La penúltima resurrección

"Después de 15 años parece que ha tenido que dar un taconazo para que se le reconozca el futbolista que es", comentaba ayer un directivo del Madrid, que se define "Gutista de toda la vida". Tras la bronca de Alcorcón y durante los convulsos días posteriores se vio más cerca que nunca el fin de Guti como jugador blanco. Estaba muy afectado. No se veía ni en el equipo ni en el día a día de la entidad. "Cuando un jugador está en dificultades lo que tiene que hacer un club es ayudarle, no dejarle tirado. Valdano ha sido el que se ha encargado de recuperarle, de darle el apoyo que necesitaba. Todos sabemos cuál es el carácter de Guti y ha sabido llevarlo bien porque para nosotros es un futbolista fundamental. Es un poeta", afirman desde Concha Espina.

Valdano siempre ha sentido una debilidad especial por la pierna izquierda de Guti. Cuando en 1994 se hizo cargo de la dirección técnica junto a Ángel Cappa lo incluyeron en una especie de grupo de élite de canteranos con Víctor, Álvaro, Sandro y Rivera, que se entrenaba por las tardes a sus órdenes. 15 años después, Valdano le ha dado confianza y ha sido estricto con Guti por igual, fiando su recuperación a la propia madurez que se le supone a un futbolista de 33 años.

"Cuando un jugador tiene dificultades hay que ayudarle", dice un directivo

"El esfuerzo más grande lo debe hacer Guti. De su calidad yo no tengo ni la más mínima duda. Ahora hace falta que tenga el compromiso que le corresponde a alguien que lleva 14 años en el Madrid y tiene grado de capitán", reflexionaba Jorge Valdano sobre el rol del futbolista en el mes de agosto.

"Guti será lo que el quiera ser, de él depende", afirmó recientemente el director general blanco. En la misma línea que Valdano le ha manejado Pellegrini, que nunca renegó de su calidad y lo contempló siempre como un futbolista importante. "Guti será convocado cuando el quiera serlo", dijo Pellegrini cuando el futbolista apuntaba a causa perdida en noviembre. "Todos sabemos que es un jugador diferente. En la jugada del segundo gol resolvió con sutileza y elegancia", le ensalzó el técnico chileno en Riazor.

Después de ese taconazo burlesco ante Aranzubía, Guti era el sábado por la noche un futbolista pleno. Tanto como el juego de su equipo. Para bien o para mal existe el efecto Guti. Cuando es para lo primero, el Madrid tiene más fútbol y más tiempos de juego. Más pausa y más toque. "No me voy a meter en las cuestiones tácticas, pero es evidente que la aportación que Guti nos da en el juego es incuestionable", analizan en los despachos. Con Guti, el equipo, no juega acelerado por definición ni se rinde sí o sí a la verticalidad de Kaká, Cristiano y Benzema. Contra el Málaga, primer partido con Guti desde el inicio desde el Alcorconazo, el Madrid tuvo 31 minutos de posesión real con el balón, cuatro más de su media habitual. También frente al Málaga incrementó su número de pases habituales, 659 frente a los 555 que tiene como promedio.

"Valdano ha sido el encargado de recuperarle", comenta el club

El sábado en Riazor, otra vez con Guti, esa tendencia a pelotear, a tener un pase de más cuando la presión o la cerrada defensa del contrario lo demandan, también se confirmó. La posesión real fue de 30 minutos y los pases se fueron hasta los 610. La actuación individual de Guti ante el Deportivo fue algo más que ese taconazo para enmarcar. Ejecutó 77 pases buenos, dio 21 mal, recuperó siete balones, disparó tres veces a puerta y provocó cinco faltas.

"En el mundo no hay un futbolista como él. No tiene sustituto como jugador de último pase. Sólo hay que ver la explicación que dio para el taconazo: hice lo fácil . Cuando Zidane, Figo o Ronaldo le han tachado como el mejor jugador de la plantilla es por algo".