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¿El ocaso de Federer?

El suizo sólo ha ganado un torneo menor en todo el año, tras el último batacazo en Wimbledon. Aunque ya ha remontado otros bajones en su carrera, a sus 32 años caerá al número cinco del mundo, su peor clasifica

EDUARDO ORTEGA

Si hay un torneo que le defina, fetiche para él, elegante como pocos, ese es seguramente Wimbledon. Es el rey de All England Club. Y precisamente por ello, la eliminación en segunda ronda de su Grand Slam ante un ucraniano desconocido es todo un mal síntoma para Federer. El suizo no quedaba apeado antes de la segunda semana de competición de Londres desde 2002, cuando comenzó a ser conocido en el circuito.

Pero no es sólo Wimbledon. El de Basilea únicamente ha ganado un torneo en lo que llevamos de año, Halle, de menor relevancia y preparatorio para Londres. Y caerá al número cinco del mundo el próximo 8 de julio, su peor clasificación desde junio de 2003. El espectacular batacazo de Wimbledon pone fin además a una impresionante racha que duraba desde el Roland Garros de 2004: siempre había llegado como mínimo a cuartos de final en los últimos 36 Grand Slam que había disputado.

A sus 31 años -cumplirá 32 este agosto-, la causa de estas malas actuaciones podría fácilmente ser un bajón físico, algo que rechaza Ángel Cotorro, médico de la Federación Española de Tenis. 'No creo que sea sólo un problema físico, está físicamente bien, creo que sigue teniendo la misma ilusión, está con el nivel. Wimbledon es difícil y los primeros partidos son muy duros'.

Cotorro es de quienes opinan que el suizo se recompondrá, como lo ha hecho otras veces. Recuerda que lo de ahora ya le ha pasado otras veces y ha vuelto a jugar bien. De hecho, desde que explotó en 2003, Federer ha sufrido otros dos bajones importantes en su carrera y siempre ha conseguido recomponerse en mayor o menor medida. El primero en 2008, cuando tras varios problemas físicos cayó en Australia, Roland Garros y Wimbledon, así como en la final individual de los Juegos de Pekín. Ganó después el Open de Estados Unidos, pero acabaría cediendo el número uno mundial a Nadal.

Al año siguiente logró remontar la caída. Pese a volver a perder en Australia y también en Estados Unidos, consiguió por fin la ansiada victoria en Roland Garros y también volvió a la senda del triunfo en Wimbledon, para recuperar el número uno. Pero los altibajos en su carrera volverían para no irse ya. Ganó en 2010 en Australia, pero perdería los otros tres Grand Slam y cayó al tercer lugar mundial por primera vez desde noviembre de 2003.

Y 2011 no sería mejor. No ganó ningún Grand Slam por primera vez desde su ascensión en el tenis y descendió al número cuatro de la ATP tras ocho años en el Top 3, aunque recuperaría la posición al final de año. El año pasado logró de nuevo recuperarse levemente con su séptimo Wimbledon, pero volvería a caer en Australia, París y EEUU, así como en la final de los Juegos ante Murray, de donde se fue visiblemente decepcionado y cabizbajo.

Sus aciagas actuaciones esta temporada, en la que sólo destacan unas semifinales de Australia y la final de Roma que perdió con Nadal, no le impiden no obstante al de Basilea ser optimista. 'Tengo más opciones ahora de las que tenía hace un año cuando estaba por ahí corriendo intentando perseguir cada bola en todos los torneos posibles para volver al número uno', afirma.

'Tengo más opciones ahora de las que tenía hace un año cuando estaba por ahí corriendo intentando perseguir cada bola en todos los torneos posibles para volver al número uno'

'Ha ganado sólo Halle sí, pero luego puede encadenar varias victorias y hacer algo grande. Él se plantea muy bien sus objetivos y suele llegar bien a sus grandes citas', se suma Ángel Cotorro a la euforia del suizo. 'Estoy sano, que es bueno también, y creo que no he estado jugando tan mal', se defiende el de Basilea, considerado por muchos como el mejor tenista de la historia. 

Pese al optimismo, es difícil no caer en la pregunta de si asistimos al ocaso del suizo, tras 10 años al máximo nivel, en el que ha roto todo tipo de récords. 'Estoy seguro de que va acabar el año al máximo nivel', opina Cotorro. 'Aunque quizás no lo pueda defender', matiza. '¡Pero es pronto para enterrarle! Hay gente que le entierra y luego él vuelve a ser el de antes', avisa. 'Aún quiero jugar muchos años más', advierte Federer, que tendrá que luchar por enésima vez por volver a recomponerse. 'No hay que sentir pánico; sólo hay que volver al trabajo y regresar con más fuerza', zanja con su habitual seguridad y sencillez.

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