Este artículo se publicó hace 2 años.
Louis Garrel: "Para mi generación, el calentamiento global es una amenaza a la comodidad"
El cineasta se alía con la generación Greta Thunberg en ‘Un pequeño plan… cómo salvar el planeta’, coescrita junto al desaparecido Jean-Claude Carrière y en la que lanza una inclemente crítica contra su propia generación, "una generación materialista, para la que el calentamiento global es una amenaza a su comodidad."
Madrid-
Escándalo, sí, pero no falsa extrañeza. "¿Qué preferimos: la paz o tener el aire acondicionado encendido?" Mario Draghi tuvo que acudir a la provocación directa y preguntar en voz alta lo que la UE estaba calculando desde hacía días para intentar sacar adelante el veto al gas ruso. Louis Garrel, anticipándose al primer ministro italiano, hacía algo muy parecido en su nueva película, Un pequeño plan… cómo salvar el planeta. El cineasta sacaba los colores a su propia generación para manifestar lo egoísta y también lo completamente ridículo del capitalismo y el consumismo cuando estamos a las puertas de la debacle total.
En poco más de sesenta minutos, muy lejos de cualquier intención didáctica, con inteligencia y lucidez, mucho sentido del humor, un elevado grado de autocrítica y el necesario compromiso, Garrel se alía con la generación Greta Thunberg y decide gritar desde el cine que hay que salvar el planeta al mismo tiempo que entona en público su mea culpa y se declara un padre "reaccionario, aunque no me daba cuenta."
"Habla de supervivencia"
"Mucho más que de tratar bien a la naturaleza, a los animales, al planeta, hoy deberíamos estar hablando ya de supervivencia. Y no soy yo quien dice esto, son los niños", sentencia Louis Garrel que trabajó de nuevo en esta película, su tercer largometraje, con el recientemente desparecido Jean-Claude Carrière, guionista cómplice de Luis Buñuel y durante toda su vida un destacado ambientalista y activista.
Guionista y director, Louis Garrel es también actor en este filme, en el que le acompañan Laetitia Casta y el jovencísimo Joseph Engel, a quien descubrió en su anterior Un hombre fiel. De hecho, Un pequeño plan… cómo salvar el planeta continúa con los mismos personajes que en aquella, Abel y Marianne y su hijo Joseph.
Los primeros descubren que Joseph, que ya tiene trece años, lleva tiempo vendiendo cosas. Su patinete, el vestido de Dior y la ropa vintage de Marianne –"que tú no te pones nunca"-, la colección de relojes de Abel y su ‘chupa’ verde... Cabreadísimos, aunque también preocupados, intentan que el chico les explique su comportamiento. Es bien sencillo, ante la inacción de los adultos, los niños han ideado un plan para salvar el planeta, pero necesitan algo de dinero para ponerlo en marcha.
Un ejercicio de autocrítica
La ceguera de Abel y Marianne, o el egoísmo por su propia comodidad, existieron antes en el propio Louis Garrel, que lo reconoce ahora tranquilamente después de hacer la película. Primero fue Jean-Claude Carrière, que le propuso la primera escena de una película de niños activistas por la salvación del planeta y que él rechazó. "No me gusta, me parece forzado", le dijo. Seis meses después, Greta Thunberg comenzó su huelga escolar por el calentamiento global y fue el momento del veterano guionista para soltarle con toda la legitimidad: "Eres un tonto, si me hubieras hecho caso, la película se estrenaría ahora".
"Como hago yo ahora, en la película mi personaje se burla de mí mismo. Durante el proceso de la película fui capaz de poner mucha distancia con mi ego y de reírme. Está clarísimo que es una autocrítica, no solo a mí, también es una sátira de toda mi generación, de una generación materialista, para la que el calentamiento global es una amenaza a su comodidad", afirma Garrel.
Tomar conciencia
Presentada en Cannes, la película se proyectó posteriormente en el Festival de San Sebastián, donde el cineasta estuvo acompañado de su pequeña hija Oumy Bruni Garrel, que también interpreta a un personaje en esta historia. Un relato narrado en forma de fábula con el que Louis Garrel ha sido consciente de que es "un padre mucho más reaccionario de lo que pensaba. Por eso en la película he querido mostrar lo carcas que somos los padres aún sin darnos cuenta".
"Ahora me miro más a mí mismo y escucho mucho más a los niños –dice-. Nosotros, los adultos no hemos sido tan militantes de la ecología y del medioambiente como lo son ahora los niños y los jóvenes. Pero es gracias a ellos que creo que muchos hemos tomado por fin conciencia de que es un problema muy grave. La nueva generación se ha apuntado a la causa de una manera muy consciente".
Productores pesimistas
"Por supuesto, no todos los niños que participan en la película son muy militantes, pero lo entendieron perfectamente. Lo que yo tenía que pensar era la forma apropiada de hacer algo bueno con un tema tan duro. Y, desde luego, ésta no es una película con una lección moral ni pedagógica", explica el cineasta que apostó por el sentido del humor para intentar llegar con la película también al público joven.
"El sueño es llegar a la gente de entre 15 y 20 años, porque creo que les gusta el cine de verdad –añade-. Aunque he de decir que los productores son muy pesimistas respecto a esto, también porque la película está contada en forma de fábula y no tiene ese mensaje, moralina. Pero a mí me parece muy importante que se hagan película llenas de esperanza a pesar de tratar temas muy violentos".
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