Público
Público

Miguel Casado presenta 'El curso de la edad'

El poeta reúne en un libro sus trabajos sobre Gamoneda

Isabel Repiso

Miguel Casado (Valladolid, 1954) mira fuera para ver dentro. Amante de la descripción y de la observación del paisaje, se ha ganado fama de cultivar una poesía objetiva, impregnada por la figura del viajero. Si bien su próximo lanzamiento tiene más que ver con la voz ajena que con la propia. El curso de la edad. Antonio Gamoneda (Abada) reúne todos sus trabajos sobre la obra del poeta leonés. Una labor, la de la crítica literaria, que le ha hecho planear sobre la producción de Valle Inclán, Aníbal Núñez o José Miguel Ullán. Como estos últimos, Casado no puede disociar su vida de la traducción. “Traducir es darle a la lectura una intensidad, volver a escribir lo que estás leyendo. Es como volver a escribir lo que ya está escrito”, define apasionadamente. Una aproximación que no le hace abordar la poesía en modo artificioso. “El poema no debería exhibir esa conciencia del lenguaje todo el tiempo”, intuye.

De vuelta a su producción, Casado se confiesa dominado por la mirada: “La vista es fundamental. Lo que veo es para mí materia de vida. Hay como una intensidad que viene por la mirada, incluso en lo más cotidiano”, asiente al teléfono. De su último poemario, Tienda de fieltro, distan casi cinco años. “Estoy escribiendo muy poca poesía. Aquel poemario me produjo un vaciamiento del que aún no he salido”, explica en Caixaforum Madrid, donde participa en un ciclo de conferencias con una ponencia sobre Antonio Machado.

Su propósito a la hora de escribir es tan sencillo como complejo: “Dar cuenta de la vida, reunir todo lo que constituye, en la continuidad, los momentos de la vida”. Un objetivo que se antoja inalcanzable en una sociedad mediatizada, en la que se solapan diversos planos de realidad, como si de un zapping se tratara. “Pero la continuidad lineal, por muy zapeada que esté, es indiscutible. Dentro de esa continuidad vemos capas muy distintas a la vez, que van de lo trivial a lo hermoso sin jerarquía ninguna y eso es lo que me gustaría contar: ese es el desafío”. Una realidad poliédrica que ya intentó proyectar mediante la estructuración de su último poemario.


Al hablar de referentes Casado se niega a simplificarse. “No es tan fácil de explicar. Además de los libros, está el cine y la gente con la que hablas todos los días”, se disculpa. Pero no niega su interés por la última poesía norteamericana: Linda Pastan, John Ashbery, Margaret Atwood y Linda Gregg. A los que vuelve periódicamente, quien sabe si para encontrar su propia voz en el encuentro. 

¿Te ha resultado interesante esta noticia?