Este artículo se publicó hace 12 años.
La Gioconda se encuentra con su gemela en el Louvre
La copia realizada por un discípulo del taller de Leonardo da Vinci, que pertenece al Prado, compartirá espacio con la original en París
Las dos ‘Giocondas' se encuentran en el Louvre después del descubrimiento que hizo el Museo del Prado tras restaurar la copia más parecida a la que pintó Da Vinci que se conoce hasta el momento. El estudio se resolvió con conclusiones muy significativas, ya que demuestra que, a pesar de lo que se creía, la obra del Prado no es una copia posterior, si no que se realizó simultáneamente y que todos los cambios y modificaciones que se realizaron en el original también se dieron en la copia.
La Gioconda del museo madrileño sería la versión más antigua del pintor florentino. Una curiosidad que señalan es que, "como siempre", el alumno terminó el cuadro antes que Da Vinci "porque él tarda mucho en pintar sus cuadros, y esas copias son como una fotografía del original en un momento de su ejecución", según el comisario de la Exposición "La Santa Ana: la última obra de arte de Leonardo da Vinci".
En esta exposición se destaca la obra Santa Ana, una pintura que consideran la más importante de la obra de este pintor. Gracias a ello, la copia de La Gioconda se expondrá en el Louvre en un sitio privilegiado, a tan sólo 25 metros de la Santa Ana y muy próxima al conocido San Juan Bautista. La restauración española deja ver una mujer más luminosa y colorista que la original, protegida por un cristal para intentar evitar que empeore.
La Gioconda madrileña en un sitio preferenteLas dos gemelas no compartirán sala, la original seguirá en su sitio a la vista de miles de turistas que se agolpan para hacer una foto a este conocido cuadro de Da Vinci. La Gioconda del Museo del Prado estará en la exposición temporal, que abrirá sus puertas al público desde el 29 de marzo hasta el 25 de junio de este año, y será una de las muestras de la magnificencia del pintor renacentista.
El comisario de la exposición, Vincent Delieuvin, secunda la idea de que las obras que acompañan a la Santa Ana muestran la verdadera devoción del pintor por la naturaleza y el arte. Tras su restauración, dirigida por la italiana Cinzia Pasquali, ofrece un cuadro más limpio, luminoso y colorido. Se aprecia el relieve que Da Vinci dibujó con sus manos, ya que los rayos infrarrojos desvelaron que la pintura tenía huellas dactilares del italiano por todas partes, por lo que moldeaba las capas para conseguir el efecto relieve deseado.
Esta obra de temática religiosa tiene detrás más de 50 estudios y dibujos preparativos, por lo que es la obra a la que el pintor de Florencia dedicó más esfuerzo. La mayoría de estos bocetos se encuentran en la colección real de los Windsor y en la National Gallery. Delieuvin señala que esta fue la "última obra maestra" de Leonardo Da Vinci, en la que el pintor trabajó hasta su muerte y durante casi dos décadas.
La muestra temporal del Louvre incluye otras piezas maestras de Da Vinci y de su taller, pero también de Rafael y Miguel Ángel y de autores como Delacroix, Degas, Odilon Redon y Max Ernst.
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