Este artículo se publicó hace 16 años.
La disculpa, aún peor
La UEFA distorsiona una norma para justificar el error en el 1-0 de Holanda. Panucci salió despedido del campo retorciéndose y no se marchó para forzar el fuera de juego
José Miguélez
Lo que el lunes parecía una simple equivocación, ayer se volvió un cachondeo. Intrascendente, porque no es la justicia del resultado afectado lo que se discute (Holanda, 3; Italia, 0), pero escandaloso. Ante el clamor de las quejas, los altos mandos arbitrales de la UEFA saltaron al cuello de los ignorantes y pregonaron que el primer gol holandés, el concedido a Van Nistelrooy, es completamente legal.
La jugada ocurrió así: Van der Vaart cuelga sobre el área un libre indirecto desde la derecha. Al vuelo van Buffon, Engelaar y Panucci, que chocan. Del encuentro, el defensa italiano sale despedido del campo y el balón se va hacia el otro lado del área.
Acto involuntarioLo de Panucci no es un acto voluntario. Se queda doliéndose en el césped, al otro lado de la línea de fondo. La jugada sigue. Mathijsen saca el cuero hacia Sneijder, que la cruza rasa y fuerte y Van Nistelrooy, solo ante el portero, marca. Fuera de juego al primer vistazo. Pero no, el árbitro concede gol.
“La decisión del colegiado es correcta al cien por cien, sin ninguna duda”, dijo enseguida el presidente de la Comisión de Arbitraje de la Eurocopa, Gerhard Kapl. “Quiero hacer énfasis en que el gol fue correcto”, añadió ayer el secretario general de la UEFA, David Taylor. Ambos sostienen su defensa a Fröjdfeldt en una norma del código de arbitraje (11.4.1.) que interpretan de manera curiosa y distorsionada.
La regla dice: “Si un defensor traspasa su propia línea de gol para dejar al oponente en fuera de juego, el árbitro debe dejar continuar el juego y dejar al defensor fuera del campo hasta la siguiente vez que el balón salga”. Pero Panucci no sale del campo para dejar a nadie en fuera de juego. Sale a la fuerza, empujado y con daño. Un escándalo.
Pero si efectivamente se pudiera interpretar que Panucci, mientras se retorcía de dolor en el suelo, invalidaba el fuera de juego, la legalidad daría paso a la antideportividad. Van Nistelrooy, en vez de sacar ventaja, debería haber mandado fuera el balón. El holandés es inocente: “Me quedé mirando al árbitro, no sabía si estaba en fuera de juego o no. En el descanso, me enteré de que Panucci estaba fuera del campo. No conocía la regla así”.
Fröjdfeldt tampoco vio a Panucci. Porque si no, debería haber cortado el juego. Salvo que acuse a Panucci de actor, de fingir y forzar su salida. No cuela. El sueco se equivocó. Y ahora hace trampa: la norma no le da la razón en la literalidad y menos en el espíritu. Es más, la coartada es desmontada por la propia norma, que continúa: “cuando el balón salga, el árbitro amonestará al defensor”. ¿Por qué Panucci no vio entonces la amarilla?.
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