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El goteo de Pollock en el arte moderno

La Fundación Miró abre su temporada con '¡Explosión! El legado de Jackson Pollock', una exposición sobre la influencia del estadounidense en multitud de artistas

EFE

La Fundación Miró abre mañana su temporada con ¡Explosión! El legado de Jackson Pollock, una exposición sobre la influencia ejercida por el artista estadounidense en el arte moderno, en la que se exhiben cerca de 70 obras de 35 artistas, entre ellos el propio Pollock o Andy Warhol.

Comisariada por el sueco Magnus af Petersens, hasta principios de octubre conservador de arte contemporáneo del Moderna Museet de Estocolmo, permite conocer al público cómo Jackson Pollock (1912-1956) con su pintura de goteo o sus acciones ante el público se acabó convirtiendo en una referencia para otros artistas.

Petersens parte de la premisa de que después de la Segunda Guerra Mundial, con los horrores del holocausto o la bomba atómica, muchos artistas optaron por empezar de cero, agredir a la pintura, romper con las condiciones artísticas dominantes y crear otras nuevas. Se produjeron nuevas aproximaciones a la pintura y apareció una nueva generación de escultores y pintores que consideraron 'arte en potencia' todo tipo de materiales y temas. Además, y de ello da cuenta la muestra de la Miró -que se podrá ver hasta el 24 de febrero-, se empezó a apreciar el proceso creativo que hay detrás de la obra, así como los aspectos 'performativos' que la generan.

Partiendo de Pollock, la fascinación por el azar, y el ensayo El legado de Jackson Pollock, del escritor Allan Kaprow, inventor de la palabra happening, la exposición se adentra por la obra del grupo artístico japonés Gutai (1954-1972), sin olvidar las polémicas obras de Lynda Benglis, Hermann Nitsch o Janine Antoni. Petersens ha aseverado hoy que ha presentado las diferentes obras, entre pinturas, fotografías, vídeos, performances e incluso audios, sin tener en cuenta ninguna jerarquía. 'La exposición es un intento de encontrar las huellas de la pintura en acción de Pollock, además de una visión de los diferentes artistas a través de sus obras'.

Ante los lienzos del japonés Kazuo Shiraga se descubrirá que pintaba con los pies, colgado de cuerdas encima de la tela, mientras que su compatriota Shozo Shimamoto lanzaba botellas de vidrio llenas de pintura a sus obras, con lo que quedaban estropeadas y agujereadas. Niki de Saint Phalle, de la que se puede ver un vídeo, disparaba con un fusil contra sus piezas, en las que colocaba contenedores de pintura bajo capas gruesas de yeso, que quedaban manchadas tras cada bala.

Otra de las artistas representadas, Lynda Benglis, vacía grandes botes de pintura en el suelo, dejándolos secar, con lo que sus creaciones acaban adoptando el carácter de una escultura, mientras que Janine Antoni, nacida en 1964, utiliza sus cabellos como pincel para pintar suelos. Justamente, Janine Antoni comparte la sala de Impresiones corporales con otros artistas que también ponen el cuerpo humano en el centro de su obra como el francés Yves Klein, que se hizo famoso por el uso de modelos desnudas cubiertas de pintura; Hermann Nitsch, Paul McCarthy o Andy Warhol.

Otro apartado de la exposición es el dedicado a las 'máquinas que pintan', unos aparatos que pueden pintar, aunque sus trabajos no puedan ser aceptados como una expresión del inconsciente del artista. Por otra parte, el público podrá conocer Six Colourful Inside Jobs (Seis pinturas interiores coloreadas), el proyecto de 1977 de John Baldessari en el que filmó cómo durante seis días se pintaba una habitación con los seis colores primarios y secundarios.

Preguntado Petersens por los criterios seguidos a la hora de seleccionar a la treintena de artistas de la exposición, ha señalado que se ha centrado en los años cincuenta y sesenta del siglo pasado, cuando se produjo la 'explosión y se amplió el concepto de arte'.

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