Este artículo se publicó hace 14 años.
Un homenaje al dibujo en el Renacimiento
Leonardo y Miguel Ángel, estrellas del Museo Británico
Muchos tienen un aspecto frágil. Podrían deshacerse entre los dedos si uno los cogiera con las manos o los expusiera a demasiada luz. Sin embargo, detrás de las más de cien obras expuestas en el Museo Británico está la mano robusta de los grandes del Renacimiento, encabezados por el artista que no conocía una disciplina en la que no pudiera exhibir su maestría. Leonardo Da Vinci, evidentemente.
De Fra Angelico a Leonardo. Dibujos del Renacimiento es una invitación a entrar en el estudio de los artistas del siglo XV. Son obras que reflejan la seguridad de los maestros y también su capacidad para buscar nuevos caminos.
"La mayoría de estos dibujos fueron hechos para no ser exhibidos nunca en público. Sólo eran estudios, borradores de una obra aún por concluir", dice Hugo Chapman, comisario de la exposición que estará en Londres hasta el 25 de julio. Después, partirá hacia la Galeria Uffizi, de Florencia, la casa natural de algunas de estas obras.
Ninguna hubiera sido posible, al menos tal y como las vemos, sin la llegada del papel a Europa. Según un inventario hecho en Florencia en 1476, una sola hoja de pergamino costaba lo mismo que 14 de papel. Y sobre papel Leonardo pintó en 1874 el primer estudio de un paisaje en el arte europeo, que es también la primera obra fechada que conocemos del artista.
No es el escenario de una representación religiosa. El valle de Arno visto desde las colinas de Vinci es el único protagonista de la obra. Los trazos enérgicos revelan a un artista que está descubriendo su lenguaje. "Es un hombre joven que está creando un nuevo camino, intentando descubrir una forma de captar la naturaleza", explica Chapman.
En la exposición, vemos también la madurez del maestro de Leonardo, Andrea del Verrocchio, en el retrato Cabeza de mujer, y cómo el joven alumno replica y quizá supera al mentor en una obra similar.
Apreciamos lo que el fundamentalismo religioso puede hacer a la obra de un artista. Botticelli dibuja en Abundancia de otoño a una figura femenina rotunda y sensual. Pero a finales de siglo la irrupción del predicador Savonarola, padrino de todos los fundamentalismos, le obliga en otro dibujo a apostar por representar la piedad religiosa en otra mujer. Adiós a la ropa ceñida.
La abundancia de papel permitió a los artistas experimentar, trabajar una y otra vez el mismo tema, y explorar nuevas ideas. La exposición ofrece estudios de Miguel Ángel sobre la representación de la figura humana, brazos y piernas poderosos que luego veremos en sus grandes obras.
Al final, la labor del artista se reduce al consejo que Miguel Ángel dio a su alumno Antonio Mini en 1522. "Dibuja, Antonio, dibuja. Dibuja y no pierdas el tiempo".
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