Este artículo se publicó hace 12 años.
El club de la lucha
Las artes marciales mixtas se han convertido en el deporte de combate más lucrativo de Estados Unidos
Isabel Piquer
Sus combates se conocían como "vale todo". En los años 90, el senador por Arizona y ex candidato presidencial John McCain las llamó "peleas de gallo humanas". Siguen prohibidas en algunos estados, como Nueva York, pero las artes marciales mixtas, (más conocidas por sus siglas en inglés, MMA) ya no son lo que eran. Bajo el tutelaje de la UFC (Ultimate Fighting Championship) la liga más importante del sector, se han convertido en el deporte de combate más lucrativo de Estados Unidos. Y ahora quieren conquistar España.
En las artes marciales mixtas los luchadores pueden mezclar golpes tradicionales de boxeo con técnicas de lucha en pie y suelo del jiu-jitsu, Judo, Tae Kwon Do y Karate entre otras, dentro de un ring octogonal vallado. Las peleas son violentas, aunque quizás no tanto como el entusiasmo insensato que desata en sus admiradores.
Gran parte del éxito de las MMA se debe a la UFC y a la labor de dos hombres: Lorenzo Fertitta, ex gestor y en parte dueño de los casinos Station que heredó de su padre; y Dana White, un promotor de combates. Amigos de infancia, crecieron en ese invento tan peculiar que es Las Vegas y siempre fueron fans de lucha. Compraron la UFC en 2001 cuando era una liga marginal, la pulieron, la sanearon, establecieron códigos de conducta y dedicaron su energía y bastante millones en promover los combates.
"Mis abogados me dijeron que estaba loco, que no estaba comprando nada. Pagué dos millones de dólares y me decían ¿en qué te estas metiendo?", contaba Fertitta a la revista Fighter's Only, "no podían entender que estaba adquiriendo algo muy valioso: las siglas UFC, una marca que todo el mundo conocía".
La crisis del boxeo tradicionalOnce años más tarde, en la pequeña habitación del palacio de deportes del Mandalay Bay, uno de los hoteles más grandes de Las Vegas, donde Fertitta y White miran los combates de la UFC, los dos amigos no pueden ocultar su satisfacción al hablar con Público.
"Al principio fue muy duro", cuenta Fertitta que tiene planes de expansión en Europa, Latinoamérica (especialmente Brasil) y sobre todo Asia. El éxito de las artes marciales mixtas coincide con el crepúsculo del boxeo tradicional. El escándalo que generó Mike Tyson en 1997 cuando mordió a Evander Holyfield, y del que Fertitta fue testigo directo como miembro de la Comisión Atlética de Las Vegas, acabó por hundir un deporte ya carcomido por la corrupción. "No había forma de salvar aquello, además, el boxeo tenía liga propia", dice Fertitta.
La compañía que gestiona la UFC tiene ingresos confesados de unos 500 millones de dólares al año
Zuffa, la compañía que gestiona la UFC, tiene ingresos confesados, por el propio Fertitta, de unos 500 millones de dólares al año, en parte gracias a lucrativos contratos de pay-per-view. Pero genera mucho más para las ciudades que acogen las peleas; muchas de ellas, como ha sido el caso de Rio o Toronto, pagan a la organización para albergar eventos. En esta última década la UFC ha conseguido imponerse como la primera liga a base de comprar a sus rivales: World Extreme Cage Fighting en 2006, Pride en 2007 y más recientemente StrikeForce en 2011. La UFC también quiere terminar de conquistar Estados Unidos. En noviembre del año pasado demandó al estado de Nueva York por seguir prohibiendo sus peleas.
El resultado de estas tácticas agresivas de promoción ha sido espectacular: estrellas como George St-Pierre o el controvertido Nick Diaz tienes miles de fans. El propio Dana White tiene casi dos millones de seguidores en Twitter.
Para conquistar España, la UFC cuenta con Fabricio Werdum, un luchador hispano brasileño de 34 años con el que entusiasmar a los fans ibéricos. Fabricio tenía 19 años cuando empezó a aprender jiu-jitsu en Puerto Alegre para impresionar a su novia de entonces. "El deporte me salvó, no sabía muy bien qué hacer con mi vida, era un poco gamberro, me pasaba el tiempo en la playa con los amigos".
Al año se mudó a España a vivir con su madre. De su vida en Madrid, Fabricio recuerda dar clases de judo a chavales, en un gimnasio cerca de Plaza Castilla, "tan pequeño y en un lugar tan escondido que tenía que buscar a los alumnos a la salida del metro". En 2002, Werdum pasó del jiu-jitsu a las MMA y saltó a la fama en 2010, al ganar al ruso Alexander Emelianenko, en un combate épico. Desde entonces se ha mantenido en la cima, con altibajos. "Me encanta competir", dice Werdum, "sobre todo porque ganar es fácil, en la derrota, nadie de acuerda de ti".
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