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Estreno de 'Pájaros enjaulados' Oliver Rihs: "Es alarmante cómo se utiliza el concepto de libertad hoy"

El cineasta recupera un episodio real de la historia reciente de Suiza en ‘Pájaros enjaulados’, una interesante película que profundiza en el concepto de libertad y que resuena en la España de hoy ante victorias como la de Isabel Díaz Ayuso y su grosera adulteración de la libertad.

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El cineasta Oliver-Rihs. — (Empatía Media)

madrid, Actualizado:

La ultraderecha ha ganado las elecciones en la Comunidad de Madrid adulterando el concepto de libertad de una manera grotesca. A pesar de lo ridículo que resulta pensar que más de un millón y medio de personas se ha creído que libertad es tener abiertos los bares en medio de una pandemia mundial, la victoria fue suya. La perversión de la idea y de la palabra, y la indecente manipulación de la opinión pública, unidas a la creación de extravagantes iconos culturales –un buen intento sería Nacho Cano-, es una estrategia antigua que a veces ha tenido sorprendentes resultados.

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El cineasta Oliver Rihs recupera un episodio de la historia reciente de su país que demuestra cómo se alcanzó el éxito con esta misma maniobra en Suiza en los años ochenta y noventa. Su película Pájaros enajaulados (Hasta que estemos muertos o libres) cuenta la historia real del extraño vínculo que se creó entre una abogada, activista de izquierdas, y un delincuente, un sociópata conocido como ‘el rey de las fugas’ por su facilidad para escapar de las prisiones donde le encerraban.

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En medio de una atmósfera de represión estatal y de revueltas sociales, la izquierda radical convirtió a Walter Stürn en un icono de la contracultura, un personaje que alcanzó la dimensión de figuras como el Ché Guevara. Por su parte, éste se aprovechó para sus fugas de ello y muy especialmente de la abogada Barbara Hug. Ambos están animados por el mismo deseo, el de libertad, aunque ésta tenga significados muy diferentes para cada uno. Ahora Oliver Rihs desmonta aquella manipulación, una mentira que, tristemente, sigue funcionando en las sociedades occidentales de hoy.

La película explora diferentes conceptos de la libertad, ¿usted cree que alguno de ellos está equivocado?

La libertad, para Walter Stürn, que era un tipo con energía criminal, era algo que se tomaba y en lo que el Estado no debía inmiscuirse. En el caso de Barbara Hug era una idea más de la política de izquierdas y ella sí pensaba que el Estado debía proteger al desprotegido en este asunto. Yo no creo que un concepto sea correcto y otro falso, pero tampoco lo sé, lo que quería era abrir este cajón para dar algo de luz a esta oscuridad.

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¿Qué le sugiere que un tipo como Waler Stürn se convirtiera en icono de la contracultura?

Es una enorme ironía convertir a un criminal en un icono cultural. En Suiza hicieron de él una figura casi como el Che. Este tipo, narcisista y con una inteligencia criminal, se convirtió en el icono de la izquierda en los setenta y los ochenta. En realidad, se utilizaron mutuamente. Y ahora, la izquierda de entonces no nos ha perdonado que les desenmascaremos en la película. Ese momento de Zurich, con un importante movimiento cultural, los abogados de izquierdas… han dejado huella y una ciudad muy viva. Hoy en Zurich hay mucha cultura alternativa.

Marie Leuenberger y Joel Basman son los protagonistas — (Empatía Media)

¿Qué ecos hay ahora de esta historia?

Me parece que hoy es muy oportuno profundizar en el concepto de libertad, a mí me interesa mucho. Me parece muy complejo decidir cuándo te sientes libre, no solo en lo político o social sino también en los sentimientos. Ahora vivimos una recesión política en muchos países y el tema de la libertad está de más actualidad que nunca.

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En Madrid, la derecha ha ganado y ha convencido a muchísimos de que la libertad era mantener abiertos los bares en pandemia…

Desde luego es un panorama muy preocupante ver cómo se maneja la información hoy. El tiempo de Trump en el poder, desde luego, ha contribuido mucho a ello. Y también la digitalización. Cómo se utiliza el concepto de libertad hoy es alarmante y no me gusta, aunque debo decir que a mí me interesa más desde el punto de vista filosófico más que político o social. La libertad requiere mucho coraje y por eso hoy, precisamente, no se vive con más libertad.

El sistema de prisiones y judicial que muestra en la película deja ver el pasado fascista de Suiza, ¿cuánto queda hoy de ello en el país?

Bueno, Suiza hace ahora grandes esfuerzos por presentarse al mundo como un país abierto, pero nada de lo que haga puede ocultar que el partido en el gobierno es xenófobo, fascistoide… Hay un envoltorio más bonito, pero no consigue esconder que la sociedad suiza es mayoritariamente de derechas.

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Una secuencia de la película. — (Empatía Media)

¿Barbara Hug y Walter Stürm son muy conocidos todavía hoy en Suiza?

Son muy conocidos entre los que tenemos más de cuarenta años, los jóvenes no les conocen tanto y esa era otra razón para hacer la película, porque esta historia merece ser conocida.

La película habla de cómo partidos o corrientes políticas manipulan a la opinión pública…

Es que es un tema que me interesa muchísimo. Yo de joven también formé parte de los que idealizaban a Walter Stürn, pero éste era un tío frío como el hielo, un delincuente. Hoy los medios de comunicación manipulan mucho más y más fácilmente.

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¿Cómo ha reaccionado el público suizo a la película?

Ha tenido una acogida muy positiva y ¡se ha celebrado mucho incluso en los países comunistas! Las críticas más aceradas han sido los de esa vieja izquierda en Suiza que todavía siguen aferrándose a ese icono.

¿Y cuánto peso tiene esa izquierda hoy?

Ya no tienen demasiado peso, muchos de ellos se han pasado a la social democracia desde la izquierda radical en la que estuvieron. Uno de los abogados de aquel movimiento incluso ha llegado a ser presidente federal.

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