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Un ministro de Aznar entregado a la belleza

El "flequillo indomable" del aznarismo, reconvertido en alto ejecutivo, cultiva la fotografía paisajística a lo largo y ancho del globo terráqueo. El libro 'Gea' recoge algunas de sus capturas más logradas a caballo entre el esteticismo y la vacuidad. 

Escena en Chaschuil (Argentina).- PÍO CABANILLAS

Pío Cabanillas, el que fuera ministro portavoz de Aznar, reconvertido en alto ejecutivo —puerta giratoria mediante— con cargos de vértigo como Director General Corporativo de Endesa o Director General de Imagen Corporativa y Marketing Global de Acciona, también hace fotos. Gea lo atestigua. Deidad griega que personifica la Tierra y da título a un álbum de exquisito gramaje que edita La Fábrica, en el que se suceden un puñado de postales complacientes de una naturaleza zalamera, pródiga en peñascos solemnes, pigmentos insólitos y sinuosidades sugerentes. Dicho de otro modo; una versión jet set naturalista de un álbum de fotos personalizado.

El esteta Pío Cabanillas.- EFE

El esteta Pío Cabanillas.- EFE

Ni rastro de huella humana, ni rastro de contaminación, pureza paisajística al servicio de un esteticismo vacuo. Topografías exóticas que un Cabanillas ubicuo, armado de paciencia, sobrado de tiempo, y —a buen seguro también— pertrechado con un equipamiento técnico a la altura, capta a lo largo y ancho del globo terráqueo. No hay rincón que se le escape; desde los cerros andinos de Catamarca (Argentina), hasta los campos de lava esculpidos en la reserva de Fjallabak (Islandia), pasando por el spa más grande del mundo: el Mar Negro. El gran angular de Cabanillas no siente medida.

El que fuera el “flequillo indomable” del aznarismo, domado quizá en su arduo medrar por consejos de administración, bosquejaba así sus impresiones tras una instantánea en las sublimes salinas bolivianas: “Cuando estás caminando por esa agua salada, tienes la sensación de hacerlo como el Cristo sobre el agua”. Poca broma. Lo que nos trae bajo el brazo Cabanillas es una experiencia religiosa.

Separado en tres bloques; estructura, forma y textura. Cada sección cuenta con una cita a modo de prólogo de Walt Whitman. A la caza de esa comunión entre hombre y naturaleza que predicaba el poeta estadounidense, se embarca Cabanillas con la intención de captar una naturaleza mansa, sin turbulencias, una “mayoría silenciosa” hecha de horizontes que esperan la paciente mirada del ilustre Pío.

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