Harrison Ford se apodera del Dial de Arquímedes en el final de Indiana Jones
El actor, a punto de cumplir 80 años, vuelve a encontrarse con su gran personaje en 'Indiana Jones y el Dial del Destino', quinta película y final de una saga que ha hecho historia en el cine. Dirigida esta vez por James Mangold, es una honrosísima despedida.
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"Demasiados nazis". Desde el segundo uno de la nueva entrega de Indiana Jones todo es acción, aventura y, otra vez, nazis, uno de los enemigos preferidos de este personaje. Ya lo dijo hace algunas películas, "nazis, odio a esos chicos", y ahora, en su despedida, lo repite. Indiana Jones ha vuelto, a su pesar, es verdad, pero con todo su empuje, su humanidad, su especial sentido del humor, su increíble buena suerte y con la inimitable medio sonrisa de Harrison Ford. Indiana Jones y el dial del destino es el adiós a uno de los personajes más queridos de la historia del cine.
Se apagan las luces y empieza la acción en esta nueva película, en la que Steven Spielberg ha pasado el relevo a James Mangold, que rinde su personal homenaje a una saga que le cautivó desde el principio, cuando solo tenía 17 años y fue al estreno de En busca del arca perdida, el 12 de junio de 1981, en el Orange County Mall del estado de Nueva York. "Era una mezcla a partes iguales de persecuciones, momentos de suspense, puñetazos, romance e ingenio, con una sensibilidad moderna totalmente original".
Puñetazos, persecuciones, suspense
Y todo está otra vez en esta película. Muchos puñetazos, algunos absolutamente memorables. La dosis de suspense justa. Un romance a la altura del personaje… y de su edad. Y unas cuantas persecuciones estupendas, divertidas, ingeniosas… Indiana Jones a caballo por el metro de Nueva York huye de los malos, se la juega por callejuelas de Tánger a bordo de un tuk-tuk de tres ruedas, escapa de vagón en vagón en un tren atestado de odiosos nazis…
Cierto que todo ello sucede muy a su pesar. Tras un flash-back de los días en que Indy recuperaba piezas arqueológicas para el gobierno de EEUU, la historia salta al momento en que el profesor arqueólogo Henry Walton Jones Jr. está a punto de jubilarse. Es 1969 y su última clase en el Hunter College de Nueva York coincide con la llegada del hombre a la luna. Vive solo en un apartamento, agobiado por el ruido de sus jóvenes vecinos, separado de su mujer y dándole al whisky escocés de vez en cuando.
El Dial de Arquímedes
Hasta que aparece su ahijada, Helena Shaw, la querida hija de su antiguo amigo y compañero Basil Shaw, que quiere recuperar el Dial de Arquímedes que su padre confió a Indiana Jones hace muchos años. En realidad, ella es una estafadora que solo quiere la pieza para venderla en una subasta ilegal. También la quieren los abominables nazis, en concreto Jürgen Voller, que ahora trabaja con otro nombre en el programa espacial de EEUU.
Todo a punto para iniciar otra trepidante aventura de Indiana Jones, una muy digna para ser la despedida de tan gran personaje. Una historia que pende sobre los hombros de Harrison Ford, uno de los mejores actores de cine de aventuras de todos los tiempos. No importan los ochenta años (los cumplirá el próximo 13 de julio) del intérprete, ni al público ni a él, que se deja ver en paños menores, que corretea como puede por medio mundo y que mantiene intacto el espíritu de este personaje.
El mejor hombre rana de España
Grande Harrison Ford y muy bien acompañado en esta película por Phoebe Waller-Bridge, simpática, burlona, imparable en su papel de Helena Shaw; y por Mads Mikkelsen, el maldito nazi. Con ellos, adorables Toby Jones y el pequeño Ethann Isidore, y Antonio Banderas, "el mejor hombre rana de España".
De Nueva York a Tánger, de allí, pasando por Casablanca, a Grecia. Tras una apasionante incursión en el fondo marino del Egeo, en barca a Siracusa, y de vuelta a casa. Todo ello por tierra, mar y aire… El tren queda para el principio de la película, para ese primer flash-back en el que se ha rejuvenecido digitalmente a Harrison Ford. El resultado de esto no es el mejor, pero no importa demasiado en esta aventura de más de dos horas y media en la que parecería que todos hemos viajado en el tiempo, a los gloriosos años del feliz cine de aventuras de los primeros Indiana Jones.
"No voy a extrañar a Indy"
Una promesa de viaje en el tiempo que ya auguró Arquímedes y que se contiene en el deseado dial que inventó el genial físico y matemático de Siracusa. Inspirado en el mecanismo de Anticitera, la computadora manual de la antigüedad, el Dial de Arquímedes de este Indiana Jones es capaz de detectar fisuras en el tiempo. La historia de la humanidad podría cambiarse gracias a él. Por eso la quieren los malvados nazis, por eso la persigue también Indiana Jones, para esconderla de ellos.
Finalmente, el Dial de Arquímedes de la ficción ha terminado en manos de Harrison Ford, que propone un nostálgico viaje en el tiempo hacia los años de aquel fantástico cine de aventuras, pervertido hoy por efectos digitales y trucazos carísimos, sin alma ni humanidad ni pasión ni arte. Con el antiguo mecanismo en su poder, viajó también a Cannes, donde se estrenó la película y donde recibió por sorpresa la Palma de Oro de Honor.
Indiana Jones y el dial destino, con la sintonía creada por John Williams de fondo, es una muy honrosa despedida de un personaje que debe mucho a Georges Lucas y a Spielberg, pero que ha hecho realidad el mejor Harrison Ford. "No voy a extrañar a Indy porque ya ha cumplido su propósito y estoy feliz de ver que ha llegado al final del camino. Tengo la impresión de que hemos hecho la película que el público se merecía".
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