Este artículo se publicó hace 2 años.
Tremenda Jauría: "El sector cultural es muy perverso y los festivales precarizan un montón"
La formación atiende a 'Público' tras la publicación de su último disco, titulado 'Todxs igual'.
Jose Carmona
Madrid-Actualizado a
Tremenda Jauría no es solamente una banda, es un colectivo. La agrupación, que entremezcla varios géneros musicales con la reivindicación y el intento de politizar hasta los golpes de batería, atiende a Público para hablar de su disco Todxs igual.
Como el grupo es amplio, a la cita acude una parte de Tremenda, como les gusta llamarse: Julia y Kano son cantante y guitarrista, aunque todos enfrentan el micrófono en algún momento.
Verano de festivales y ahora actuaciones en salas. ¿Hasta qué punto se gana dinero actuando en ellas?
Kano: Son poco rentables porque el aforo es el que es y nosotras no somos mucho de poner una entrada muy cara.
Julia: Mantener una banda es muy caro: desde alquilar la furgoneta, la gasolina, dietas de 12 personas, darnos de alta... Al final te gastas un pastón y la sala no siempre renta económicamente, pero lo vemos como un trabajo previo para poder sostener el grupo durante esta fechas, darle visibilidad al proyecto y luego tener una gira potente en verano.
¿Qué reservas tenéis para no poner las entradas más caras?
Julia: Igual preferimos hacer bolos en festis y luego quitar pasta de ahí y meterla en los bolos de salas poniendo entradas más baratas. Intentamos que no sean más de 15 pavos. Creo que no ha habido ningún concierto nuestro solas de más de 15 euros. Sabemos lo que cuesta ganarse un sueldo a fin de mes hoy en día. Molaría mucho una política pública asociada a eso y apoyo de las instituciones, pero está todo privatizado.
¿Os ha costado sobrevivir como banda a la pandemia y a la brutal demanda que ha habido estos meses?
Julia: Diría que sí. La estructura vital que teníamos cada una se fue un poco al carajo y la estructura como banda también se vio un poco afectada.
Kano: Antes de la pandemia todas teníamos un sueldo mensual a partes iguales para las siete y las técnicas cobraban por bolo. A fin de año cobrábamos más o menos todas igual.
Julia: Yo vengo del mundo cooperativo, también he trabajado muchos años en una cooperativa del sector social y el mundo de la música es uno de los sectores donde más pasta se mueve y peor se reparte. Hay un misterio sobre cuánto gana cada quién y es tan opaco que me da mucha pena. La gente se sorprendería de ver cuánto cobra una banda. El sector cultural es muy perverso y los festivales precarizan un montón. Y eso hace que sea un sector superdesrregularizado. ¿Por qué el que canta cobra mucho más que el técnico de los monitores? También depende de cuánto quieras cobrar, nosotras antes de la pandemia cobrábamos 1.200 euros cada una y vivíamos muy cómodas. No entro a valorar el salario de la gente que vive de la cultura, pero estaría genial que se pudiera hablar con mucha más claridad.
Vuestro último disco toca todos los palos y géneros. Probar y mezclar es una nueva tendencia dentro de la música.
Kano. Tenemos gustos muy distintos y a la hora de mezclarlo en un proyecto tienes que hacerlo con coherencia. En otras bandas cuando nos pasaba eso parecíamos una orquesta de pueblo, es complicado dotar de personalidad musical a una banda y que tenga sentido. Hemos experimentado de forma honesta, porque nuestros primeros grupos eran de punk y hardcore.
Julia: Nos hemos atrevido un poco más. Este disco ha sido exponerse un poco más. Hacer punk o hablar de cosas menos explícitas políticamente. No sé si es quitarnos prejuicios pero es ir a un "a ver qué pasa".
¿Por qué pasa eso ahora? Hay bandas y grupos que pasan de un género a otro que hace años hubieran sido muy criticadas por eso.
