Este artículo se publicó hace 3 años.
'Dune'. Antes de la destrucción total
La nueva adaptación de 'Dune' al cine, la superproducción de Denis Villeneuve, es una película elegante, leal al texto de Herbert y con secuencias brillantes, que, a pesar de descuidar a los personajes, lanza un mensaje de alarma ante el peligro que vive el planeta.
Madrid-
"Dune será un Star Wars para adultos", profetizó hace tres años el cineasta canadiense Denis Villeneuve. Fiel a su palabra, eso fue, más o menos, lo que presentó mundialmente hace unos días en la Mostra de Venecia, donde la expectación creada por esta superproducción recogió minutos de aplausos y ardientes elogios, aunque también provocó un brote de desengaño en algunos círculos.
La adaptación al cine de la legendaria saga de Frank Herbert - la más vendida de la ciencia-ficción, con más de 12 millones de ejemplares- apareció envuelta en pulcritud y elegancia estética –sello Villeneuve-, enterrando por fin la confusión que encerraba la película de David Lynch de 1984, esmerándose en mostrar su lealtad el texto literario y dejando un pequeño rastro de secuencias brillantes. Demasiados frentes, tal vez, para además concentrar energía en desarrollar a los personajes e invocar su voz interior.
El Dune de Villeneuve es ese cuento de poder, conspiraciones religiosas, figuras mesiánicas, urgencia medioambiental, colonialismo y tolerancia que imaginó Herbert, pero los personajes apenas tienen aliento humano. El músculo cinematográfico que exhibe la película y sus logros técnicos, las batallas y peleas cuerpo a cuerpo, el imaginario de naves espaciales y las construcciones y paisajes del desierto, casi todo ello impresionante, serán suficientes para muchos, pero los habrá que rechacen los excesos y el estruendo musical –la banda sonora es de Hans Zimmer- y, sobre todo, los que esperen durante 155 minutos que se revele el alma de la historia.
"Nuestra supervivencia"
Frank Herbert imaginó un universo arrastrado a una guerra bárbara en una disputa por el poder y el dominio de la droga-especia melange, capaz de prolongar la vida y agrandar el conocimiento. Un imperio galáctico gobernado por distintos feudos y una corporación para el desarrollo comercial de la melange se asfixiaban en corrupción y suciedad. El universo de Dune hoy, más de medio siglo después, sigue envolviendo al mundo como si se hubiera creado para hoy, para un siglo XXI que ve cómo sufre el planeta, cómo religiones y política lo cubren todo de lodo y violencia.
"La película hablará ahora al mundo más que hace 40 años. Está en juego nuestra supervivencia", sentenció el cineasta en Venecia. "Cuando Frank Herbert escribió la novela, en los sesenta, hacía un retrato del siglo XX. Pero se ha convertido cada vez más en la previsión de lo que sería el XXI. La película habla al mundo del peligro de una política recibida como una religión, de las figuras mesiánicas que la gente sigue, del efecto del colonialismo y del problema ambiental".
Una 'guerra santa'
Con Timothée Chalamet y su gesto de millennial desmayado a la cabeza, Dune exhibe un reparto de grandes estrellas, en el que se encuentra, entre otros, Rebecca Ferguson, Oscar Isaac, Zendaya, Bardem, Josh Broslin, Jason Momoa, Stellan Skarsgård (casi irreconocible), Charlotte Rampling… Reunidos en un universo que el cineasta ha querido globalizar –en la película hay desde cabezas de toro a gaiteros, pasando por infinidad de alusiones árabes y ejércitos de samuráis-, estos actores interpretan a personajes en un tiempo de mezcla de culturas y tradiciones, en crisis y en la eterna lucha entre el bien y el mal.
Es la historia de un mesías que liderará el imperio para regenerarlo, aunque para colocarle en su lugar haya que librar una ‘guerra santa’. De ahí los apuntes religiosos, que están construidos meticulosamente con vestiduras inspiradas en casuyas papales o en la imagen del duque Leto (Oscar Isaac) muerto con la apariencia de un Cristo bajado de la cruz. Y de ahí también, las referencias al "horror" de Apocalypse Now de Coppola, con tiranos sobándose la cabeza son las manos, personajes surgiendo del líquido teñidos de negro o soles enormes dominando el paisaje.
"Afrontaré mi miedo"
"El libro es tan rico, entra tanto en detalles, que el reto era encontrar un equilibrio con la información necesaria para que el público que no conoce la historia la entendiera. Y hacerlo lo más cinematográfico posible", afirmó el cineasta ante la prensa reunida en Venecia, donde añadió: "El largo ha sido soñado, concebido y rodado pensando en la gran pantalla. Es una experiencia física, intentamos que fuera lo más inmersiva posible. Si el público se siente seguro, lo animo a que vaya a verlo en un cine".
Y ahí sí está la gran virtud de esta película, la de apostar sin reservas por la vuelta a las salas de cine en estos días de pandemia. Dune es una creación para contemplar en pantalla grande, de lo contrario lo más sugerente de esta propuesta se perderá. La película de Villeneuve es una invitación a renovarnos en la cultura despojándonos del miedo.
"No debo tener miedo. El miedo mata la mente. El miedo es la pequeña muerte que conduce a la destrucción total", recita como una letanía el protagonista de esta historia, el joven Paul Atreides. "Afrontaré mi miedo. Permitiré que pase sobre mí y a través de mí. Y cuando haya pasado giraré mi ojo interior para escrutar su camino. Allá donde haya pasado el miedo ya no habrá nada. Sólo estaré yo".
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