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"Nymphomaniac no es una película para masturbarse"

Lars von Trier remata la campaña de publicidad de su nueva película al impedir que la prensa y la crítica la vean, mientras alimenta el morbo con los vídeos promocionales. Nymphomaniac Volu

BEGOÑA PIÑA

'Nymphomaniac no es una película para masturbarse'. El prestigioso actor sueco Stellan Skarsgärd, cómplice del controvertido cineasta danés Lars von Trier, ha dado en España más pistas de la nueva película de éste, Nymphomaniac, que la propia productora, que se ha negado a enseñar el trabajo antes del estreno. Operación de marketing que ha provocado cierto malestar entre la prensa especializada y la crítica, pero que, probablemente, consiga multiplicar el número de espectadores a las salas y que confirma a este artista, también y una vez más, como un genio de la promoción.

La película, que se estrenará en dos partes -la versión íntegra de más de cinco horas solo se verá en el Festival de Berlín-, es la historia de una mujer, desde su nacimiento hasta los 50 años, que se autodiagnostica ninfomanía. 'Me llamo Joe y soy ninfómana'. El tráiler y los vídeos promocionales de los ocho capítulos en que se divide el filme dan la sensación de que Nymphomaniac es puro sexo. Sexo, sexo, sexo... masturbaciones, sado, tríos, sexo oral... y rostros muy conocidos, es decir, mucho morbo, aunque no haya nada de sexo explícito entre los actores famosos y todas las escenas se hayan rodado, naturalmente, con genitales artificiales y con algunos dobles (actores porno).

En busca del tiempo perdido

'La pornografía tiene un único propósito, y es calentarte'Pero, ya se sabe, las apariencias engañan. Y si la táctica publicitaria es ésa, ofrecer sexo para adultos en las salas de cine convencionales, alguien no se lo ha dicho a uno de los actores principales del filme, Stellan Skarsgärd, que en una conversación con Público.es afirmó que Nymphomaniac 'no es una película para masturbarse'. Antes, en un encuentro con prensa británica, aseguró que no se trataba de cine porno, 'en todo caso es una mala película porno. La pornografía tiene un único propósito, y es calentarte. Pero si miras esta película, al cabo de un rato ya ni siquiera reacciones a las escenas más explícitas. Te parece tan natural como ver a alguien comiendo cereales'.

'Es una película fantástica, con una narrativa nada cerrada y nada habitual. Podría decirse que es una película muy literaria, más cerca de En busca del tiempo perdido que de otras obras. En cuanto al sexo, puedes ver en la película casi de todo, pero no es cine erótico ni porno. No es una película para masturbarse, más bien te muestra el sexo como una actividad humana más, como comer o...', avanzó a este periódico.

El silencio premeditado alrededor del filme ha hecho reaparecer las acusaciones de misoginia que acompañan al cineastaPues bien, con estas declaraciones y el material que ha permitido Von Trier que se distribuya, solo se puede decir que la película se encuentra en algún punto entre el virtuosismo estilístico y literario de la extensísima obra de Marcel Proust y cualquier producción de cine porno. Además, el silencio premeditado alrededor del filme ha hecho reaparecer las acusaciones de misoginia que acompañan al cineasta desde hace muchos años. Sea como sea su película, si el ‘genio danés' no se ha pasado esta vez, estará de nuevo en el límite, al borde del desatino, como en las anteriores. Habrá que verla para saberlo. Hasta entonces, a su favor, se puede afirmar que una vez más el cineasta ha arriesgado y ha explorado nuevos territorios.

Mientras tanto, solo conocemos el reparto. Encabezado por Charlotte Gainsbourg y la debutante Stacy Martin para el papel principal, y el mencionado Stellan Skarsgärd, se completa con Shia LaBeouf, Jamie Bell, Christian Slater, Uma Thurman, Willem Dafoe y Connie Nielsen. Todo comienza, según notas de la productora, 'una fría noche de invierno, en que Seligman, un viejo y encantador soltero, descubre a Joe tirada en un callejón después de que le hayan dado una paliza. La lleva a su casa y la cuida mientras ella le cuenta durante ocho capítulos la exuberante y multifacética historia de su vida'.

Historia de la que, tras una premier mundial celebrada en Berlín el 4 de diciembre y a la que asistió un pequeño grupo de prensa internacional, se conocen también algunos detalles más. El más destacado es el de que nada de lo que hay en la película es lo que parece. Aparte de ello, Nymphomaniac muestra a la Joe adolescente en plena ebullición sexual en un tren cargado de hombres, para enseñar después los dolores del amor y más tarde, los de la infidelidad, y pasar al momento en que el personaje decide ser feliz con su forma de ser, para empezar a explorar nuevos límites y tal vez o tal vez no, arrepentirse después.

Los que no se arrepienten son los actores de la película, al menos sus dos incondicionales, Skarsgärd y Charlotte Gainsbourg, que llevan meses hablando del trabajo y de su creador. Si el primero repite hasta la saciedad que Von Trier es un buen amigo y que acepta cualquier papel que éste le ofrezca, 'sea más grande o más pequeño', porque sabe 'que será muy interesante', la segunda se ha convertido en su mejor agente de publicidad.

La actriz, que ya rodó sexo explícito con Willen Dafoe en la anterior Anticristo, ha dado mucho que hablar gracias a unas declaraciones que hizo para Vanity fair. En ellas decía que Lars von Trier 'lleva sus obsesiones sexuales demasiado lejos' y que 'se pasa de explícito, tanto en su discurso como en las imágenes'. Palabras que parecen lo que no son. Con ellas, la intérprete no se está quejando, ya que Gainsbourg sabía perfectamente esto antes de comenzar Nymphomaniac, simplemente está haciendo un favor a la película porque, sin duda, son afirmaciones que alimentan el morbo. Como cuando dijo que ella solo se había negado a masturbar a un actor porno ante la cámara y a aparecen en la misma escena que él cuando éste lo hacía.

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