Kano: Es la confluencia con la era digital. Desde el primer router hasta el móvil de ahora, ha sido un cambio tan gigante que ahora vemos sus consecuencias. Que un chaval en su casa se produzca un disco y copiar a los mejores, que es como se aprende... eso ha sido un pisotón al acelerador. Tego Calderón se pasa al rap, Mala Rodríguez hace reggaeton, Rosalía tiene su parte de 'culpa' al modernizar tanto... Todo esto ha fagocitado la música y todos hacemos de todo. Ya no sabes qué ropa ponerte para ir a la discoteca [Risas]. Lo que te da el mercado, el mercado te lo quita, es un monstruo que hay que alimentar continuamente.
¿Os veis capaces de sacar canciones cada pocos meses como hacen ahora muchos artistas? ¿Os veis capaces de ser productivos constamentente?
Ambos: Ni de coña.
Kano: Ni podemos ni queremos. No nos saldría, le quitaría toda la magia. Pero también es algo admirable tener ese nivel de producción.
El disco tiene un aire triste, de derrota y melancolía.
Julia: Es que la vida es jodida y está jodida. Te haces mayor, te pasan más cosas, te das cuenta de que el mundo sigue siendo una mierda. Te vuelves más vinagres y te enfada todo más políticamente.
Kano: Nos hacemos viejos y cada vez tenemos menos tiempo para cambiar las cosas. En el fondo, el disco es vitalista, pero el leitmotiv es el nombre del álbum, "todas igual", porque pase lo que pase y aunque no todos tengamos el mismo punto de partida, estamos en las mismas. Es una mirada hacia lo colectivo y tenemos que estar todas juntas. Creo que más positivo que ese mensaje no va a haber. Pero si hay trozos de canciones duras es porque ha habido momentos duros.
Julia: El disco también es un intento de politizar lo que te pasa. No es que estés triste o agobiado, es que la vivienda es carísima, ni Dios tiene curro decente, el médico te atiende cada dos semanas... Lo que nos pasa emocionalmente es profundamente político. Es un disco que habla de los malestares. La política es la otra gran parte de mi vida y ahora estoy muy grinch [Risas]. Me paso mucho tiempo en asambleas y creo mucho en la política, me dejo mucho tiempo, pero a la vez veo que aunque estemos aquí dejándonos la piel todas las semanas, todo va fatal. Pero este es el momento que nos ha tocado vivir y no me sale el rollo trapero de todo da igual. No sé si hay futuro, pero lo voy a pelear.
¿No abandonar cierto discurso político cierra puertas?
Julia: Para mí sí, no tengo ninguna duda. A veces al mainstream le mola que seas de izquierdas y progre, pero sí es difícil dar pasos coherentes. Para muchos festivales dejas tus principios de lado y tocas frente a 50.000 personas, pero si fueras fiel a tus principios quizás no lo harías.
Kano: Se te cierran puertas pero se abren ventanas. Negar el éxito al grupo por la política... Tal vez Rage Against The Machine sea el grupo más pepino del mundo.
¿Y os enfrentáis a ese tipo de contradicciones?
Julia: Hemos tocado en espacios donde hay denuncias todos los años de trabajadores. Hemos dicho que no a muchos sitios, cosas que tienen que ver con partidos politicos, lugares con dinámicas no muy buenas... No visibilizamos mucho eso, pero sí nos pasa. No contamos tanto porque sentimos que eso es así, lo haces no por contarlo, sino porque no hay que hacerlo. Molaría contarlo más, pero tampoco queremos dar ejemplo.
Y ante esos dilemas, ¿ganáis o perdéis?
Kano: Empatamos [Risas]. No sé que es ganar o perder. Es que para el camino que te gustaría recorrer... necesitas mucha pasta para ese puto camino. Si fuéramos los más puros no podríamos tocar en ningún sitio. Las reglas de la industria son unas y las tuyas son otras, pero si te enfrentas como mucho le darás una patada en la espinilla, no te la vas a cargar.
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