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Springsteen y Fogerty, revival de sí mismos

Mañana salen a la venta 'Magic' y 'Revival', dos álbumes donde los dos rockeros norteamericanos repiten fórmula. 

JESÚS MIGUEL MARCOS

Vuelven dos gigantes del rock americano. Cual padrino y ahijado, John Fogerty y Bruce Springsteen quieren demostrar que en el rock hay vida más allá de los 60 (o rozándolos, en el caso del segundo). La eterna disquisición: ¿funciona un género como el rock, de génesis absolutamente juvenil y rupturista, cuando la vida de sus autores está recorrida por la abundancia y la estabilidad?

Si se despoja al género de sus connotaciones sociales y existenciales, Springsteen y Fogerty publican mañana dos grandes discos de rock. Dos obras brillantes en sus discografías si no llegaran 30 años tarde. Suenan tan a ellos mismos que por momentos parecen fruto de un software secreto almacenado en sus cerebros.
En el caso del jefe, los seguidores de su vena eléctrica estarán de celebración con Magic, apoteósica colección de éxitos instantáneos, plagados de estribillos coreables –hasta tres canciones terminan con un na, na, na...– y  conducidos por la maquinaria de una E Street Band blanda, dulce e intensa. Desde Born in the USA no se veía algo igual.

Postales del pasado
Pero a los que se encogieron de hombros con el irregular y pesado The Rising, los que prefieren el estremeciento íntimo de la caja de resonancia acústica de The Ghost of Tom Joad (1995) o la magistral puntada folkie con la que tejió Devils & Dust (2005), Magic les sonará a repetición.

Es cierto: You’ll Be Coming Down podría ser una cara B de The River (1980), Living in The Future calca el inicio de Tenth Avenue Freeze Out (1975), Your Worst Enemy parece sacada de las sesiones del Born in the USA (1984) y así se podría seguir con los doce cortes del disco.

John Fogerty, maestro del jefe –Springsteen ha versionado puñados de canciones de la Creedence Clearwater Revival en sus giras–, también vuelve por sus fueros. Pero este es más claro: su nuevo disco se titula Revival, la verdad por delante.

Es su regreso a las filas de Fantasy Records, la compañía que editó la incomparable discografía de la Creedence y con la que ha mantenido una batalla legal de tres décadas. La reconciliación ha alumbrado un nuevo álbum que no hubiera desentonado de ser publicado un año después de The Blue Ridge Rangers (1973).

Rock campestre, country rural y blues de rodeo para finiquitar doce temas grabados en doce días. Auténtico y anacrónico a partes iguales, Fogerty confirma que a ser Fogerty nadie le gana.  

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