Este artículo se publicó hace 2 años.
Las incertidumbres del proceso de paz colombiano, en cómic
A través del dibujo de Ana-Lina Mattar, la catalana Gala Rocabert relata en 'En el ombligo' su experiencia entre ex combatientes de las FARC.
Barcelona-Actualizado a
"¿Si no soy guerrillera, qué soy?", se pregunta una excombatiente de las FARC mientras cocina para la comunidad. La escena tiene lugar en 2017 en el Punto de transición a la normalidad de Pondores, en La Guajira colombiana, uno de los múltiples puntos de desarme que se habilitaron fruto de los acuerdos de paz firmados el año anterior, y forma parte de En el ombligo. Diarios de guerra y paz en Colombia, cómic de no ficción con el que la socióloga y antropóloga catalana Gala Rocabert (Premià de Mar, Barcelona, 1990) y la ilustradora Anna-Lina Mattar (Colonia, 1990) han ganado recientemente el XIV Premio FNAC- Salamandra Graphic.
La obra recoge las voces y experiencia de los exguerrilleros con los que Rocabert convivió en el campamento que estos instalaron en la vereda (barrio rural) de Pondores para iniciar el camino de una nueva vida civil. Incertidumbres, dudas, esperanzas. Prácticamente no existe exhuberancia en los paisajes que dibuja Anna-Lina Mattar en las casi 200 páginas del cómic. Lo que importa son las voces. El resto es accesorio.
Afectos y comunidad para resistir
Después de dos estancias anteriores en el país colaborando con organizaciones civiles, en mayo de 2017 Gala Rocabert se instaló en Pondores para colaborar en el proceso de reincorporación civil de la guerrilla. Compartiendo tareas con los miembros del Bloque Caribe de las FARC, Rocabert fue testigo de las dificultades que éstos enfrentaban: la angustia y las incertidumbres ante una nueva identidad, la burocracia, la falta de financiación, la persistente estigmatización, la presión por encajar en un sistema hostil, el reencuentro con las familias… Y, sobre todo, la amenaza de pérdida de fuerza colectiva proveniente de la guerrilla.
"Para muchas personas, la forma en que se ha planteado el proceso ha supuesto un shock", explica Rocabert desde Premià. "Los recuerdos de las luchas compartidas han ocupado el espacio que el orden militar había dejado como elemento cohesionador. Pero el sistema les obliga a afrontar los retos de la reincorporación de forma individual y eso rompe con su dinámica comunitaria".
'En el ombligo' relata el día a día de una tropa que ha tenido que detener su camino para reinstalarse en su propio país
A diferencia de Transparentes, cómic impulsado en el 2020 por la Comisión de la Verdad colombiana para dar a conocer historias del exilio atizado por la guerra, En el ombligo relata el día a día de una tropa que ha tenido que detener su camino para reinstalarse en su propio país: "Es difícil acostumbrarse a estar en un mismo sitio", dice un exguerrillero. Para acompañar sus preocupaciones y esperanzas cotidianas, la obra se hace acompañar de los extractos de los periódicos de a bordo y los correos electrónicos que Rocabert enviaba a su familia durante su estancia. Estos no sólo ofrecen contexto, sino que muestran el propio viaje de la mirada de la autora: de la sorpresa y admiración iniciales hasta la complejidad y las dudas posteriores. Ante la mayor presión que reciben las mujeres para volver a una normalidad machista y el incremento de los embarazos en el campamento, por ejemplo, Rocabert se pregunta: "¿Será esta una estrategia para que las mujeres encuentren su lugar en esta sociedad?".
Como la mirada de la narradora, también la propia comunidad va cambiando: el individualismo gana terreno, las clases sociales afloran despacio. Pero, por encima de todo, está la lucha por mantener el espíritu colectivo. En el ombligo es un cómic sobre los afectos y los lazos comunitarios tejidos desde abajo para resistir. Por eso, no hay espacio para las élites que han protagonizado la vida política del país en los últimos años: el nombre del expresidente Uribe aparece una sola vez en todo el cómic. El de Juan Manuel Santos, firmante de los acuerdos de paz, ninguno.
De la política partidaria a la violencia estructural
La sospecha hacia algunos actores que se acercan al nuevo estatus de los guerrilleros ("¡Ahora todo el mundo va a sacarle plata al proceso de paz!", dice uno de ellos al inicio del cómic) se traduce en desorientación cuando se menciona la institucionalización de las FARC como partido político. "Algunos exguerrilleros", explica Gala Rocabert desde su Premià de Mar natal, "se sienten abandonados por algunos referentes que se han ido a Bogotá a hacer política partidaria. Han visto cómo su voz como sujetos políticos se ha reducido".
Más allá de poner de manifiesto las incertidumbres de todo el proceso, sin embargo, el cómic pretende denunciar la violencia estructural que sigue imperando en el país: desde la persecución política hasta la falta de oportunidades o la violencia contra las mujeres. Y es que, según Rocabert, "el discurso de la guerra no se ha detenido y la criminalización persiste, lo que pone en peligro la reagrupación familiar. En Colombia no se está prestando atención a las mismas causas que originaron el conflicto. Algunas, como la tenencia de tierras o la persecución y exterminio político, siguen presentes".
"Es una buena muestra de lo que está pasando en Colombia", dice Rocabert
En el cómic, la sombra de un proyecto de minería a cielo abierto (uno más en la ya castigada región de La Guajira) se cierne sobre las comunidades indígenas vecinas del campamento de Pondores. "Es una buena muestra de lo que está pasando en Colombia", dice Rocabert. "Desde el territorio se hace una apuesta por los acuerdos de paz mientras, de espaldas, se negocian las tierras para instalar proyectos mineros que conllevan problemas de seguridad para muchos líderes comunitarios".
Cerrando el círculo
¿Cómo hacer frente colectivamente a los retos que plantea el momento actual? El cómic subraya los esfuerzos de la comunidad para sacar adelante los proyectos productivos y ecoturísticos que se reúnen en torno a la Cooperativa Multiactiva Para la Paz de Colombia (COOMPAZCOL). A las dificultades iniciales, ahora se ha sumado la crisis de la Covid-19. "En el campamento siguen a la espera de que el gobierno cumpla con los acuerdos. Se ha avanzado en conseguir tierras para construir un barrio residencial, pero, lógicamente, los proyectos turísticos han quedado tocados por la crisis". El reto de la cooperativa, dice Rocabert, es "satisfacer las necesidades cotidianas de la comunidad manteniendo su cohesión. Es un proceso lento y va a contrapié de la voluntad del gobierno. Lo que quiere el presidente Duque es la reincorporación individual de los exguerrilleros para sacarles la fuerza colectiva que tenían".
A finales de este mes de enero, el cómic estará presente en el prestigioso festival literario colombiano Hay Festival. Después, Rocabert cerrará el círculo presentando el libro a sus protagonistas.
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