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"Tenía más dedos que los otros guitarristas"

Dos músicos y un experto analizan la obra de Reinhardt

JESÚS MIGUEL MARCOS

La gente comenzaba a impacientarse en el interior de aquel club de París. Pasaban varios minutos de la hora programada, pero Django Reinhardt no aparecía sobre el escenario. Cuando finalmente su silueta se intuyó en el ensombrecido ambiente, estalló una ovación. Tras la actuación, ninguno de los asistentes titubeó al elogiar el talento inigualable de Django Reinhardt, pese a que en realidad... no habían visto a Django Reinhardt, sino a su hermano.

'Prefería una buena juerga a cumplir un contrato. Aquella noche se encontró con unos amigos que iban a una timba de póker y se largó con ellos. El que tocó fue su hermano, que tuvo que sustituirle en secreto en numerosas ocasiones', explica el comentarista de jazz Juan Claudio Cifuentes. Eso sí, al día siguiente, tras presentar disculpas a su manager, Django pedía más pasta.

'Reinhardt prefería una buena juerga a cumplir un contrato'

Hacía lo que le daba la gana y no aceptaba las reglas del juego de la sociedad. Esa singularidad fue la que le convirtió durante la década de los treinta en el padre de todos los guitarristas. 'Hizo de la guitarra un instrumento solista, cuando hasta ese momento sólo había sido utilizada de acompañamiento. Fue un pionero que situó la guitarra en otro estadio, en primera línea', explica el guitarrista Javier Colis, que tiene especial predilección por las colaboraciones de Reinhardt con el violinista Stéphane Grappelli.

Reinhardt creció en un campamento gitano a las afueras de París. No sabía leer ni escribir (por supuesto, tampoco sabía leer música), pero desde pequeño tocó la guitarra, siempre de forma autodidacta. Un incendio a los 18 años le postró en la cama casi dos años y, lo que es peor, le inutilizó dos dedos de su mano izquierda. 'Hizo maravillas a pesar de tener una deficiencia física. Yo no puedo tocar lo que él tocaba, porque es muy difícil. Si le he copiado algo, ha sido el bigote', señala Javier Mas, el guitarrista aragonés que acompaña a Leonard Cohen en sus últimas giras.

'A partir de los años cuarenta todos los guitarristas le han escuchado'

Todo contradicción: era un virtuoso que no sabía leer una partitura y que al mismo tiempo tocaba con puro sentimiento. 'Su virtuosismo está intrincado en su estilo, pero en ningún momento se exhibía', explica Javier Colis. Al mismo tiempo, no dudó en echar a su hermano del grupo cuando hizo un solo de guitarra especialmente bueno.

Antes que su técnica estaban su genio instintivo. Tenía una facilidad para improvisar creando piezas de una belleza difícil de igualar. Su lirismo era inimitable. Y otra de las claves de su talento estaba en su tesón. 'Cuando se recuperó del accidente, estuvo un par de años rehaciendo toda la técnica de guitarra para poder tocar sólo con dos dedos. Se inventó una técnica nueva, con la que parecía que tenía más dedos que el resto de guitarristas', cuenta Cifuentes.

Fue de los primeros guitarristas en electrificar su guitarra, dándole otro sonido al instrumento. 'Le puso una pastilla a la guitarra, supongo que sería porque necesitaba más volumen para destacar la guitarra sobre el resto de instrumentos. Fue un vanguardista', dice Javier Mas.

Reinhardt fue el primer europeo que dejó a los músicos americanos con la boca abierta. Está entre los mejores improvisadores de la historia, a la altura de clásicos como Louis Armstrong, Charlie Parker o Lester Young. 'A partir de los años cuarenta, no hay ningún guitarrista que no lo haya escuchado. Es una referencia inimitable', concluye Cifuentes.

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