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"Franco no se ha muerto"

El artista Fernando Sánchez Castillo se lamenta de las dificultades puestas por instituciones a la hora de fotografiar esculturas del dictador para una exposición

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He aquí una noticia bomba: Francisco Franco, el dictador, aquel hombre que aterrorizó España durante 40 años, sigue vivo. Y hay más: sigue controlando los hilos de la democracia española, impidiendo su buen desarrollo. Es una opinión radical, pero es la que defiende el artista Fernando Sánchez Castillo (Madrid, 1970), que inauguró ayer en el Círculo de Bellas Artes Episodios nacionales. Táctica, una exposición que reflexiona sobre la historia de este país y el legado franquista.

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La muestra, que se celebra en el marco de PhotoEspaña, reúne cinco obras. Nada más. Tres fotografías, un vídeo y una cabeza de Franco de bronce que gira a toda velocidad... intocable. El proyecto de Sánchez Castillo nació en el año 2002, cuando quiso montar con un amigo una exposición en Santander con una estatua de Franco. "La censuraron y fue cuando me pregunté por qué no querían que yo, un artista, utilizase algo que pertenece a nuestra Historia", explicó ayer Sánchez Castillo.

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"Tenemos un grave problema con nuestra Historia", sentencia el artista

Entonces empezó la hazaña: el artista propuso a 12 instituciones visitar y sobre todo tocar con un grupo de invidentes las esculturas del dictador que la Ley de Memoria Histórica obligó a retirar de las vías públicas. Ocho años y kilómetros de papeleo administrativo después, sólo una le dio luz verde. "La mayoría ni contestaron, ni una carta o un mail", lamentó el artista, "lo que muestra que aún tenemos un grave problema con nuestra historia: no sabemos qué hacer con ella".

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Fernando Sánchez Castillo ha convertido sus desventuras con amigos ciegos en una performance en búsqueda del pasado. La única institución que le contestó fue el Ayuntamiento de Barcelona, que le autorizó a entrar en el almacén donde duerme una escultura ecuestre de Franco, para rodar a los ciegos tocándola y sacar fotografías.

Tampoco pudo visitar las esculturas con un grupo de invidentes

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Otra instantánea muestra una supuesta representación de "FF", como indican los pies de foto, tapada con una espesa carpa; la última es un negativo que sólo desvela la sombra del dictador y los trastos que le rodean. "La primera pertenece al Ministerio de Defensa y está en Zaragoza, mientras que la segunda me la prestaron. Es de una colección, pero no puedo desvelar la identidad del propietario. La hicieron republicanos y tenía que ir al Valle de los Caídos", aseguró Sánchez Castillo.

Su tono desvela una frustración, cierto cabreo hacia España y algunas de sus instituciones, que "protegen a Franco". "El problema de este país y es lo que muestra este trabajo es la preservación del poder. No nos permiten ver o tocar esas estatuas porque permitirlo les puede perjudicar en las próximas elecciones. Este trabajo es una crítica al estado de la democracia en España", lanzó. "¿Por qué unos ciegos no podrían tocarlas? Porque el fantasma de Franco nunca se ha ido, él no se ha muerto", denunció el artista.

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"Soy un artista y no pretendía hacer propaganda con este proyecto"

Sánchez Castillo no habla con el rencor ni con reproches, sino con ganas de entender. A pesar de su posición, él prefirió el exilio. "Vivo en Francia y estaba un poco ajeno a toda esta polémica de la memoria histórica, pero el problema en España es que se confunde arte y decoración. Yo soy un artista y no pretendía hacer propaganda política con este proyecto. Me siento un exiliado intelectual", subrayó Sánchez Castillo.

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En el vídeo, se ve al artista y al grupo de invidentes en el Museo de Cera de Madrid donde "no resulta nada fácil tocar a Franco", según Sánchez Castillo y en la galería Juana de Aizpuru. En ella, los ciegos descubren un busto de "FF", tocan su rostro, su cuello. Parece que lo quisieran estrangular.

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