Este artículo se publicó hace 2 años.
Oda a las gordas que hacen de gordas
El espectáculo 'Gordas', escrito y dirigido por Carlos Mesa, sigue con su éxito desde el estreno en noviembre en los Teatros Luchana. Mara Jiménez y Teresa López hacen de gordas reivindicando con firmeza el derecho a ser diferentes.
Sofia Chiabolotti
Actualizado a
La mía es la generación de las supermodelos. Mientras todavía en el útero de mi madre daba patadas a su hígado, recordándole que pronto iba a existir y que iba a ser como un puñetazo en el vientre, Claudia Schiffer, Cindy Crawford, Linda Evangelista, Naomi Campbell y Carla Bruni eran las protagonistas de pasarelas y revistas de moda. Habían nacidos unas estrellas: altas, muslos delgados y culos firmes, unos senos que cabían en copas de champán –porque ese era el metro de medida– y una sonrisa resplandeciente que resaltaba el ángulo perfecto de pómulos y nariz.
A largo plazo, ese fenómeno ha contribuido a dar verosimilitud a un cuerpo que en la realidad no existe, dejando que hordas de adolescentes creyeran que si no podían vivir solo de hojas de ensalada, pues entonces mejor se fueran a regurgitar el alma en el inodoro. Por cierto, un paradigma al que yo también fui fiel como buena hija de los 90. El espectáculo de Carlos Mesa vuelve a centrar el debate en el tema de la diversidad física y la ruptura de ciertos cánones de belleza.
Las actrices Mara Jiménez y Teresa López, además de ser referentes en España como ejemplo de bodypositive, llevan a las tablas de los Teatros Luchana las pequeñas y cotidianas historias de dos jóvenes gordas que intentan abrirse camino en un mundo donde la visibilidad y la apariencia lo son todo. Y entre asquerosos tés verdes con jengibre, chupitos de vodka barato, fallos comestibles y tetas al aire, la risa llenará de indignación las conciencias del público.
Sexo, drogas y 'rock and roll'
Pero a pesar de la perfecta sincronía de las dos actrices –el espectáculo goza ya de un largo rodaje–, eché de menos la escritura corrosiva de la dramaturga y escritora Nerea Pérez de las Heras en su espectáculo Cómo hemos llegado hasta aquí. Hubiera querido una ironía más sutil, un mensaje todavía más potente y un empoderamiento femenino que mirase más lejos del aquí y ahora del goce juvenil.
La serie americana Euphoria obtuvo un éxito inesperado entre los adolescentes porque muchos de ellos se identificaron con los protagonistas y sintieron que por fin sus historias iban a ser contadas. Aunque lo que la serie no cuenta es que la adolescencia es una fase, problemática y decisiva sin duda, pero al fin al cabo un pasaje hacia la adultez. ¿Qué pasa entre una crisis por sobredosis y un polvo en el baño con el ex de tu mejor amiga? ¿Qué es lo que queremos en verdad de la vida? Imposible saberlo: la inhibición sensorial de alcohol y drogas lo aniquila todo.
Sin embargo, desde su estreno el pasado mes de noviembre, la obra de Carlos Mesa no deja de ser un éxito y seguirá siéndolo porque el mensaje es muy claro: "Tenemos derecho a ser diferentes y a ser felices con nuestras diferencias, que no todo vale para encajar en la sociedad", afirma Mara Jiménez. Muy pocas veces he visto a teatro un público tan excitado y empático, tan conmovido y agradecido.
Quizás hubiese sido más útil y educativo ver esta obra en mi adolescencia, en lugar de las clases de educación sexual en el colegio, impartidas por una amargada enfermera de la Cruz Roja que nos recordaba insistentemente que tanto, hiciésemos lo que hiciésemos, nos íbamos a morir por alguna infección sexualmente trasmisible.
Todos los viernes y sábados en Teatros Luchana (Madrid).
Funciones extra en Semana Santa: 13, 15 y 16 de abril
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