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El 'puto' Charles Bronson español

BEGOÑA PIÑA

Cada noche se le atraganta a usted la cena al enterarse de alguna nueva estafa cometida por cualquiera de los 'chorizos' que nos han estado robando y nos roban a manos llenas. Imagínese que, de pronto, en medio de ese informativo tan indigesto aparece, por ejemplo, la imagen de uno de los 86 mangantes de las tarjetas ‘B'. Está atado a una silla. Un tipo con mono de obrero a su lado le vigila. Le escucha cómo confiesa sus desmanes ante los telespectadores. Un minuto después, el delincuente confeso se come literalmente la famosa tarjeta. Esa noche la cena le cae mucho mejor. Lo que usted hubiera querido hacer lo ha hecho otro en su lugar, pero igualmente funciona. Ese otro es Justino, uno de los dos protagonistas de la ópera prima de Ignacio Estaregui, Justi&Cia, una aventura cinematográfica, laboral y vital, muy terapéutica, que además será el último trabajo que se vea del tristemente desaparecido Álex Angulo. Un estupendo y muy creíble Hovik Keuchkerian le acompaña en esta ficción, con la que se quiere dejar claro que 'la sociedad corre el riesgo de pudrirse'.

Atrapa un millón

Despedido de la productora audiovisual de Zaragoza en la que trabajaba -'la crisis y la mala gestión de la empresa hicieron que nos echaran a todos a la calle'-, Ignacio Estaregui, con 35 años, se preguntó qué iba a hacer con su vida. Y se contestó bien rápido. Capitalizó el paro, cogió un dinero que tenía ahorrado y que había ganado participando en Atrapa un millón, pidió un poco de ayuda a la familia y a los amigos, y escribió un guion. Solo cinco meses después, tras contratar a algunos de sus ex compañeros, comenzó a rodar. 'Pobres, pero honrados', asegura este director, que explica que ha pagado 'el trabajo de todo el mundo y su Seguridad Social. Por el trabajo hay que cobrar. Tenía claro que quería intentar labrarme un futuro, había que hacerlo bien para dejar una buena imagen en Aragón'.

Ahora, tras encontrar distribución, Estaregui está preparando el estreno, el 7 de noviembre, del filme, un proyecto que es también su nueva aventura de vida. Justi&Cia es una historia nacida de la urgencia donde se muestra el arrebato de ira de dos ciudadanos que se sienten engañados. Un minero, Justino, que ha vivido la muerte de su padre y de su hermano bajo tierra y se ha quedado en el paro y un jubilado, Ramón, que no tiene dónde caerse muerto se convierten en los nuevos Quijote y Sancho de la España de la recesión y las estafas. Dos vengadores o, como dice, Justino, 'el puto Charles Bronson español'.

¿Esta historia le surgió cuando le despidieron o venía de antes?

'Una noche pensé: ¿qué pasa si a un tío se le cruza un cable y sale a dar su merecido a todos los mangantes?'Con el despido. Reconozco que fue entonces cuando empecé a tomar verdaderamente conciencia social de lo que estaba pasando alrededor. Una noche me puse a pensar, ¿qué pasa si a un tío se le cruza un cable y sale a dar su merecido a todos los mangantes? La idea era fruto de mi desesperación y de ver cómo estaba el panorama. Y me di cuenta de que quería contar esa historia.

Justino y Ramón hacen lo que muchos quieren hacer... ¿Hay una crítica velada a la pasividad ciudadana?

No, pero es verdad que la mayoría vuelca su rabia en las redes sociales y ya está. Yo quería crear un antihéroe con el que la gente pudiera enfatizar. Justino hace aquello con lo que todos fantaseamos pero no llegamos a hacer. El lema de la película es ese: 'Tú lo has pensado, ellos lo han hecho'. Esta no es una película política, ni se justifica en ella lo que los personajes hacen, la intención es que sea la gente la que juzgue. Pero, vamos, ganas tenemos todos.

¿No es una película política?

'Ésta es una película sobre la mierda que salió con la crisis'Es una película sobre la mierda que salió con la crisis. Y es que con la crisis empezó a salir mucha mierda.

¿Y sobre la dignidad que algunos ciudadanos sienten que están perdiendo?

Sí. Su aventura es en parte una forma de recuperar esa dignidad. Justino fue el único superviviente del accidente en la mina y eso... Y Ramón es un jubilado que siente completamente apartado de la sociedad.

¿Usted ha hecho esta película por algún motivo parecido?

'Justi&Cia es una forma de reflejar que la sociedad corre el riesgo de pudrirse'La película es una especie de grito. A lo mejor yo no soy de ir mucho a manifestaciones ni de otras cosas y éste es mi grito. Justi&Cia es una forma de reflejar que la sociedad corre el riesgo de pudrirse. Me gustaría que la película quedara como legado de que en España pasó algo. La gente está harta, yo no sé qué más puedo hacer. Este es mi grano de arena.

Quijote y Sancho, ¿siempre fueron referencias para la historia?

Sí, porque uno de los subtemas de los que habla la película es el de atreverse a hacer las cosas y el paradigma en eso es el Quijote. Y ahí está también nuestra propia historia, del equipo de la película. En Zaragoza no se hacen pelis, no tenemos representación en la FAPAE (Federación de Asociaciones de Productores Audiovisuales)... Así que nosotros somos tan ‘quijotes' como los personajes. Esta película es un puñetazo en la mesa, pero, al mismo tiempo, es un ejercicio de supervivencia.

¿Por qué eligió a Álex Angulo y a Hovik Keuchkerian?

Para el personaje de Ramón necesita a alguien que diera la imagen de un buen hombre, Álex no tenía que actuar para eso, lo era. Siento un agradecimiento eterno a que haya estado en mi película. Hovik es un huracán, energía pura, un diamante bruto...

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