Este artículo se publicó hace 3 años.
Todos en pie para despedir a la gimnasta Chusovitina, 46 años y madre luchadora
La uzbeca, de 46 años, es toda una veterana en un deporte tan exigente que la mayoría de las gimnastas tienen menos de 25 años. Son sus octavos Juegos y suma otro récord: es la única gimnasta que ha competido cuatro banderas.
Jueces, rivales, entrenadores, voluntarios y periodistas, el único público presente en el gimnasio Ariake de Tokio, despidió puesto en pie y con aplausos a la uzbeka Oksana Chusovitina, que compitió en sus octavos Juegos Olímpicos a sus 46 años, informa Efe.
La gimnasta arrancó su carrera olímpica en Barcelona'92 como miembro del Equipo Unificado, en donde participó solo en su gran especialidad, el salto.
Ahora, en Tokio, la nota de sus dos intentos (14,166) no le da para entrar en la final, aunque sonrió y levantó los brazos para decir adiós a las gradas y dibujó un corazón con las manos. Las jueces se levantaron de sus asientos para ovacionarla y se les unió de inmediato todo el pabellón. Visiblemente emocionada, volvió para saludar una vez más. Muchas de las gimnastas rodearon a Chusovitina para fotografiarse con ella y dedicarle palabras de cariño, como un referente en la historia del deporte.
Chusovotina cumplió 46 años el pasado 19 de junio y además de ser la gimnasta olímpica de más edad tiene en su poder otro récord: el de haber competido bajo cuatro banderas.
Nacida en 1975 en Bujará, compitió para la Unión Soviética hasta su desaparición. En los Juegos de Barcelona participó con el Equipo Unificado y ganó la medalla de oro por equipos. Como uzbeka compitió en Atlanta 1996, Sídney 2000 y Atenas 2004, como alemana en Pekín 2008 y Londres 2012 y lo hizo en Río 2016 de nuevo como uzbeka.
Una madre coraje
Además de la descomposición de la Unión Soviética, razones familiares propiciaron tanto cambio de nacionalidad. En 1999 fue madre de un hijo, Alisher, a quien en 2002 se le diagnosticó leucemia. Chusovotina y su marido, el luchador Bajodir Kurbanov (olímpico en 1996 y 2000), se instalaron en Colonia (Alemania) para que el niño recibiera tratamiento. La madre, que había abandonado la gimnasia tras dar a luz, se nacionalizó alemana y volvió a la competición para ganar el dinero que necesitaba para sufragar los gastos médicos.
"Demuestra que puedes ser alta, baja, joven, mayor y ser una buena gimnasta"
Antes de los Juegos de Londres anunció que serían los últimos. Después se arrepintió y quiso volver a representar a su país de origen antes de despedirse. La Federación Internacional de Gimnasia (FIG) le concedió en 2013 un nuevo cambio de nacionalidad para que compitiera en Río.
No se conformó con participar: se clasificó para la final de salto, en la que se codeó con gimnastas veinte años menores, entre ellas la estadounidense Simone Biles. Esa vez no tuvo dudas y ya adelantó que seguiría hasta Tokio 2020.
La gimnasta española Marina González, con la que compartió subdivisión esta jornada en Tokio, destacó el poder de Chusovitina de "romper estereotipos”: "Demuestra que puedes ser alta, baja, joven, mayor y ser una buena gimnasta".
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