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Sudakasa, una residencia de escritura migrante, decolonial y antipatriarcal

Gabriela Wiener, María Fernanda Ampuero y Claudia Apablaza, entre otras escritoras latinoamericanas, ponen en marcha un proyecto literario y artístico en una casa rural de Guadalajara.

Sudakasa, una escuela de escritura migrante y anticolonial en una casa rural de Guadalajara.
Sudakasa, una escuela de escritura migrante y anticolonial en una casa rural de Guadalajara. 

Hazlo tú misma: Sudakasa. "Un espacio de experiencia para la escritura y el arte en comunidad", como reza el lema del proyecto de varias escritoras, gestoras culturales, artistas y editoras latinoamericanas afincadas en España, quienes se han propuesto convertir una vivienda rural de Illana (Guadalajara), a orillas del río Tajo, en un mapa a escala de los pueblos del Sur, de las excolonias españolas. "Una casa de convivencia que reivindique el hecho generador de las personas migrantes y, en particular, de las sudacas", explica a Público la ecuatoriana María Fernanda Ampuero, una de las organizadoras.

El proyecto se presenta este sábado 8 de julio, a las 19 horas, en La Parcería (Madrid), con el lanzamiento además de una campaña de micromecenazgo, pues su iniciativa es ambiciosa: allí, en pleno campo, no solo impartirán cursos y talleres literarios intensivos, sino que habilitarán una residencia para "estancias más largas y de creación pura", apuntan las organizadoras.

En la puesta de largo de Sudakasa de este sábado participarán como invitadas un potente grupo de escritoras latinoamericanas "que no han venido a hablar de su libro" y tres editoriales sudamericanas "contra el extractivismo": La limonera, Peso Pluma y Esto no es Berlín.

A las autoras Ampuero, Wiener y Apablaza, se suman otras escritoras aliadas para arropar la salida de Sudakasa: Lucrecia Masson, Mónica Ojeda, Brenda Navarro, Natalia García-Freire, Daniela Tarazona, María Gómez Lara y Andrea Aldana. Son parte de "la familia" también la escritora Claudia Ulloa, el gestor cultural Jorge Núñez Riquelme y los poetas y editores Jaime Rodríguez Z y Francisco Jurado Chueca, quienes participarán en dos mesas donde se hablará del oficio, pero también de sus derechos, pues pretenden ser "una voz que cuestiona una realidad inamovible", según las organizadoras.

La peruana Gabriela Wiener, en declaraciones a Público, señala que quieren abrir el debate sobre el magro estipendio que reciben las autoras por escribir un libro, el 10% de los derechos de autor, una cifra que consideran desfasada y propia del boom latinoamericano.

"Queremos ser una trinchera crítica y politizar nuestro trabajo, que no consiste solo en elaborar productos de consumo, porque las escritoras, por ese bien intangible y artístico que es el libro, nos llevamos un porcentaje muy bajo, más allá de que las editoriales  y librerías sufran lo suyo por razones sistémicas, más allá de la meritocracia o de que es de sentido común que los y las autoras, como colectivo, deben recibir mejores compensaciones por su trabajo. No somos guionistas de series pero es necesaria una redistribución", argumenta Wiener.

"Nos seguimos preguntando a dónde se va la mayor parte del dinero, si los transportistas, si los distribuidores, si los grandes grupos, porque ninguna parte de la cadena asume ese papel y se señalan unos a otros, habría que reestructurarlo todo", agrega la autora de Huaco Retrato.

Por ello, las artífices de Sudakasa buscan generar una conversación sobre la distribución de los recursos en el mundo cultural y literario. 

El espacio, un pueblo de Guadalajara

Si bien ya hay semilla, árbol y casa, todo está por hacer, aunque los cimientos ya están asentados. "El proyecto intenta dar una dimensión colectiva de las prácticas literarias narrativas en un mundo del libro que promueve un ser emprendedor e individualista que, gracias al talento y al arte, se consagra. Esa es una visión muy patriarcal y liberal de la persona que genera cultura", afirma la chilena Claudia Apablaza. De ahí la creación en comunidad, "siempre en las periferias de la institución literaria y cultural", agrega.

"Durante mucho tiempo, en España hemos echado de menos espacios que generen autoempleo, que sean lugares no blancos, no españoles. Siempre tenemos que hacer colaboraciones e intercambios, o pedir que se nos los cedan por una cantidad inasumible", lamenta Wiener, al expresar que el proyecto abordará "una escritura expandida" en "una casa con gente, con niños y con vida que aspira a ser una escuela inmersiva rural que promueva un intercambio de saberes entre maestras, de una manera horizontal, porque todas podemos enseñar".

Sudakasa, una escuela de escritura migrante y anticolonial en una casa rural de Guadalajara.
Sudakasa, una escuela de escritura migrante y anticolonial en una casa rural de Guadalajara. Sudakasa

Más allá de que los alquileres no permitirían desarrollar este proyecto en Madrid, las organizadoras han sentido la llamada de la Pachamama (madre tierra), pues el concepto va dirigido a cuidar del lugar y evitar el impacto ambiental. "Está todo tan caro que es un desvarío habitar espacios en la capital, excepto que hagas un chanchullo, seas rico o recibas una herencia", dice la escritora peruana.

"Sin embargo, para nosotras es muy simbólico que se nos haya devuelto un pedazo de tierra aquí, en España. Venimos de experiencias casi apocalípticas en las que hemos visto las limitaciones de lo urbano y de lo humano. Aquí estamos lejos de esa hostilidad", apunta. 

En Illana, a una hora de Madrid, se asentarán las autoras para poner el foco "en otros cuerpos, en las disidencias, en las escrituras anticoloniales, en las artistas y escritoras racializadas no blancas del sur", según Wiener. La perspectiva, insiste, es migrante y latinoamericana; el espíritu, rupturista; y el objetivo, "revolucionar las prácticas anacrónicas con las que actualmente se sigue mirando la escritura y la edición".

"Queremos combatir unas estructuras patriarcales y coloniales que hacen del mundo del libro un lugar inhóspito", concluyen las organizadoras, convencidas de que "puedes ser escritora sin sentirte impostora" y de que la solidaridad les permitirá hacerse "fuertes juntas y devolver la seguridad a las más jóvenes, algo que antes no existía porque el sistema editorial trataba de devaluarte". Lo harán en Sudakasa, que nace con vocación popular, alejada de elitismos, un lugar donde compartir la escritura y construirse como escritoras. 

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