Este artículo se publicó hace 16 años.
Lassad, el último chico de la calle
Este joven tunecino es el nuevo ídolo en Riazor. Su biografía es idéntica a la de Zidane

Cojan el guión de cualquier película de las de chico de familia humilde de inmigrantes que pierde a su padre siendo niño y sueña jugando en las calles del barrio, con bancos y piedras como porterías, con ser futbolista profesional y al final lo consigue. Es la historia de Lassad Nouioui (Marsella, 8-03-1985). Su corta biografía es un calco de la de Zidane, al que venera como el "gran maestro", la de Ribery o la de multitud de buenos futbolistas nacidos en las calles marsellesas.
Su familia, de origen tunecino, recaló en Marsella, donde, asegura, "la primera palabra para todos los chicos es fútbol". En esas calles, Lassad compartía balón y partidos con Nasri, hoy jugador del Arsenal. Empezó en el equipo del barrio Felix Eyat y luego en el St. Gabriel juvenil. De ahí pasó al filial del Ajaccio y al del Chateroux, en los que hizo 87 goles.
La gran decisión, la que cambió su vida, llegó a finales de 2007. Lassad tenía problemas económicos y no veía futuro en el fútbol. Su agente se enteró de que el filial del Deportivo buscaba un delantero. Llamó y ofreció a su chico. El Depor le propuso incorporarse a prueba durante dos semanas y Lassad, junto a unos cuantos compatriotas, se plantó en El Mundo del fútbol, la nueva fábrica deportivista que comienza a dar frutos, para someterse a un casting futbolístico.
En dos meses ha pasado de jugar en Segunda B a ser internacional con TúnezCuajó de inmediato, aunque el tercer día se lesionó. Convenció a los técnicos, que pronto le compararon con Makaay por su estatura, velocidad, forma de correr y de rematar. Lassad dejaba atrás Marsella para vivir en la residencia del colegio Liceo en una ciudad que sólo conocía por la Champions, y fichar por un equipo del que "sólo sabía quién era Valerón, Makaay, Tristán y Naybet". En el filial marcó ocho goles en 17 partidos y, ya en pretemporada, Lotina se planteó llevárselo con los mayores. Pero fichados Mista y Omar Bravo, no había sitio para la cantera.
Hoy, Lassad es el nuevo ídolo del deportivismo, una afición de paladar fino para los delanteros después de disfrutar de Bebeto, Turu, Pauleta, Makaay o Tristán. Ha pasado por encima de jugadores como Mista, al que Riazor no traga, Omar Bravo, de vuelta a México, Bodipo y Riki. Los foros y las peñas blanquiazules no admiten debate ni otro delantero en el equipo titular que no sea él, como si del cascarón hubiese nacido el mismísimo Fran; y la prensa local le empuja y le cuida, pese a que ha tardado nueve partidos en marcar su primer gol.
Lendoiro, astuto y casi siempre con buen ojo, le puso delante un contrato profesional dos días después de su debut con el primer equipo ante el Villarreal y 24 horas antes de su estreno en Riazor ante Osasuna. El delantero firmó con los ojos cerrados hasta el año 2012. Ahora ya no vive en el colegio y comparte piso con otro marsellés, Diagne, que juega en el segundo equipo.
El protegido de ValerónAún no controla bien el idioma, pero sí lo suficiente para contrastar que "es más fácil jugar en Primera que en Segunda B". El salto ha sido triple: en dos meses ha pasado de batallar y "recibir palos" en Segunda B a ser internacional. Su aparición en la Liga alertó a los seleccionadores. Túnez y Francia podían convocarlo, pero él ya había elegido hace tiempo: Túnez. Por su familia. Hace 15 días estuvo en su primera concentración con la selección africana para disputar un partido contra Kenia, aunque Humberto Coelho no le hizo debutar.
Lassad cuenta con la bendición del vestuario. Recuerda que Valerón fue el primero que se acercó a hablarle y tranquilizarle. El canario le aconseja, le lleva de la mano y le augura éxitos: "Es como si estuviese en Primera desde siempre. Me sorprende su atrevimiento".
Lotina está encantado con las prestaciones del delantero, que es hábil en la conducción, sabe jugar de espaldas y desmarcarse. "Es un futbolista que hace jugar mucho más al equipo, no es un goleador pero da mucho juego", dice el técnico. Tito Ramallo, el entrenador del filial, le define como un jugador de mucha calidad "tanto técnica como táctica", que siempre "busca la portería y el gol". Sin ídolos, pero con las referencias de Van Nistelrooy, Berbatov o Kanoute, Lassad, a los 23 años, ha conseguido el sueño de miles de chicos de barrio.
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