Este artículo se publicó hace 2 años.
La cárcel de mujeres de Barcelona durante el tardofranquismo vista por el objetivo de Pilar Aymerich
En el libro 'Presas 1976-1978' la prestigiosa fotógrafa recupera las imágenes e impresiones de cuando logró entrar en la prisión de la Trinitat de la capital catalana.
Barcelona-
"Un domingo del mes de marzo de 1976, vigiladas por coches de la policía y de la Guardia Civil, grupos de mujeres se concentraron ante la prisión de la Trinitat de Barcelona para pedir que las monjas Cruzadas Evangélicas de Cristo Rey fueran sustituidas por funcionarias de prisiones", escribe la fotógrafa Pilar Aymerich en su libro Presas. 1976-1978, publicado por Jano en la colección Ojos de buey. Aquella fue una de las primeras manifestaciones feministas del tardofranquismo, y como en tantas otras ocasiones, la fotoperiodista estuvo para documentarlo. No en vano, Pilar Aymerich -distinguida con el Premio Nacional de Fotografía en 2021- es una figura clave del despertar feminista y cultural del final del franquismo y la Transición.
El libro, de edición artesanal (está cosido a mano) y de pequeño formato, es un testimonio muy valioso que transmite la fuerza de aquellas manifestaciones. En una de las imágenes recogidas en el volumen se ve a Trinidad Sánchez Pacheco, representante del Moviment de Dones Democràtiques de Catalunya leyendo un manifiesto para entregarlo al director de la cárcel. Pedían que las reclusas pudieran vestir su ropa, leer prensa, tener libertad de culto, poder escribir cartas sin censura o hablar en su idioma. En esa ocasión fueron ignoradas, la reforma del código penal que contemplaba la amnistía por los delitos que discriminaban a la mujer y la derogación de la ley de peligrosidad social, todavía se haría esperar.
En ese momento en la cárcel de la Trinitat de Barcelona estaban encerradas 37 mujeres, la mayoría de ellas encarceladas por haber cometido adulterio o abortar. Y a Pilar Aymerich después de participar y documentar aquellas manifestaciones dice que le quedó "la cosa dentro de saber que había mujeres encerradas de las que no sabes nada. Y quería entrar, tomar fotos y desvelar quiénes eran".
"Había una presa condenada a 30 años por un aborto. Se llamaba Inés. Llevaba ya ocho años encerrada y decía que aunque la indultaran, de la persona que había entrado ya no quedaba nada", recuerda Aymerich a través de una conversación telefónica. Ella logró entrar en prisión con un permiso que consiguió Vindicació Feminista en el verano del 78 cuando las monjas finalmente se fueron por orden del director general de prisiones, García Valdés. Y lo que Pilar Aymerich encontró en aquella cárcel son "un montón de historias que te golpean. Enseguida me recordó lo del colegio de monjas, aquella cosa pulida y desinfectada. La presión psicológica que se hace con las mujeres es tan evidente cuando la ves. Y entonces recuerdo mucho el cariño que demostraban las chicas y la necesidad que tenían".
Los textos que acompañan a las fotografías del libro también son de Pilar Aymerich, y en uno de ellos suelta la reflexión de que a veces la fotografía tiene la propiedad de devolver por unos momentos la identidad a las personas que han sido desposeídas. "Esto me ha ocurrido en varias ocasiones, cuando retratas a personas desvalidas o abandonadas la fotografía tiene un elemento curativo que hace que las personas recuperen un poco su identidad. Todas las mujeres que estaban en prisión tenían ganas de ser ellas", aclara Aymerich.
La conversación con Aymerich para hablar de este libro se produce al día siguiente del 8 de marzo. Este pasado Día Internacional de la Mujer, a pesar de la lluvia Pilar salió un año más a la calle para manifestarse. Lo lleva haciendo desde 1976, año del comienzo de las manifestaciones feministas en Catalunya. "Después de aquella época hubo un bajón, y cuando salías el 8 de marzo siempre éramos las mismas. Y ahora ver esta explosión de mujeres jóvenes te hace pensar que tu militancia en favor de las mujeres no ha sido gratuita y que hay toda una gente que ha cogido el testimonio de todas nosotras", asegura la fotógrafa. Con todo, quiere subrayar que los problemas no se han solucionado, "sobre todo los feminicidios, no me lo puedo creer que en 2022 mueran tantas mujeres asesinadas… ¡no me lo puedo creer!".
Precisamente, el Día Internacional de la Mujer había sido la fecha elegida para inaugurar una exposición suya organizada por el Instituto Cervantes en Belgrado. El tema de la muestra es el feminismo y la transición, y ojalá, después de Belgrado se pudiera visitar en Barcelona, pero la fotógrafa comenta que de momento no ha salido la oportunidad de hacerlo.
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