Este artículo se publicó hace 3 años.
Catarina Vasconcelos: "Lo de Afganistán es un 'déjà vu' demoniaco"
La cineasta portuguesa crea en 'La metamorfosis de los pájaros' un refugio para sus fantasmas y los recuerdos familiares, desde el que reivindica la necesidad de la memoria y se pregunta por la realidad de las mujeres de su país desde los días de la dictadura.
Madrid-
"Los muertos no saben que están muertos. La muerte es una cuestión para los vivos". Por ello, la cineasta portuguesa Catarina Vasconcelos ha creado con su ópera prima, La metamorfosis de los pájaros, un refugio para sus fantasmas y los recuerdos de su familia, un espacio sorprendente y muy hermoso donde conviven varias generaciones, y desde el que se pregunta por la realidad de las mujeres portuguesa ahora y antes, insiste en la necesidad urgente de conservar la memoria y reivindica una intimidad perdida con la naturaleza.
Premio Zabaltegi-Tabakalera en el Festival de San Sebastián, la película es un diario autobiográfico y familiar escrito con imágenes y voces del pasado —fotografías y grabaciones antiguas—, con cartas y telegramas, recuerdos, bodegones que son un espejo de los que tuvo Vasconcelos en la casa de sus abuelos, de su padre…
Pavos reales, frutas, jacintos, árboles, un naranjo muy especial… la imagen del mar en el que pasó tantos años su abuelo, los retratos de su padre y de sus tíos, de su abuela, de Zulmira, que los cuidaba… van desgranando varias vidas, dejando al descubierto la ausencia del padre, el dolor por la muerte de la abuela y de la madre, la relación a distancia de los amantes…
Una película que culmina con la alegría de la recuperación de la memoria y la conexión con la naturaleza. De todo ello habla Catarina Vasconcelos con Público en esta entrevista.
¿Una película autobiográfica como ésta surge de la necesidad de recuperar la memoria familiar?
De esa necesidad y de la de comprender lo incomprensible, la muerte. Creo que es un trabajo sobre la identidad, sobre quiénes somos. Cuando alguien próximo se muere, también muere una parte de nosotros y de lo que somos. Sí, necesitaba dar sentido a mi propia identidad, además de trabajar con el luto.
A pesar de tener presente a su padre y la figura de su abuelo, ¿no es ésta una historia de mujeres?
Sí, una historia clásica de las mujeres de mi familia, que es como una tragedia griega que ha pasado de generación en generación. Al fin y al cabo, yo soy una mujer. Pero, además, es un intento por comprender no solo todo sobre mi familia, sino también sobre mi país y qué significaba ser mujer en Portugal durante la dictadura, cómo podían reaccionar a su sexualidad, a su día a día...
Las mujeres en esos años en Portugal perdieron sus derechos como en la dictadura en España.
Y hay que preguntarse muchas cosas. A las mujeres se las ha sacado de la historia, en mi país no existe una historia de las mujeres en Portugal. En 1973, un año antes de la Revolución, tres mujeres, a las que se conoce como ‘las tres Marías’, escribieron un libro con el punto de vista de la mujer y terminaron en los tribunales. Si no hubiera llegado la Revolución, hubieran terminado en la cárcel.
¿Ahí se comenzó a hablar de las mujeres o fue más tarde?
No, es ahora cuando se empieza a hablar de las mujeres y se empieza a hacer un trabajo por la justicia social. Creo que el #MeToo está llegando ahora a Portugal y siento que por fin se empieza a hablar de la mujer, de los puestos de poder que debe ocupar… Es muy importante porque Portugal es el país europeo con la brecha salarial más profunda, las mujeres cobran el 23% menos que los hombres. Hay muchísimo que hacer por la justicia social y la igualdad.
Y en el cine, ¿cuál es la situación de la mujer?
La historia del cine de Portugal siempre se ha contado a través de los hombres, ello a pesar de tener cineastas extraordinarias, como Margarida Cordeiro, Teresa Villaverde y muchas otras. Sin el trabajo que han hecho ellas, yo no hubiera hecho nunca esta película.
Al final, 'La metamorfosis de los pájaros' es una película sobre la memoria. ¿Por qué siente que es tan importante?
Si no tuviéramos presente la memoria, habría muchas cosas que no podríamos conocer. Por ejemplo, hoy Afganistán ha dado un paso atrás, es como un déjà vu demoniaco. Esto ya ha pasado antes, hace cuarenta años, deberíamos aprovechar la memoria para evitar que sucediera. Sucede igual con la crisis de los refugiados. ¿Por qué estamos todavía hoy hablando de fronteras ilegales cuando Europa ha vivido el Holocausto? Hoy tenemos Internet, mucha información, pero estamos lejísimos de nuestro pasado histórico, y yo creo que debemos permanecer mucho más cerca de nuestra memoria histórica. El problema es el ser humano, que no tiene en cuenta la memoria. A veces parece tan irreal lo lejos que estamos de nuestro pasado. Por eso yo sigo trabajando en la memoria.
¿Su siguiente proyecto también tiene que ver con ello?
Sí, se llama Pintura inacabada, es un título provisional, y habla de la memoria y de la muerte, también otra vez. Me inquieta la relación con la muerte.
¿En qué sentido?
Quiero saber más sobre ella. Ahora es importante sacar adelante la Ley de Eutanasia en Portugal, hay que evitar el sufrimiento. La muerte siempre va a existir, pero evitemos el sufrimiento. Yo tenía once años cuando murió mi madre. No creo en Dios y no quiero hablar con él, pero quiero hablar con la muerte, ese ser misterioso que están en todos nosotros. En países de tradición católica, como Portugal y España, es importante hablar y discutir sobre todo esto.
En las distintas generaciones de su historia hay un punto en común, el dolor por la pérdida de la madre…
…porque es un dolor mayor que cualquier otro. Cuando hablo con mi psicólogo de ello, siento una especie de ansiedad. Es un sentimiento de dolor doble, porque también se muere una parte nuestra. Es un dolor imposible de comandar, siento que esa ausencia existe dentro de mí. La muerte de mi abuela y la muerte prematura de mi madre sirven para ver cómo cada uno trata el luto y la pérdida de modo diferente. Yo puedo hablar de estas cosas con mucha más facilidad que mi padre.
Hay una relación muy estrecha de las mujeres con la naturaleza en su película, ¿cree que es general a todas las mujeres?
Sí, mujer y naturaleza, porque las mujeres cuidamos más a todo lo que nos da vida. La memoria de mi madre y de mi abuela y su relación con la naturaleza me lleva a mejorar mi propia relación con ella.
Usted consigue una relación íntima entre la historia de su familia y el arte…
Es que yo vengo de Bellas Artes, no del cine, y estoy más próxima a esta imaginario de pinturas. Hay muchos bodegones en la película porque son tal cual a las imágenes con las que he crecido. Y hay otra cosa. Los bodegones intentan retratar la realidad tal cual, pero son ficciones, y eso mismo es lo que hago yo en mi película. Todo lo que hay en la película no ocurrió de esa manera, pero podría haber ocurrido así.
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