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Queda inaugurado el cine de 'verano'

Palabra llama, fácil de pronunciar y con un inquietante anagrama —averno— en castellano, 'verano' se convirtió a mediados del siglo pasado en una especie de comodín para titular muchas películas, desde 'Principios de verano', pasando por 'De repente, el último verano', hasta 'Verano 1993'.

30/06/2022 Fotograma del filme 'Verano del 42', de Robert Mulligan.
Fotograma del filme 'Verano del 42', de Robert Mulligan.

El verano, la estación más calurosa del año, ha dado primeros amores, encuentros románticos, tórridas relaciones, thrillers sofocantes, comedias soleadas… y una infinidad de títulos —a menudo redundantes— al cine, aunque en éste nadie se diera cuenta de las enormes posibilidades que la palabra prometía hasta los años 50 del siglo pasado. Tres sílabas, palabra grave, sin tildes, fácil de pronunciar y con un anagrama inquietante —averno— que se convirtió entonces en una especie de comodín para el nombre de las películas.

Y fueron dos de los más grandes cineastas de la historia, por supuesto, lo que abrieron la veda: Yasujirō Ozu e Ingmar Bergman. El primero lo hizo en 1951 con Principios de verano, segunda película de la Trilogía de Noriko, en la que ya estaban con él los inmensos actores Chishû Ryû y Setsuko Hara, y donde todo ocurría alrededor de la familia, protagonista de todo su cine. 

30/06/2022 Escena de 'Locuras de verano', de David Lean.
Escena de 'Locuras de verano', de David Lean.

El cineasta sueco aquel mismo año estrenó Juegos de verano, donde revelaba el verdadero valor del amor, la felicidad y la vida. Dos años más tarde hizo Un verano con Mónica, un amor juvenil que no terminaba del todo feliz, y en 1955, rodó Sonrisas de una noche de verano, una comedia ambientada en 1900 que estrenó en Cannes. Con ellos, el cineasta también sueco Arne Mattsson ganó en 1951 el Oso de Oro en Berlín con Un solo verano de felicidad, también romance, también adolescente, pero teñido de severidad y restricciones.

Desde los años 50, el cine de verano nos ha regalado una infinidad de títulos

Los siguientes 70 años de cine han tenido 'veranos' para todo y para todos, algunos especialmente cálidos, otros más frescos, largos y cortos, nostálgicos, felices, amargos, oscuros y radiantes, cómicos y trágicos… y veranos puntuales que se multiplican eternamente. Hay un Verano del 42, que dirigió Robert Mulligan a principios de los 70, donde tres adolescentes 'jugaban' a enamorarse hasta que lo hacían de verdad de Dorothy, la actriz Jennifer O'Neill, una mujer casada con un marido enrolado en el Ejército. La música de Michel Legrand, una de los puntos fuertes de la película, ganó el Oscar.

En el camino hemos vivido el Verano del 70, de Sean O'Connor; el Verano del 84, un thriller canadiense con asesino en serie; el Verano del 85, una intriga policial y de amor homosexual dirigida por François Ozon; el Verano del 89, de Vladimir Kozlov y el de David A. Lockhart; el Verano del 90, una película india de Dilip Sood; el Verano del 92, una comedia sobre el equipo de fútbol de Dinamarca; el Verano del 2004, de Stefan Krohmer… y ya se están rodando los Verano del 72 y Verano del 81.

30/06/2022 Escena de 'Comedia sexual de una noche de verano', de Woody Allen.
Escena de 'Comedia sexual de una noche de verano', de Woody Allen.

¡Tantos veranos de cine! David Lean, a mediados de los 50, se marcó una película del popular subgénero 'yanqui de vacaciones en Europa', con una magnífica, como siempre, Katharine Hepburn, que era una secretaria de Ohio descubriendo la hermosura de Venecia. Locuras de verano es, lo que los críticos dirían ‘un Lean menor’ y, aun así, grande y con muchísima dignidad.

Angustiosa, dura, turbia y con sexo soterrado era la historia de ‘De repente, el último verano’, dirigida por Joseph L. Mankiewicz en 1959 sobre la obra de Tennessee Williams. De nuevo, Katharine Hepburn, esta vez en un papel radicalmente distinto, acompañada de los jóvenes y bellos Elizabeth Taylor y Montgomery Clift. El dramaturgo de Misisipi fue guionista de la película, nada menos que con Gore Vidal. El productor fue Sam Spiegel (hacedor de unas cuantas obras maestras como ‘La ley del silencio’, ‘El puente sobre el río Kwai’, ‘Lawrence de Arabia’ o ‘La reina de África’). Equipo de lujo.

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