Este artículo se publicó hace 3 años.
Lea Tsemel, una mujer optimista muy cabreada
La película ‘Advocate’, de Rachel Leah Jones y Philippe Bellaiche, cuenta la historia de Lea Tsemel, la abogada israelí que lleva cincuenta años defendiendo a los acusados palestinos en el sistema judicial de Israel. Es el retrato del compromiso, la coherencia y el valor.
Madrid-
"Soy una ocupante israelí, lo mires por donde lo mires. Y no he logrado, pese a mi obligación moral como israelí, cambiar el régimen y sus políticas. ¿Sobre qué base moral puedo juzgar a las personas que se resisten a mi ocupación? Si un acto es realizado para resistir a la ocupación, aceptaré el caso". La convicción de la abogada Lea Tsemel es admirable. Todo en ella lo es, de hecho. Conocida despectivamente por los israelíes como 'la abogada del diablo', esta mujer, una letrada judía de 75 años, ha dedicado medio siglo de su vida, y sigue en ello, a defender a los acusados palestinos en el sistema judicial de Israel.
Lea Tsemel es fortaleza, es honestidad y valor, es resistencia y coherencia, pura coherencia. Combativa y profundamente comprometida, es, en sus propias palabras, "una mujer optimista muy cabreada". O, cuando el optimismo decae un poco, "una rebelde con causa perdida". Porque a día de hoy, esta abogada sólo ha conseguido ganar uno de sus casos y, a pesar de ello, resiste. La película Advocate, de Rachel Leah Jones y Philippe Bellaiche, cuenta ahora su historia, siguiendo dos casos en los que trabaja y echando la vista atrás, a los años en que se formó su inalterable conciencia.
Ganadora de decenas de premios en festivales de Grecia, Polonia, EE.UU., Rusia, China, Australia, Croacia e incluso en Israel –los Premio de la Academia de Israel y el DocAviv Film Festival-, la película se estrena ahora en cines españoles, iniciativa del Documental del Mes, y en la plataforma Filmin. Y en la pantalla casi la primera imagen de esta aventura es la de Lea Tsemel entrando en los juzgados y metiendo decididamente el pie en la puerta del ascensor para que vuelva abrirse. Una evidente declaración de intenciones, Tsemel hará lo que haya que hacer para seguir adelante.
"Una guerra para la paz"
"Deberéis intentar comprenderme porque soy el futuro", dice esta mujer, toda energía y un terremoto cuando se planta ante los jueces israelíes. En Advocate la cámara la sigue representando a Ahmad, un menor de trece años, procesado por supuestamente participar en un apuñalamiento de un chico israelí. El otro caso es el de Israa Jaabis, acusada por los oficiales israelíes de un intento frustrado de atentado suicida.
Acompañada por Tareq Barghout, abogado de la oficina de presos palestinos en Ramala, Lea Tsemel, trabaja sin descanso en estos casos al tiempo que la película va mostrando momentos importantes de su activismo desde su juventud. En 1967, estudiante de Derecho en la Universidad Hebrea de Jerusalén, fue la primera mujer israelí que estuvo en el Muro de las Lamentaciones en la Ciudad Vieja. Entonces, jovencísima y todavía muy ingenua, pensaba que aquella "era una guerra para la paz". "Yo, en mi ingenuidad, lo creía a pies juntillas".
"Amigos, nos han engañado"
Una visita poco después a los territorios ocupados terminó de abrirle los ojos. Al ver la interminable cola de palestinos que salían penosamente de sus casas para marchar al exilio, comprendió en toda su crudeza la realidad: "Mi casa era propiedad de árabes, los echamos de allí, ¿cómo pudimos hacer eso?".
"Amigos, nos han engañado. Esto no es una tierra sin pueblo para un pueblo sin tierra. Ya había un pueblo aquí", rezaba el lema de los estudiantes israelíes que se oponían a la ocupación en aquellos años. Un tiempo en que ya había nacido el Matzpen, una organización socialista formada por judíos israelíes y palestinos árabes a la que Tsemel se unió. "Me uní a Matzpen y no volví a mirar atrás".
Los casos que defendió en 1972 en el Tribunal Civil de Haifa, en 1982 en el Tribunal Militar de Nablus, el seguimiento de los presos en la cárcel de Nafha en 1981, su relación con la feminista palestina Hanan Ashrawi; la defensa de su propio marido, Michel Warschawski, fundador del Centro de Información Alternativa (organización no gubernamental conjunta palestino-israelí); el trabajo hasta llegar a la Corte Suprema de Jerusalén en 1999, cuando hizo historia al conseguir la sentencia que decía que "los métodos de interrogatorios basados en presiones físicas son ilegales"… Van construyendo un retrato preciso de esta extraordinaria mujer.
Sin remordimientos
Una abogada que vive constantemente cabreada con la injusticia y en lucha contra ella y que está absolutamente convencida de que tiene razón. "No ha vencido a la ocupación, aunque está convencida de que lo conseguirá, que se logrará gracias a ella y que lo verá. Es tan poco común conocer a mujeres así, que actúan sin remordimientos. No la cambiaría por nada". Son declaraciones de su hija Talila, manifiestamente orgullosa de su madre, tanto como su hermano Nassin que muy pequeño comprendió el sentido de la vida de su madre con una sola pregunta.
Paseando de su mano, un hombre se les acercó y enseñó a Lea Tsemel un arma, en un gesto de amenaza. El niño, temeroso, preguntó: "¿Por qué tienes que hacer este trabajo?". Y Tsemel contestó a su hijo con la verdad y con la única respuesta que tenía: "No puedo hacer otra cosa, creo en ello".
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