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El "chico afortunado" que desertó al bando comunista

Cuatro soldados norteamericanos se mudaron a Corea del Norte tras la guerra.

JESÚS CENTENO

Trabajó como actor en películas en las que interpretaba a villanos norteamericanos. Vivió en Pyongyang el doble de tiempo que en Virginia, su ciudad natal. Incluso utilizó el coreano como lengua materna. Es la historia de James Joseph Dresnok, Camarada Joe, el desertor que abandonó su patria por el arroz y la sopa picante de la Corea comunista. Dresnok, huérfano de familia, se alistó en el ejército de EEUU y fue enviado a Alemania. A su vuelta, se encontró con que su mujer tenía un amante. Decidió emigrar y trabajó en la Zona Desmilitarizada (DMZ), la frontera que dividía a las dos Coreas desde el fin de la guerra. A los pocos meses, se ganó un consejo de guerra por abandonar su unidad. Entonces, tras una noche de copas, decidió desertar.

Una vida de héroe

'Estaba acabado y sólo había un sitio al que ir', explica Dresnok en Crossing the line, un documental que recupera su vida 45 años después.

El soldado atravesó el área fortificada, un espacio lleno de minas antipersona, hasta llegar al país más cerrado del mundo. Fue capturado, trasladado a la capital e interrogado hasta el amanecer. Cuando despertó, descubrió que tenía un compañero: Allen Abshier, otro norteamericano que había escapado a Pyongyang tres meses antes. Más tarde, los soldados Charles Jenkins y Jerry Parrish siguieron el mismo camino. La propaganda del régimen les presentó en sociedad mediante un folleto propagandístico, titulado 'I'm a lucky boy'. Su primera misión consistió en acercarse a la DMZ y, con un megáfono, predicar a sus ex compañeros capitalistas las ventajas de la vida en comunismo.

Pero la realidad era bien distinta. La adaptación no fue fácil e incluso Dresnok admite que en un primer momento no quería quedarse. En 1966, los cuatro disidentes pidieron a la embajada soviética que los acogiesen en la URSS. La petición fue rechazada. Entonces, las autoridades norcoreanas decidieron orientarles mediante un programa de reeducación En él debían estudiar las costumbres del país, asimilar la ideología oficial Juche, y elogiar al líder Kim-Il Song.

Al final, Dresnok echó raíces en Pyongyang, donde se casó dos veces y tuvo tres hijos. No se arrepiente de su decisión: 'Aquí me siento en casa', dice. Se hizo traductor y obtuvo la nacionalidad norcoreana. Por si fuera poco, en 1978 se convirtió en celebridad al protagonizar la cinta Héroes sin nombre, donde encarnaba a un malvado comandante estadounidense. 'Fue un gran honor rodarla', asegura. Dresnok protagonizó hasta una docena de películas y tradujo al inglés las enseñanzas del Gran Líder comunista. Hoy, a sus 64 años, es el último desertor vivo en Corea del Norte, donde ha disfrutados de una vida de privilegio para el estándar del régimen de Kim il-Sung.

Una guerra olvidada

El documental también reflexiona sobre la guerra de Corea, un conflicto que duró tres años (1950-1953) y que enfrentó a EEUU y la URSS por obtener más influencias ideológicas en Oriente. Según Henry Kissinger, el conflicto surgió de un doble equívoco. Primero, que los comunistas creyeron que el sur no resistiría su ataque y que no recibiría ayuda de un occidente muy despreocupado por Asia. El otro, que EEUU debía demostrar que toda agresión comunista sería castigada.

La guerra dejó cuatro millones de muertos y acabó en armisticio. Fue uno de los símbolos de la guerra fría, un pretexto para el choque que Stalin temía y que con tanto empeño evitó. Rusos y americanos se preparaban para lo que ninguno de los dos bandos quería: un desafío directo y total.

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