española en castellano y a Madrid, que no aquí en Catalunya y revolcarnos en lo que ya sabemos.

Más allá de los que has comentado, ¿cuáles son tus referentes literarios?

Víctor Català es una autora que he editado y trabajado bastante. Para mí es un referente, no solo literario o lingüístico. Es una de las grandes minas léxicas de la literatura catalana, pero es un referente existencial y político. Me interesan sus posiciones en relación al Novecentismo, la normalización de la lengua o la sexualidad.

Que utilizara un pseudónimo masculino ya dice muchas cosas.

Sí. A medida que conoces la autora, ves que dice muchas cosas que van más allá de lo que parece al principio. Víctor Català se tuvo que poner un pseudónimo para protegerse de un mundo machista, agresivo y violento, pero esto ya lo sabemos. Al cabo de poco todo el mundo sabía quién se escondía detrás y ella decidió mantenerlo. Vivió con dos identidades: Víctor Català y Caterina Albert. Este choque es profundamente político y bastante radical.

"Tiene más sentido leer una carta sobre la ocupación española en Madrid, que no en Catalunya"

Otro referente seria Marguerite Duras. Con Arnau Pons tradujimos El dolor y yo sola después traduje Escriure. Son muy diferentes. Duras tiene una frase corta y una sintaxis cortada, pero más allá de que me encante estilísticamente, también me gusta el personaje y su manera de vivir las injusticias sociales.

Precisamente la cuestión de género se hace patente a 'La princesa sou voós', una novela epistolar que recuerda al amor cortés. En este caso, es la mujer quien escribe cartas a otra persona desconocida.

El receptor es un hombre y el contexto es absolutamente heterosexual. Me hacía gracia hacerlo así porque actualmente todo tiene que ser fluido. Pensé en difuminar el género, pero no, yo pensaba en un señor macho y quería darle la vuelta. No hay ningún tipo de duda, es una relación heteronormativa donde después se invierten cosas. Si coges el contexto del amor trovadoresco, las reglas del juego las marca ella. Hay una inversión de los roles de género. Es donde se ve la importancia que tiene el mundo queer para mí.

¿De dónde vino esta idea?

No escribo nunca por proyectos, soy un poco punky. Empiezo a escribir y después me doy cuenta de que estoy construyendo algo. Escribo una carta antigua y se le envío a Maria Bohigas, editora y gran amiga. Ella me dijo que tirara adelante. También tuvo que ver el contexto pandemia. La soledad estaba presente en todos los estratos de la vida. ¿Qué es este libro? Una inmensa soledad. Escribir cartas a alguien que no te contesta… no es solo una cuestión amorosa, es una gran tristeza de alguien que va chocando contra un gran muro de silencio.

La temática que vincula tu trayectoria es el amor. ¿Por qué?

Me he olvidado de decirte que Llegir petit lo acompaña un subtítulo que dice "y escribir sobre literatura y amor". El amor no es una solo una relación de dos. El amor habla de la manera en que nos relacionamos con los otros y con el mundo. Es un cajón de sastre tan grande, que es difícil que no te interese otra cosa que no sea el amor.

Eres trabajadora social y has vivido realidades muy diferentes a las de las élites literarias. ¿Todo el mundo tiene el mismo acceso a la cultura?

Todo el mundo no tiene el mismo acceso. Hace quince años que trabajo en un piso tutelado para personas con diversidad funcional en el barrio de la Zona Franca, en la periferia barcelonesa. No hay ni una librería. He hecho un cálculo de kilómetros y las más próximas son La Ciutat Invisible de Sants o La Carbonera del Poble Sec. El mismo acceso a la cultura no está y no se vale acusar a un enemigo abstracto y lejano.

Por qué la cultura catalana no abre una librería en la Zona Franca es una gran pregunta que quiero lanzar. Es clasista y elitista. Se abren un montón en el Eixample barcelonés, muy grandes y pagadas por multimillonarios, con pocos libros para que quede todo bonito. Se considera que con aquel quiosco que tienen en la esquina, donde venden revistas del corazón y novelas que vete a saber cómo son, ya tienen bastante. No creo que sea un problema exclusivamente catalán, pero aquí también está.

A menudo se asocia la poesía a personas más cultas y literarias, como con la obra de Paul Celan, que se aleja de estas realidades y de personas que quizás también querrían consumir este tipo de literatura.

Es un debate complicadíssimo. Sí que creo que hay alta cultura y no alta cultura y no pasa nada. Creo en esta aristocracia. En la literatura hay registros muy diferentes. Para leer Paul Celan debes tener cierto bagaje o ganas, de arremangarte unas cuantas veces.

En este sentido, las condiciones materiales y de vida no facilitan que todo el mundo tenga acceso a estas obras. No porque no tengan la capacidad, sino porque la vida es injusta. Si tienes que trabajar, quizás no tienes tiempo a leer interpretaciones y no lo entiendes. Es interesante hablar de esto porque se simplifica: "¡que todo el mundo lo lea todo!". No, todo el mundo no lo puede leer todo. Ojalá fuera así. Hay unas condiciones materiales que reclaman una solución. No hay que leer Celan, puedes leer lo que te dé la gana.

¿Aparte de esta obra nueva que has publicado, tienes planes a largo plazo?

Sí. En enero, febrero o marzo sacaré un libro curto con la editoral Fragmenta donde reflexiono sobre el adulterio. Amor, deseo, pasiones, libertad, poder… Me parece divertido porque me han invitado a hacerlo, no desde la ortodoxia católica, sino como mandamiento. Reflexionar a partir del "No cometerás adulterio".

*Aquí pots llegir l'entrevista a Blanca Llum Vidal en català.

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