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Miquel busca a Barceló

El Caixa Forum de Madrid acoge la primera gran restrospectiva del artista en España. La muestra invita al espectador a indagar en la identidad del pintor mallorquín a través de 180 obras

GUILLAUME FOURMONT

¿Quién es Miquel Barceló? Uno de los artistas españoles vivos más vendidos y respetados del mundo, dicen los críticos de arte. Un pintor mallorquín que vive entre París y Malí, dice el DNI del artista. Entender la identidad, la experiencia creativa, de Barceló es el reto que propone el Caixa Forum de Madrid con la retrospectiva Miquel Barceló. 1983-2009, una exposición que reúne hasta el próximo 13 de junio 180 obras del artista, desde sus inicios hasta su reconocimiento internacional.

El espectador se presta fácilmente, en las siete salas de la muestra, al juego de buscar a Barceló. 'No quiero dar la sensación de que se trata de un artista que vive en su torre de marfil. Porque no es así', avisa la comisaria de la muestra, la británica Catherine Lampert. Hay que dejar que las obras hablen de él y estar atento a sus breves apariciones.

Las pinturas más antiguas expuestas son de las estancias de Barceló en Portugal o en su isla natal de Mallorca, como Amour fou −la casi totalidad de sus cuadros tienen nombres en francés−. 'Le emocionaba convertirse en artista. Miraba al mar, trabajaba sobre su terror y su belleza', explica la comisaria. El pintor ya deja claro su atracción por el espacio algo que expresó sin límite pintando una cúpula de 1.400 metros cuadrados en la sede de la ONU en Ginebra con Le Louvre, grande gallerie, de 1985. 'Luego le llegó la fama y tenía que desintoxicarse', según Lampert.

Barceló emprendió entonces, en 1987, un gran viaje por el Sáhara. El resultado es Paysage pour aveugles sur fond vert II, que marca el cambio del artista hacia el minimalismo pictórico y el uso de materiales distintos al óleo, como el barro, granos de arroz y frutas. Las obras de los años noventa son 'tridimensionales', dice la comisaria, 'porque el punto de vista cambia según cómo se mira el cuadro. Barceló trabaja con el suelo, como si fuera un agricultor'.

Lampert da pistas sobre su personalidad: 'Es un amante de la lectura, de la poesía. Le interesa mucho la ciencia'. En la muestra se descubrirán ilustraciones de La Divina Comedia de Dante, expuestas por primera vez en España. El artista desvela parte de su intimidad a través de sus diarios de viajes a Malí pintados con acuarela. 'Siempre quiso expresar la fragilidad del planeta, habla de supervivencia', traduce Lampert.

En la exposición, hay dos autorretratos del artista. Uno lleva por título Moi (Yo) y presenta una cara deformada. El otro es un dibujo expuesto sin luces, casi invisible. La soledad creativa del pintor se expresa mucho mejor en La solitude organisative: Miquel Barceló es un gorila.

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