Este artículo se publicó hace 12 años.
Desmadre en el Español con una obra gigante
Mario Gas dirige por primera vez en 'España Follies', con más de 30 actores
El musical Follies, de Stephen Sondheim, es una brutalidad. Necesita más de 30 actores, casi 20 músicos y otra veintena de personas en tareas de vestuario, iluminación, maquillaje y escenografía. Una bestialidad de personal que, sin embargo, el director Mario Gas ha conseguido reunir en los últimos meses. "Si esto no se hace en tiempos de crisis, ¿cuándo lo vamos a hacer? Un teatro público debe programar cosas así, con elencos amplios, aunque sin gastar de forma superflua", apuntó ayer horas antes del último ensayo. Hoy, esta obra en la que todo es a lo grande (desde su estreno en Broadway en 1971 hizo más de 522 funciones seguidas) llega por primera vez a nuestro país de la mano del Teatro Español, donde se quedará dos meses.
Vicky Peña, Carlos Hipólito, Muntsa Rius, Pep Molina, Asunción Balaguer y Massiel (recuperada para el teatro a petición del propio Gas) son los protagonistas de este musical en el que "se canta, se baila y se habla", y que trata "sobre el paso del tiempo, narrado como un canto a la supervivencia de la profesión teatral", según su director. Desde un escenario al que le queda sólo un día para convertirse en un aparcamiento, los personajes rememoran los días de gloria del follies, un género parecido a la revista española, que gozó del éxito del público desde principios del siglo XX hasta los años cuarenta.
"Sondheim no es nostálgico. Retrata cómo se acaba el aplauso y cómo se sigue viviendo, cómo nos enfrentamos a la vida con nuestras pasiones. Y todo hecho con una gran ternura y lucidez", manifestó Gas. "Dios sabe que estuve allí / y ahora sigo aquí / Míra quién está / sigo aquí", los versos de la canción I'm Still Here, que canta Massiel, ratifican esta filosofía de Sondheim.
La obra coincide en la cartelera con dos textos que también narran un cambio de paradigma: La mecedora, dirigida por Josep Maria Flotats en el Valle-Inclán de Madrid, y la película The Artist (del cine mudo al sonoro). "Es una casualidad, pero los tiempos cambian constantemente y el teatro, sea drama o comedia, siempre está presente para narrar esos momentos críticos", apostilló el director.
Lo curioso es que, desde su estreno en los setenta, Follies nunca haya pisado un teatro en España. Gas, que conocía la obra desde aquella época, explicó que no es un autor fácil. "Tiene una forma de entender el musical que no despierta interés en el teatro privado, que prefiere musicales más accesibles. Sondheim requiere de un público inteligente", concluyó.
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