Este artículo se publicó hace 4 años.
'The Father'. Histeria masculina
Kristina Grozeva y Petar Valachanov convierten el sentimiento de culpa en una divertida y astuta comedia en 'The Father', una "tragicomedia poscomunista" ganadora en los festivales de Karlovy Vari y Trieste.
Madrid-Actualizado a
Nada más terminarse el funeral de la madre del cineasta búlgaro Petar Valchanov, cuando la familia estaba reunida, un vecino apareció con el rostro lívido. La muerta le había llamado por teléfono. Todos le creyeron. Fue la reacción inmediata, la respuesta a sus más íntimos deseos. Lo creyeron porque querían que fuese verdad. El episodio, del que ahora se ríen, dejó al director y a su pareja profesional Kristina Grozeva, completamente "fascinados por lo fácil que una persona totalmente racional puede dejarse llevar por lo sobrenatural".
Años después, la pareja de cineastas se ha marcado con aquel suceso una "tragicomedia poscomunista con elementos de road movie", The Father, divertidísima y, al mismo tiempo, profunda y ácida. Crítica con la capacidad masculina, o lo contrario, para enfrentarse a la pérdida, demoledora al señalar la ausencia de reconocimiento de los errores propios y áspera en su retrato de la incomunicación en el mundo de hoy, la película dibuja además la realidad de un país que hoy se distingue por ser el más pobre de la Unión Europea y en el que los ciudadanos llevan dos meses manifestándose contra la corrupción y la "mafia oligárquica".
La enajenación
"Lo triste y lo gracioso a menudo van de la mano", dicen los directores y guionistas, que consiguen carcajadas con la desgracia de sus dos protagonistas, Vassil y su hijo Pavel, dos hombres corriendo enloquecidos hacia ningún lado, intentando sacudirse la culpa que sienten. Valentina, su esposa y madre, acaba de morir y, antes incluso de que su ataúd descanse en un foso del cementerio, la enajenación se ha apoderado de Vassil.
Atormentado porque ya no puede hablar con su esposa, este hombre, un artista disidente de cierto prestigio, lo apuesta todo a una comunicación desde el Más Allá con su mujer. Y corre a la casa de un curandero y después a un bosque, dispuesto a dormir al lado de los restos de un meteorito donde soñará con la clave para descubrir el aura de su querida Valentina. Cómico por lo absurdo, Vassil es también la imagen de la amargura, de la desdicha, del dolor.
Premio a la Mejor Película en el Pasado Festival de Cine de Karlovy Vari y en el Festival de Trieste, The Father es una gran comedia, hilarante por momentos, brillante en la descripción de un histerismo masculino, producto del remordimiento, y tierna en la intención conciliadora de los antiguos y los nuevos tiempos. Caer en la cuenta de cómo fuimos, de qué comportamientos defendimos; admitir en nuestro interior que fue un error, pero jamás reconocerlo ante los otros provoca dolor, angustia, culpa.
Arrepentimiento y culpa
Valentina ya está muerta. Actriz en alza de la Bulgaria comunista, abandonó su profesión, que era su sueño, cuando Pavel nació. Ahora, Vassil y el hijo se acusan mutuamente de haber frustrado la vida de su esposa y madre. Y en la imagen de Valentina se reflejan millones de mujeres que han sufrido idéntica amputación profesional en los últimos decenios. Y en la pareja de protagonistas se contiene todo el arrepentimiento de infinidad de hombres, buenos hombres en el fondo, que por su egoísmo fueron responsables de ello.
El peso insoportable que llevan a sus espaldas es, por supuesto, el de no haberlo reconocido y no haberlo solucionado a tiempo. Y, de nuevo, Vassil y Pavel pueden abrir la lectura a territorios más amplios. El antiguo bloque comunista, la Europa de hoy o la misma Bulgaria, que hoy bebe de los errores y de los aciertos del pasado.
Bulgaria dividida
La sanidad pública del país, por ejemplo, queda magníficamente retratada en una escena impagable, en la que un médico explica a Pavel el procedimiento para internar a su padre unos días en un psiquiátrico, donde no le cobrarán nada por ser un jubilado, aunque tendrá que pagar la cama y llevar un juego de sábanas limpias. Y, si acaso quiere "ayudar a la sanidad pública" se puede alargar la estancia del paciente. No en la realidad, naturalmente, solo en los papeles.
"Nuestra sociedad se está dividiendo por los extremos, desde el odio más intenso a la devoción dolorosa, y la gente ya no confía en las instituciones (la policía, el sistema sanitario), por lo que prefieren creer en magos de poca monta y curanderos", dijeron los cineastas en una entrevista con Cineuropa durante el Festival de Karlovy Vari.
Comunicación rota
The Father es una mirada contemporánea al sentimiento de culpa acumulado durante generaciones y generaciones por muchas equivocaciones, y que se multiplica día a día por la incomunicación de este mundo globalizado enganchado obsesivamente a los móviles. "Es una película sobre la comunicación rota y cómo el sentimiento de la culpa puede crecer dentro de nosotros", han escrito los cineastas en sus notas de producción.
"Este tema es el que queríamos explotar a todos los niveles: la falta de comunicación entre generaciones, entre padres e hijos, entre cónyuges, entre el presente y el pasado, entre la realidad y el Más Allá, incluso entre nuestras creencias internas por un lado y nuestras emociones en el otro. La incapacidad de comunicarse adecuadamente crea sentimientos de insatisfacción y a menudo la culpa, lo que a su vez pone más carga en la comunicación en sí, creando un vicioso círculo que nuestra intención es romper al final de nuestra historia".
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