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Muse para peregrinos

El Festival del Xacobeo unió también a Pet Shop Boys, Jònsi y The Right Ons

ROCÍO PONCE

'El típico día gallego'. Así explicaría el tiempo que hacía el viernes en Santiago de Compostela un piloto a sus pasajeros justo antes de tomar tierra: algunas gotas y el cielo encapotado, que marcaron el arranque del Festival del Xacobeo 2010 celebrado en el Monte do Gozo. En el cartel, un poco de aquí y otro de allá: el rock añejo de los madrileños The Right Ons, el pop onírico de Jònsi (voz del grupo islandés Sigur Rós) y el techno-pop siempre efectivo de Pet Shop Boys para cerrar la noche. Aunque allí la mayoría había ido a ver el rock épico y atormentado de Muse. Y se notaba.

DJ Poti empezaba a caldear el ambiente a las 18 horas, aunque calentitos ya iban algunos. Desde temprano, el monte se veía repleto de jóvenes haciendo cola, que no tardaron en formar grupos para hacer botellón. Fue la opción para los muchos que se quedaron sin una de las 25.000 entradas agotadas desde hace semanas: manta al césped y copas al aire libre. Dentro del recinto, la cosa no era tan fácil: debido a la prohibición de entrar comida y bebida del exterior, había que reponer fuerzas en barras con precios abusivos y en alguno de los omnipresentes puestos de perritos calientes ibéricos.

Puntuales salieron los madrileños The Right Ons, dueños de un rock soulero de los de patilla y chaleco. La conexión con el público fue evidente, tanto que Álvaro (voz y guitarra de la banda) no dudó en tirarse al público en un momento de éxtasis musical. Frente a su sonido, rock saltarín de raíz negra, la llegada de Jònsi al escenario fue como una aparición: dulce en los ademanes, excesivo y estrafalario en su atuendo, y armado de silencios cargados de intención y notas contenidas, lo suyo está pensado para tocar la fibra sensible del público. El islandés no se caracteriza precisamente por su presencia en el escenario. Si no hubiera sido por la chaqueta de flecos plateados que se plantó, muchos ni lo hubieran distinguido de un músico más. Desde arriba desplegó su magia, que transformó en cuerda locura cuando, avanzado el show, salió con plumas de indio. Atardecía en el Monte do Gozo, y Jònsi ponía banda sonora a los amarillos y rosas.

Llegaba el momento de Matthew Bellamy, Christopher Wolstenholme y Dominic Howard. Y el de las chicas en uniforme: vaqueros pitillos, Converse y camisetas de Muse. Ellos fueron los reyes; ellas, sus reinas. Los británicos pisaban el escenario del Xacobeo y la luna aún no se atrevía a salir. Los que habían disfrutado del resto de la tarde cómodamente sentados no tuvieron otra opción que levantarse: la hora y media que duró su espectáculo fue el momento cumbre de la noche. Cámaras y móviles en alto para recibir lo mejor de su repertorio, centrado en su último disco, The Resistance. Con Uprising, el Monte do Gozo parecía el rodaje de un episodio masivo de True Blood, con las luces rojas manchando la noche y el ritmo marcial marcando el paso. La luna empezaba, curiosa, a salir de su escondite.

Después de una entrega sin concesiones, el gallego DJ Caradeniño lo tenía difícil para evitar que el festival comenzara a desangrarse de público. Ni siquiera Pet Shop Boys, que salieron a 1 de la madrugada, y que animaron su show con plásticos y colores, proyecciones, bailes y varios cambios de vestuario. Se trataba de la última parada de su gira europea y no parecieron demostrar que les faltara ni un gramo de energía. Cayeron, claro, Go West, New York City Boys, Always on my Mind y su habitual tributo a Coldplay un fragmento de Viva la vida, con Neil Tennant disfrazado de rey del pop.

Eran las 3 de la madrugada cuando Vitalic salió al escenario. Acorrolado en un lateral, el francés comenzó su sesión de una hora mientras técnicos y demás personal desmontaban el chiringuito. Como si allí ya no pasase nada. Pasaba: los valientes que quedaban tras ocho horas de música non-stop se agolpaban llenando la pista, como víctimas del frío, mientras celebraban el fin de fiesta con energía y litros de cerveza. Nada evitó que las gradas y el resto del recinto se fueran vaciando. No por mucho tiempo: Arcade Fire tomará el testigo en el Monte do Gozo la próxima semana.

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